Cambio de hora: la trampa de vivir en el horario de verano para siempre
El Senado de EE UU aprob¨® acabar con el cambio de hora y quedarse en la estival, decisi¨®n que debe refrendar el Congreso y el presidente. Los expertos apuestan por el horario de invierno, que Espa?a deja atr¨¢s este domingo
Aunque Ed Markey, senador dem¨®crata de 75 a?os, no se mueve precisamente como una estrella de TikTok, decidi¨® grabar el 15 de marzo uno de esos v¨ªdeos cortos y algo tontos para celebrar que la C¨¢mara alta de Estados Unidos hab¨ªa aprobado por unanimidad iniciar el tr¨¢mite para acabar con el cambio de hora. En ¨¦l, con el Capitolio de fondo, se contoneaba con la gracia de un padre en la boda de su hija, mientras exclamaba: ¡°We¡¯re walking on sunshine!¡± (?Caminamos al sol!). El gui?o ¡ªtanto al nombre de la norma, Sunshine Protection Act (ley de protecci¨®n del sol), como a aquel ¨¦xito de Katrina & The Waves¡ª lo subi¨® a Twitter junto a una lista de Spotify (con lo esperable, francamente: Summertime, en la versi¨®n de Janis Joplin; Time¡¯s On My Side, de Rolling Stones; You¡¯re the Sunshine of My Life, de Stevie Wonder¡). Adem¨¢s, el senador escribi¨®: ¡°?El horario de verano desata nuestras sonrisas!¡±.
El entusiasmo de Markey, promotor legislativo junto al republicano de Florida Marco Rubio, parec¨ªa justificado. Sin duda, se trata de una de esas leyes que, m¨¢s all¨¢ del lugar com¨²n, incide en la vida de las personas: si prospera en el Congreso (donde su futuro es incierto y a¨²n no hay planes de estudiarla) y la ratifica el presidente Joe Biden (que no parece tener una opini¨®n formada al respecto), Estados Unidos se quedar¨¢ eternamente en horario de verano (conocido como Daylight Saving Time, DST). Adi¨®s a ajustar los relojes en noviembre y en marzo.
Por si fuera poco, la votaci¨®n, que fue un¨¢nime ¡ªy eso s¨ª merece un baile en la Am¨¦rica de la polarizaci¨®n extrema¡ª, lleg¨® un par de d¨ªas despu¨¦s de que el pa¨ªs adelantara sus relojes para perder una hora de sue?o y gan¨¢rsela al ocaso. Esa semana tocaba salir del largo t¨²nel de invierno, as¨ª que todos contentos.
Todos, menos la comunidad cient¨ªfica.
¡°Es una decisi¨®n tomada con la mejor de las intenciones, pero en la direcci¨®n equivocada¡±, explica en una conversaci¨®n telef¨®nica Erik Herzog, profesor de Biolog¨ªa y Neurociencia en la Universidad de Washington en St. Louis. Como el resto de los expertos que han terciado estos d¨ªas en el debate en Estados Unidos, est¨¢ de acuerdo en que cambiar la hora dos veces al a?o no es una buena idea, pero tambi¨¦n en que si hay que quedarse con una de las dos opciones, mucho mejor optar por el horario de invierno. ¡°Hay suficientes motivos de salud p¨²blica, de seguridad y econ¨®micos¡±, opina. ¡°[Este cambio] Nos va a obligar a levantarnos durante una parte importante del a?o de noche, con el zumbido de la alarma de un reloj en vez de con el amanecer¡±.
Herzog dirige una asociaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro ni orientaci¨®n partidista llamada Save Standard Time. Quieren salvar el horario de invierno porque creen que es el mejor para ¡°la salud, la seguridad, la ense?anza, la productividad, los salarios, el medio ambiente y las libertades civiles¡±. La fundaci¨®n la cre¨® en 2019 Jay Pea, un ingeniero inform¨¢tico retirado de San Francisco que se define en Twitter como ¡°astr¨®nomo aficionado y fan de la medicina circadiana¡±, para influir en un debate que se ha intensificado en los ¨²ltimos a?os, como ha sucedido tambi¨¦n en la Uni¨®n Europea, donde la Comisi¨®n aprob¨® en 2018 terminar con el cambio de hora tras una consulta popular en la que participaron 4,6 millones de personas (con un 84% de s¨ªes). La aplicaci¨®n de esa directiva en los 27 pa¨ªses miembros est¨¢ estancada desde entonces, como prueba el hecho de que este pr¨®ximo domingo a las dos de la ma?ana volver¨¢n a ser las tres, como es costumbre en Espa?a por estas fechas.
Herzog calcula que de los 7.000 millones de habitantes del planeta, ¡°unos 6.000 [millones] viven en el horario correcto¡±. El resto ¡ªcomo gran parte de los ciudadanos de Europa y de Estados Unidos (menos los de Arizona y Haw¨¢i, Puerto Rico y otros territorios de ultramar)¡ª cambian el paso dos veces al a?o. Tambi¨¦n lo hacen en M¨¦xico (desde 1996; este a?o ser¨¢ el 3 de abril), aunque al presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador no le guste la idea (ni el motivo: el ahorro energ¨¦tico). En Chile, adelantar¨¢n el tiempo tambi¨¦n ese d¨ªa (y hasta septiembre), salvo en la regi¨®n de Magallanes y la Ant¨¢rtica. Y los que sol¨ªan cambiar el reloj y dejaron de hacerlo han optado por el horario de invierno. Son los casos de Argentina ¡ªdonde se suspendi¨® la costumbre en 2009, por considerar insignificante el ahorro energ¨¦tico y porque en las provincias cercanas a la cordillera de los Andes ve¨ªan ponerse el sol en verano casi a medianoche¡ª o de Brasil, donde Jair Bolsonaro elimin¨® el horario de verano hace dos a?os, cuatro meses despu¨¦s de entrar en el Gobierno y con el argumento de que no se ahorraba tanto como para justificar la alteraci¨®n de los biorritmos. En pa¨ªses cercanos al ecuador, como Colombia, no conocen el problema: all¨ª el sol sale y se pone sin apenas variaci¨®n durante las cuatro estaciones.
Lo que pretenden ahora los senadores estadounidenses ya se prob¨® en 1974, con Richard Nixon en la Casa Blanca y la crisis del petr¨®leo en su apogeo. ¡°Fue un fracaso, se aprob¨® como una medida excepcional de ahorro [m¨¢s horas de luz, menos consumo energ¨¦tico] por un periodo de dos a?os, pero se quit¨® antes de tiempo¡±, explica al tel¨¦fono David Prerau, ingeniero inform¨¢tico por el Massachussets Institute of Technology y autor de Seize the Daylight (Basic Books, 2006), el ¡°libro definitivo¡± sobre¡ el horario de verano (en este pa¨ªs siempre hay un ensayo a la medida de cualquier asunto de inter¨¦s).
Asesor de varios gobiernos estadounidenses acerca del tema, Prerau explica que lo de cambiar el reloj dos veces al a?o en origen fue, como tantas, una idea de Benjamin Franklin, que tom¨® cuerpo en la Inglaterra de principios del siglo XX y empez¨® a adoptarse durante las dos guerras mundiales para incrementar la producci¨®n al final del d¨ªa. As¨ª se fue quedando en algunas partes, pero no en todas. ¡°Variaba de Estado a Estado, incluso de ciudad en ciudad¡±, explica. En el libro cuenta que, a principios de los sesenta, un viaje de unos 50 kil¨®metros en autob¨²s entre Steubenville (Ohio) y Moundsville (Virginia Occidental) obligaba a los pasajeros a siete caprichosos cambios de hora. Hoy, Estados Unidos (excepto Haw¨¢i) se divide en tres husos. En 1966, se unificaron las costumbres y en 2007 se fij¨® el dise?o actual: ocho meses en horario de verano, y cuatro en el de invierno. Y ese sigue siendo el sistema ideal para Prerau, que tampoco apoya la idea de los senadores. ¡°No es perfecto, pero creo que quedarnos como estamos es la mejor opci¨®n; no perderemos las horas extra de luz del verano, ni tendremos que despertarnos de noche en invierno¡±, dice.
Aquel experimento de los setenta lleg¨® demasiado pronto para la disciplina cient¨ªfica a la que se dedica la neur¨®loga Anne Marie Morse, de la Academia Estadounidense de la Medicina del Sue?o. ¡°No podemos saber c¨®mo afect¨® a la salud de las personas, porque carecemos de datos¡±, aclara en una conversaci¨®n telef¨®nica. Pero s¨ª sabemos, a?ade, lo que provoca un cambio como el que se producir¨¢ este fin de semana en Espa?a: ¡°Crecen los accidentes de tr¨¢fico, los ataques al coraz¨®n y otras dolencias, as¨ª como los ingresos hospitalarios¡±. ¡°Eso est¨¢ comprobado que sucede en los d¨ªas que siguen al inicio del horario de verano¡±, contin¨²a la experta. ¡°Si bien no sabemos qu¨¦ efectos tendr¨ªa si este se hiciera permanente, estamos seguros de que va contra nuestros ritmos circadianos, y sospechamos que tendr¨¢ consecuencias psiqui¨¢tricas, como depresi¨®n, cambios de humor o ansiedad. Eso, por no hablar de que algunos lugares se llevar¨¢n la peor parte¡±. Prerau calcula que en ciudades situadas en la parte m¨¢s occidental de los husos horarios, como Indian¨¢polis, Salt Lake City, Seattle o Detroit, amanecer¨¢ tan tarde como a las 9.00.
?Por qu¨¦ entonces votaron los senadores un¨¢nimemente, entre tanta abrumadora evidencia m¨¦dica? Por un lado, est¨¢ la raz¨®n populista. ¡°La gente asocia el DST con la primavera y el verano. ?Qui¨¦n no ama esas estaciones?¡±, se pregunta Morse. Y luego est¨¢n los motivos econ¨®micos. Herzog aconseja seguir el dinero. ¡°Las industrias del golf, el turismo y los caramelos apoyan que anochezca m¨¢s tarde todo el a?o¡±, explica Herzog, que recuerda que Marco Rubio, tal vez el senador que m¨¢s rabiosamente ha defendido la nueva ley, proviene de Florida, donde esas industrias son poderosas. Curiosamente, fue en ese Estado, apodado del Sol (Sunshine State), donde el aumento de los atropellos a ni?os que ten¨ªan que ir a clase medio dormidos y de noche provoc¨® una de las reacciones m¨¢s furibundas la ¨²ltima vez que, a mediados de los setenta, Estados Unidos prob¨® a mudarse a un verano sin fin.
Con informaci¨®n de Sonia Corona (M¨¦xico), Naiara Galarraga Cort¨¢zar (Brasil), Antonia Laborde (Chile), Federico Rivas Molina (Argentina) e In¨¦s Santaeulalia (Colombia).
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