Pedro Strecht, presidente de la comisi¨®n de la pederastia en Portugal: ¡°La Iglesia ser¨¢ mucho m¨¢s fuerte como entidad si se conoce la verdad hist¨®rica¡±
El psiquiatra, que est¨¢ al frente del organismo independiente impulsado por la jerarqu¨ªa cat¨®lica para estudiar los abusos sexuales, cree que este modelo proporciona m¨¢s confianza a las v¨ªctimas que una comisi¨®n pol¨ªtica
Los hijos mayores del psiquiatra portugu¨¦s Pedro Strecht (Coimbra, 55 a?os) nacieron bajo protecci¨®n policial. Su padre atend¨ªa entonces a los menores que hab¨ªan sufrido abusos sexuales continuados en la Casa P¨ªa, una instituci¨®n estatal nacida con buenos fines y convertida en la casa de los horrores, que salieron a la luz en 2002 con una investigaci¨®n del semanario Expresso. El esc¨¢ndalo implic¨® a personalidades p¨²blicas y empleados de la residencia. Strecht, que vivi¨® casi cuatro a?os con custodia policial, es el psiquiatra especializado en infancia y adolescencia que busc¨® la Conferencia Episcopal portuguesa cuando decidi¨® hacer examen de conciencia con la pederastia a finales de 2021. Como condici¨®n para presidir la comisi¨®n independiente que estudia los abusos sexuales, reclam¨® manos libres para trabajar y escoger al resto del equipo. Eligi¨® al psiquiatra Daniel Sampaio, al exministro de Justicia ?lvaro Laborinho L¨²cio, a la terapeuta familiar Filipa Tavares, a la soci¨®loga Ana Nunes de Almeida y a la cineasta Catarina Vasconcelos. En un a?o presentar¨¢n sus resultados.
Pregunta. La comisi¨®n lleva un mes de trabajo y ha recibido m¨¢s de 230 testimonios. ?Cu¨¢l es el patr¨®n que m¨¢s se repite entre los abusadores?
Respuesta. Mayoritariamente son hombres, pero tambi¨¦n hay mujeres. Tenemos casos desde hace d¨¦cadas hasta la actualidad. Hay una situaci¨®n que puede estar ocurriendo ahora con un menor de 13 a?os que puede estar siendo abusado por un religioso que trabaja en su colegio. En el perfil mayoritario son hombres que repiten los abusos sobre varios ni?os. En m¨¢s del 50% de los testimonios las personas nos hablan de la posibilidad de que haya otros menores abusados por la misma persona en el mismo espacio y en el mismo tiempo.
P. ?Cu¨¢les son las principales peticiones de las v¨ªctimas? A estas alturas, ?es para ellos m¨¢s importante sacar a la luz lo ocurrido que castigar a los culpables?
R. La mayor¨ªa pide el reconocimiento de que han pasado por eso. Quieren hablar de su caso, tenemos un tiempo de atenci¨®n media telef¨®nica de una hora por persona. La mayor¨ªa no pide procesos judiciales ni compensaciones econ¨®micas, sino el reconocimiento de lo que les ocurri¨®. Desean que la Iglesia lo reconozca y pida perd¨®n.
P. A la comisi¨®n le ha sorprendido recibir declaraciones de religiosos que tambi¨¦n fueron abusados.
R. S¨ª, s¨ª, esto es sorprendente. Tenemos casos de personas que fueron abusadas sexualmente por otros religiosos cuando estudiaban y se preparaban para ser sacerdotes en seminarios.
P. ?Fueron v¨ªctimas que luego no reprodujeron los abusos?
R. Estas no, porque hay v¨ªctimas que luego lo pueden reproducir. Estos religiosos abusados tienen una identificaci¨®n muy fuerte con las v¨ªctimas y refuerzan la idea de que no se puede decir que no pas¨® nada. Hacen una gran distinci¨®n entre una parte de la Iglesia que quiere conocer la verdad y la otra parte que desea omitirlo y silenciarlo.
P. La Iglesia portuguesa abrir¨¢ sus archivos diocesanos a la comisi¨®n, aunque no todos los obispos est¨¢n igual de contentos con tanta transparencia.
R. Hay 21 di¨®cesis en Portugal. Cada obispo tiene su sensibilidad particular, pero si hay una Conferencia Episcopal y una presidencia que nos ha invitado es porque la mayor¨ªa de los obispos lo quiere y lo aprueba. Claro que puede haber obispos m¨¢s resistentes o ¡°negacionistas¡± de la situaci¨®n, pero no afecta a nuestro trabajo. Imagine que llegamos a una di¨®cesis y no hay colaboraci¨®n del obispo, pues en el informe final habr¨¢ que decirlo.
P. ?Y qu¨¦ esperan encontrar en esos archivos?
R. Es una gran inc¨®gnita. Lo que sabemos es que los archivos de la Iglesia contienen much¨ªsima informaci¨®n, ignoramos qu¨¦ pueden conservar y qu¨¦ puede haber sido destruido incluso por las normas de la propia Iglesia. Tambi¨¦n porque hasta 1974 vivimos un r¨¦gimen dictatorial donde los documentos importantes no eran p¨²blicos.
P. La Conferencia Episcopal portuguesa ha dado un paso que la espa?ola se resiste a dar. Uno de los argumentos que han empleado para negarse es que hay pocos casos.
R. Si hay pocos casos, mejor. ?Por qu¨¦ no demostrarlo? La cuesti¨®n es no tener miedo. Es positivo para la Iglesia entender lo que ha ocurrido en el pasado y prevenir el futuro. La Iglesia ser¨¢ mucho m¨¢s fuerte como entidad si se conoce la verdad hist¨®rica. Tambi¨¦n nos podemos interrogar qu¨¦ es poco o qu¨¦ es mucho. En estos casos apenas sale a la luz la punta del iceberg. Ser¨ªa muy importante para reforzar la credibilidad y la posici¨®n de la Iglesia tener una actitud tranquila sobre el conocimiento de un pasado que interesa a todos clarificar y, sobre todo, evitar que siga en el futuro.
P. ?A qu¨¦ atribuye la negativa de algunas instituciones a mirar atr¨¢s?
R. Existe una cultura del silencio. El tema de la sexualidad en s¨ª ya es dif¨ªcil, incluso dentro de la Iglesia, y los abusos sexuales de menores, ocurridos en locales donde las familias confiaban, es un golpe duro. La cultura del miedo y el encubrimiento a¨²n existe con mucha fuerza.
P. ?Cu¨¢l es la mejor v¨ªa para investigar esto: una comisi¨®n independiente como la portuguesa o una comisi¨®n parlamentaria como plantea Podemos en Espa?a?
R. La ventaja de la comisi¨®n independiente es el hecho de ser independiente. Son personas de ¨¢reas diversas que no dependen ni del poder pol¨ªtico ni del religioso. Cada uno de nosotros tenemos ideas sobre pol¨ªtica y religi¨®n pero estamos en esa comisi¨®n como profesionales y no como gente mandatada por el Gobierno o la Iglesia. Puede ser muy importante para que las v¨ªctimas refuercen su confianza en las personas que les escuchan saber que no tienen de partida una posici¨®n. No hacer nada ser¨ªa siempre peor, claro, pero hacerlo de una forma muy politizada tambi¨¦n puede tener sus riesgos, porque las v¨ªctimas pueden pensar si se identifican o no con el representante de un partido o de la Iglesia, puede dificultar mucho que las personas se sientan totalmente libres para hablar. Nuestra experiencia aqu¨ª creo que est¨¢ funcionando bien gracias la independencia.
P. ?C¨®mo controlan el riesgo, aunque sea m¨ªnimo, de las denuncias falsas?
R. Claro que puede haberlas. Hemos recibido cuestionarios que hemos percibido f¨¢cilmente que eran falsos, y tambi¨¦n personas que nos telefonean para llamarnos herejes o compararnos con Satan¨¢s.
P. ?Qu¨¦ debe hacer la Iglesia para combatir la pederastia en el futuro?
R. Una parte de nuestro estudio ser¨¢n las recomendaciones. Un debate importante ser¨¢ la vivencia de la sexualidad en la Iglesia, si debe haber celibato obligatorio o no, si los curas pueden tener familias o si las mujeres tienen derecho a ordenarse. Otro tema que est¨¢ surgiendo son las formas de abuso sexual verbal en el confesionario. Tenemos much¨ªsimos casos en los que los sacerdotes preguntan por detalles expl¨ªcitos y, a veces, pornogr¨¢ficos sobre la vida sexual de cada adolescente. Es otra cuesti¨®n: qui¨¦n confiesa, para qu¨¦ y en qu¨¦ t¨¦rminos. Esto es tambi¨¦n muy impresionante, aparece en muchos casos tanto en chicas como en chicos, sobre todo a partir de la adolescencia, en que los confesores les preguntan cosas obscenas. Es tambi¨¦n una forma de abuso. El abuso sexual es tambi¨¦n una forma de abuso de poder. Evitarlo es una tarea de la Iglesia, pero el primer paso es reconocer que esto es un problema al que debe darle soluci¨®n. La Iglesia cat¨®lica se resiste a la mudanza, pero lo va haciendo y va acompa?ando el ritmo de la sociedad.
P. Usted trabaj¨® con las v¨ªctimas de la Casa P¨ªa. Un tiempo muy duro con amenazas, intentos de agresi¨®n y protecci¨®n policial. ?Por qu¨¦ acept¨® ahora presidir esta comisi¨®n? ?Se parece en algunos aspectos al esc¨¢ndalo de la Casa P¨ªa?
R. En algunos aspectos, s¨ª, pero creo que fue por los aspectos diferentes por los que acab¨¦ por aceptar. Cuando me ofrecieron esto, lo habl¨¦ en casa con mi mujer y mis hijos. Su respuesta fue ¡°no, no queremos m¨¢s esto¡±. Todos ten¨ªan ese miedo, y yo tambi¨¦n. Pero luego me di cuenta de algo distinto. En este estudio todo lo relativo a la actuaci¨®n judicial no depende de la comisi¨®n, es un trabajo que corresponde a la justicia. Nosotros estamos en contacto con la Fiscal¨ªa General del Estado y con la Polic¨ªa Judicial para remitirles cualquier situaci¨®n que pueda dar lugar a un proceso jur¨ªdico. En la Casa P¨ªa hab¨ªa una investigaci¨®n en la que est¨¢bamos implicados. Tambi¨¦n es diferente ahora que estoy en un equipo y no como persona aislada como en la Casa P¨ªa. Cuando vi que tendr¨ªa un equipo, tuvo sentido aceptar, pero no fue f¨¢cil. Yo le dije a la Conferencia Episcopal que aceptaba, pero que el primer d¨ªa que yo sintiese que hab¨ªa alguna influencia o alguna tentativa de la Iglesia de no dejarnos hacer nuestro trabajo, ser¨ªa el ¨²ltimo d¨ªa que yo estar¨ªa en la comisi¨®n. Percib¨ª que era un trabajo importante en el que tendr¨ªa garantizado la independencia y la no interferencia. En la Casa P¨ªa hubo muchas interferencias del poder pol¨ªtico y judicial, hubo muchas ¨¢reas confusas en ese proceso y aqu¨ª yo quer¨ªa algo completamente libre.
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