Tecnolog¨ªas para cuidar: desde un robot al sensor que detecta si se ha abierto la nevera
La pandemia ha ayudado a perder el miedo a la digitalizaci¨®n como ayuda a los profesionales. En el ¨¢mbito de la dependencia proliferan proyectos, muchos en fase piloto
Felipe dice que es martes y que fuera hay 15 grados cent¨ªgrados. Tiene memorizadas las actividades de la residencia y los cumplea?os de todos los mayores. Se mueve con soltura por el centro, esquivando a quienes se encuentra por el camino. Mejora d¨ªa a d¨ªa. Est¨¢ empezando a hacer videollamadas y la idea es que, en un tiempo, pueda sacar fotos y mostrarlas a los dem¨¢s, que aprenda a reconocerlos por sus caras, incluso por sus voces. Los residentes le han puesto el nombre de Felipe, ¡°como el Rey¡±. Felipe es un robot.
El desarrollo tecnol¨®gico es imparable, tambi¨¦n en un mundo como el de los servicios sociales, hasta ahora m¨¢s rezagado que otros sectores. Los expertos insisten: no se trata de sustituir a los profesionales, sino de apoyar su trabajo. En un campo como el de la autonom¨ªa personal y la dependencia, las oportunidades son enormes. Especialmente en un pa¨ªs que se enfrenta a un gran reto demogr¨¢fico. En 2035, uno de cada cuatro ciudadanos habr¨¢ cumplido los 65 a?os, seg¨²n las proyecciones del Instituto Nacional de Estad¨ªstica; en 2045, uno de cada diez ser¨¢ octogenario. De un tiempo a esta parte, se suceden los proyectos piloto, proliferan las tecnolog¨ªas para cuidar.
Los inicios de Felipe se remontan a 2018. Fue dise?ado, en un principio, para hacer test de valoraci¨®n del nivel de dependencia de los usuarios. Pero cuando lo probaron, observaron que no resultaba ¨²til porque ese trabajo deb¨ªa ser supervisado, es decir, que no ahorraba tiempo a los trabajadores. As¨ª que le buscaron otras funciones y ahora se encarga de preguntar a los residentes qu¨¦ opciones de men¨² prefieren y anotar el plato que eligen. El robot es un prototipo que cuesta entre 8.000 y 10.000 euros. No est¨¢ en el mercado.
La semana pasada, Felipe se pase¨® por Tecnosocial, una feria de innovaci¨®n y nuevas tecnolog¨ªas en servicios sociales que se celebr¨® en la Universidad de M¨¢laga y que dio buena cuenta de que el sector se mueve. La feria es una de las actividades recogidas en el plan de innovaci¨®n en servicios sociales aprobado recientemente por la Junta de Andaluc¨ªa, que prev¨¦ una inversi¨®n de 11,6 millones de euros hasta 2025. All¨ª se presentaron proyectos innovadores.
Juan Pedro Bandera, ingeniero de telecomunicaciones y profesor en la Universidad de M¨¢laga, lidera el equipo que ha desarrollado este robot, que fue elegido en la feria como el mejor proyecto de investigaci¨®n. Ensayan en el laboratorio con dos robots y aplican sus avances en otros dos que est¨¢n en una residencia del grupo Vitalia. ¡°Estamos inmersos en un proyecto de investigaci¨®n europeo¡±, dice Bandera. Quieren crear ¡°un ecosistema inteligente, con sensores, detectores de ca¨ªdas, de temperatura, de tal forma que la residencia se convierta en un entorno inteligente y el robot, en parte de ese entorno¡±.
Inteligencia artificial
La digitalizaci¨®n se ha acelerado a ra¨ªz de la pandemia, cuando no qued¨® otro remedio que recurrir a la tecnolog¨ªa. ¡°Se ha acelerado el desarrollo de estas iniciativas, como asistentes virtuales e inteligencia artificial aplicada, que en otros ¨¢mbitos ha ido muy r¨¢pido¡±, explica Antonio L¨®pez Pel¨¢ez, catedr¨¢tico de Trabajo Social en la UNED y director de la c¨¢tedra Universidad Empresa en Innovaci¨®n en Servicios Sociales y Dependencia. Hay grandes retos por delante, como la brecha digital, pero el proceso est¨¢ en marcha.
Por ejemplo, con la inteligencia artificial. El an¨¢lisis de los datos es una de las v¨ªas de innovaci¨®n. Una empresa vasca, Wattio, ha desarrollado Konekta2, en el que a¨²nan dispositivos inteligentes con el uso de inteligencia artificial y de los asistentes virtuales. ¡°No instalamos dispositivos en las personas, sino en sus casas, as¨ª que hacen su vida normal¡±, apunta Patxi Echeveste, fundador de la compa?¨ªa. Usan tres sensores: uno en la nevera, otro en la puerta de entrada de la vivienda y otro en el pasillo, enfocado a la habitaci¨®n principal. De esta forma, captan las rutinas de los usuarios y, cuando hay una alteraci¨®n, salta una alarma en la aplicaci¨®n m¨®vil de un familiar. ¡°Por ejemplo, que no se levanta de la cama, que sale de casa de madrugada, o que no desayuna. Permite adelantarse. Si alguien no se alimenta correctamente, puede llevar a una deshidrataci¨®n¡±, sostiene.
Tambi¨¦n emplean los asistentes virtuales, con formaci¨®n online para los familiares con el objetivo de ir implement¨¢ndolos poco a poco. ¡°Sabemos que si a una persona mayor le das un dispositivo, no lo utiliza adecuadamente sin un acompa?amiento. Vamos poniendo tareas mes a mes. Sirven para paliar algo el sentimiento de soledad, los acompa?an, les ponen las noticias o misa, por ejemplo, o les ense?an recetas. Y tambi¨¦n sirven para recordar ciertas actividades, como tomar la medicaci¨®n, ir al m¨¦dico o incluso pautar ejercicios de memoria¡±, a?ade.
El dispositivo cuesta 37 euros al mes. Realizaron una primera prueba en Gipuzkoa, con m¨¢s de un centenar de personas. Empezaron en junio y en seis meses detectaron anomal¨ªas en las rutinas del 40% de ellos. A finales de noviembre comenz¨® un pilotaje que durar¨¢ un a?o con 30 personas en el Ayuntamiento de Fuenlabrada (Comunidad de Madrid): se trata de mayores con cierto deterioro cognitivo, que viven solos. El objetivo es que puedan permanecer en su casa todo el tiempo posible.
Alfonso Montero, director ejecutivo de la European Social Network (ESN), una red que engloba a administraciones p¨²blicas y organizaciones responsables de servicios sociales de 35 pa¨ªses, afirma que ve ¡°mucho m¨¢s movimiento del que hab¨ªa hace tres o cuatro a?os¡±. Entonces, se apreciaba ¡°gran inter¨¦s en algunos pa¨ªses de Europa, sobre todo n¨®rdicos o el Reino Unido, donde se estaba desarrollando mucha tecnolog¨ªa para cuidar a las personas¡±, sostiene. Ahora las cosas tambi¨¦n se mueven aqu¨ª aunque, ¡°como en el resto del continente, gran parte de las iniciativas surgen de la empresa privada y la Administraci¨®n va a remolque¡±.
El director del Centro de Documentaci¨®n y Estudios Siis, Joseba Zalakain, experto en el sector, reconoce que ¡°las tecnolog¨ªas en los servicios sociales son una especie de promesa permanente e incumplida¡±. Y a?ade: ¡°Los planes y estructuras de innovaci¨®n han sido m¨¢s habituales en sanidad que en servicios sociales. Aunque las administraciones y las entidades sociales est¨¢n avanzando mucho en este terreno [cita el caso de Gipuzkoa, que ha puesto en marcha una fundaci¨®n p¨²blica orientada a la innovaci¨®n en envejecimiento], a¨²n es necesario articular mejor esos esfuerzos¡±.
Soledad
El catedr¨¢tico L¨®pez Pel¨¢ez explica que, en el ¨¢mbito de la dependencia, la tecnolog¨ªa se est¨¢ desarrollando en cuatro v¨ªas: ¡°Para ayudar en autonom¨ªa, por ejemplo, a trav¨¦s de andadores inteligentes; para contar con nuevas compa?¨ªas, como robots; para evolucionar desde el control y la vigilancia a la interacci¨®n con el usuario, con asistentes virtuales, y en el uso de la inteligencia artificial y su potencialidad en el ¨¢mbito predictivo, para anticiparnos a lo que pueda suceder¡±.
Actualmente, 400 personas est¨¢n probando en Andaluc¨ªa una red social para personas mayores que viven solas. Es un proyecto piloto de la red Pharaon, con financiaci¨®n europea, para probar la eficacia de seis tecnolog¨ªas. La fundaci¨®n Ageing Lab, vinculada a la cooperativa Macrosad, se encarga del caso andaluz. Finalizar¨¢ en 2024. ¡°Se trata de que, con sus experiencias, propongamos las mejoras necesarias y digamos si se adapta a sus necesidades, por ejemplo, si hay que modificar alg¨²n bot¨®n¡±, sostiene Luc¨ªa Gonz¨¢lez, gerente de la fundaci¨®n.
¡°En el resto de sectores la innovaci¨®n tecnol¨®gica va a unos niveles tremendos. Aqu¨ª se ha avanzado mucho a nivel de producto de apoyo, como gr¨²as para transferencias de personas, o la tecnolog¨ªa como parte de la estimulaci¨®n cognitiva. Pero m¨¢s all¨¢ de eso y de la teleasistencia b¨¢sica, la tecnolog¨ªa que ha calado de verdad en el d¨ªa a d¨ªa de las personas y de los hogares es escasa¡±, se?ala Gonz¨¢lez. ¡°Ha habido mucho miedo en el sector de los servicios sociales¡±.
Montero, de la ESN, cita m¨²ltiples ejemplos de tecnolog¨ªas que se usan en pa¨ªses de nuestro entorno: ¡°Robots que ayudan a mover a los usuarios; sensores para detectar movimientos o falta de ellos, que muchos municipios suecos implementaban ya en 2017, o llaves inteligentes en las casas, de forma que si sucede algo, la cerradura se puede abrir de manera remota¡±.
Experiencias hay muchas. En la feria tambi¨¦n se present¨® Vera, un ¡°canal de relaci¨®n¡± con los usuarios a trav¨¦s del televisor. As¨ª lo explica David del R¨ªo, responsable de Innovaci¨®n de Ingesan, la filial de servicios de la compa?¨ªa OHLA. ¡°Permite que m¨²ltiples profesionales compartan informaci¨®n, la actualicen y haya un seguimiento mucho m¨¢s preciso¡±, sostiene. As¨ª que suman servicios, en funci¨®n de las necesidades. ¡°Ponemos etiquetas inteligentes en utensilios dom¨¦sticos, que nos permiten saber si han abierto la nevera o tomado su medicaci¨®n¡±, explica.
Se coloca una c¨¢mara con un dispositivo, que gestiona el canal de videoconferencia. Eligieron un televisor porque es una tecnolog¨ªa ¡°totalmente implantada a nivel dom¨¦stico¡±, m¨¢s sencilla de manejar que una tableta o un m¨®vil, apunta Del R¨ªo. ¡°El perfil de usuario es el de una persona con nivel de dependencia de bajo a moderado, fundamentalmente en situaci¨®n de soledad no deseada, que recibe ayuda a domicilio¡±, expone. Se trata de que los servicios que se ofrezcan sean complementarios a los que reciben de forma presencial. El televisor es el centro: sirve para sesiones individuales o en grupo, ¡°para mejorar su interacci¨®n social o su estado de ¨¢nimo¡±. Tienen proyectos piloto en M¨¢laga, con 20 usuarios, y en Barcelona, con otra decena. A veces el ¨¦xito se mide en peque?os detalles: una se?ora acude a la peluquer¨ªa antes de las sesiones, para verse bien por la tele.
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