La anorexia aleja 700 kil¨®metros a Nagore de su familia
Los padres de la menor, ingresada en Albacete, re¨²nen casi 100.000 firmas para que el Gobierno vasco cree una unidad especializada en este trastorno
Cada viernes, Marijo y Jos¨¦ Juli¨¢n marcan el prefijo telef¨®nico 967. Ese es uno de los momentos m¨¢s esperados de la semana. Llaman desde Lezo (Gipuzkoa) al hospital Perpetuo Socorro de Albacete, donde est¨¢ ingresada su hija Nagore Nieva, de 16 a?os, diagnosticada de un trastorno grave de conducta alimentaria (TCA). El tel¨¦fono, esa conferencia semanal, salva los 702 kil¨®metros de distancia que les separan. Las visitas est¨¢n restringidas, solo se ven cara a cara una vez al mes. Mientras Nagore se esfuerza en recuperarse lentamente de la enfermedad, sus padres luchan desde la lejan¨ªa por una causa social. Est¨¢n recabando firmas en la plataforma change.org para reclamar al Gobierno vasco que cree en Euskadi una unidad especializada en la atenci¨®n a pacientes con TCA. Ya han reunido casi 100.000 adhesiones en dos meses. Jos¨¦ Juli¨¢n implora la intervenci¨®n de la sanidad vasca: ¡°Osakidetza presume de ser una de las m¨¢s avanzadas, pero no puede abandonar a estos pacientes y condenarles a ingresar en un hospital que est¨¢ a ocho horas de viaje en coche, como nos ocurre a nosotros¡±.
La pandemia ha transformado por completo la vida de Nagore. Fue cayendo en una depresi¨®n, al principio silenciosa, despu¨¦s muy visible, que la llev¨® a un pozo sin fondo. Hasta los 15 a?os, era una chica estudiosa que hac¨ªa planes con sus amigas, tocaba el saxof¨®n en una banda de m¨²sica y practicaba nataci¨®n. De pronto, sin dar se?ales claras, fue perdiendo la autoestima y se refugi¨® en el aislamiento. Durante el confinamiento se encerraba en su habitaci¨®n, comenz¨® a hacer deporte de forma compulsiva y a rechazar la comida. Su padre recuerda que ¡°empez¨® a perder dos kilos de peso por semana¡± y lleg¨® a bajar de los 40 kilos: ¡°Le dol¨ªa vestirse, no ten¨ªa aliento para tocar el saxof¨®n, sus amigas la ayudaban a subir las escaleras... Lleg¨® a un punto en que balbuceaba, no pod¨ªa ni hablar. Lo peor es que pas¨® a despreciarse, a autolesionarse¡±.
¡°?Quieres ayuda?¡±, le preguntaron en casa. Nagore acept¨®. En enero de 2021 se puso en manos de los m¨¦dicos, visit¨® a psic¨®logos y psiquiatras p¨²blicos y privados, acudi¨® a comedores terap¨¦uticos. En poco tiempo, tuvo que ingresar en seis ocasiones en la unidad de psiquiatr¨ªa infanto-juvenil del hospital Donostia, pero ¡°su situaci¨®n sigui¨® empeorando¡±, asegura Jos¨¦ Juli¨¢n: ¡°La ni?a sal¨ªa trastornada y en casa ten¨ªamos que estar muy pendientes de ella porque se autolesionaba¡±. ¡°Fueron momentos muy duros porque lleg¨® a enviar un mensaje de despedida a sus amigas¡±.
Los especialistas de la sanidad p¨²blica vasca les dijeron que el caso se hab¨ªa ¡°enquistado¡± y el remedio que ofrecieron a los padres fue rotundo: ¡°Nagore necesita ser tratada en un centro espec¨ªfico¡±. Deb¨ªa ingresar en una unidad especializada para pacientes con TCA que no existe en el Pa¨ªs Vasco. De pronto, dice Jos¨¦ Juli¨¢n, ¡°o pagas 5.000 euros al mes en una cl¨ªnica privada o te encuentras peregrinando de comunidad en comunidad, rogando que all¨ª donde hay centros especializados alguien quiera ingresar a nuestra hija¡±. Lo intentaron primero en el hospital Valdecilla de Santander, pero no ten¨ªan ninguna cama libre. Tampoco encontraron hueco en Madrid, Barcelona, Santiago o Zaragoza. Estos centros p¨²blicos estaban saturados y con listas de espera, les dijeron. El periodo de la pandemia ha disparado la cifra de personas que sufren esta dolencia. Las hospitalizaciones por este trastorno han aumentado un 36,5% en 2021 en Euskadi, y tambi¨¦n las consultas (un 62,8%), seg¨²n un informe reciente sobre salud mental en la adolescencia elaborado por la secci¨®n de psiquiatr¨ªa infanto-juvenil del hospital de Basurto.
En enero se abri¨® una ventana cuando el hospital de Albacete les ofreci¨® una plaza. Nagore est¨¢ atendida ah¨ª por un equipo de psic¨®logos, psiquiatras, terapeutas, nutricionistas y enfermeras dedicados exclusivamente a tratar pacientes con anorexia aguda. En esta unidad, el mismo equipo multidisciplinar acompa?a a la paciente durante todo el proceso, cuenta con un hospital de d¨ªa y ofrece terapias personales y de grupo. ¡°Esto no existe en el Pa¨ªs Vasco¡±, lamenta el padre de Nagore. Present¨® una queja ante Osakidetza y a mediados de marzo le respondieron que en la red sanitaria p¨²blica ¡°existen dispositivos ambulatorios, de alta intensidad (comedores terap¨¦uticos) y de hospitalizaci¨®n¡± para tratar estas dolencias, pero en la misma contestaci¨®n escrita admiten que ¡°no existe ning¨²n recurso espec¨ªfico de hospitalizaci¨®n¡±. Lo m¨¢s llamativo de la respuesta enviada por el Departamento de Salud fue lo siguiente: ¡°Estos recursos espec¨ªficos, en la evidencia cient¨ªfica disponible, tampoco han demostrado su eficacia de forma indiscutible¡±. Y Jos¨¦ Juli¨¢n se pregunta: ¡°Si no est¨¢ demostrado que estas unidades son eficaces, ?por qu¨¦ psiquiatras de Osakidetza se dieron por vencidos y nos recomendaron acudir a una de ellas?¡±. ¡°Creo que el Gobierno vasco se ha instalado en la autocomplacencia y no es capaz de ver lo que otras comunidades est¨¢n haciendo bien¡±, se lamenta.
En Andaluc¨ªa, la madre de una joven con anorexia impuls¨® en marzo de 2019 una recogida de firmas similar, que recibi¨® m¨¢s de 380.000 apoyos. La Junta reaccion¨® a la movilizaci¨®n popular y dos a?os y medio despu¨¦s abri¨® sendas unidades especializadas en TCA en Granada y M¨¢laga.
Los profesionales que atienden en Albacete a Nagore ya han observado una mejor¨ªa en su estado de salud. Esta semana han avisado a sus padres de que est¨¢ preparada para comenzar la ¡°desescalada¡±. En Semana Santa, la joven tendr¨¢ un permiso de fin de semana, lo que obligar¨¢ a Marijo y Jos¨¦ Juli¨¢n a alquilar un apartamento en la capital manchega para compartir esos dos d¨ªas con la menor.
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