Las inc¨®gnitas de la desaparici¨®n de Madeleine y las pruebas contra el sospechoso
Christian Br¨¹ckner, un agresor sexual encarcelado en Alemania y declarado sospechoso oficial por la polic¨ªa portuguesa, es la ¨²ltima v¨ªa abierta para esclarecer el caso que en 2007 se convirti¨® en un trauma global
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
Si, en el mejor de los escenarios, Madeleine McCann estuviese viva, tendr¨ªa ahora casi la misma edad que Tatiana Silva Tavares, una caboverdiana de 19 a?os que lleg¨® hace un mes al Algarve para trabajar en un supermercado de Praia da Luz. Silva es de las pocas residentes que ignora qui¨¦n es Madeleine McCann, la peque?a brit¨¢nica de tres a?os que se esfum¨® mientras dorm¨ªa en una urbanizaci¨®n de la regi¨®n portuguesa el 3 de mayo de 2007. 15 a?os despu¨¦s, sus padres, Kate y Gerry McCann, la siguen buscando con la fe de aquellos d¨ªas, pero sin la solidaridad incondicional que recibieron entonces. ¡°Aunque la posibilidad sea m¨ªnima, no perdemos la esperanza de que Madeleine est¨¦ todav¨ªa viva y podamos reunirnos con ella¡±, escribieron hace una semana en la web findmadeleine.com.
En estos tres lustros ha habido cambios en Praia da Luz (ya no hay carteles ni signos que evoquen a Madeleine y el restaurante Tapa¡¯s, donde cenaban los McCann y sus amigos la noche del suceso, se denomina ahora Izakaya), pero perdura el misterio sobre la desaparici¨®n. Despu¨¦s de que la Fiscal¨ªa lusa cerrase el proceso por falta de avances, en 2020 se reactiv¨® la investigaci¨®n gracias a una pista alemana que apunt¨® hacia un nuevo sospechoso: Christian Br¨¹ckner, de 44 a?os, condenado por una violaci¨®n en el Algarve, al que la polic¨ªa portuguesa investig¨® y descart¨® en 2007. Hace pocos d¨ªas fue declarado arguido (sospechoso oficial para la legislaci¨®n lusa) por la Polic¨ªa Judiciaria portuguesa, que impide as¨ª la prescripci¨®n del caso (los 15 a?os que da la ley se cumplen este martes) y explora una nueva v¨ªa. Si las diligencias que tienen previsto practicar en Alemania no permiten apuntalar la incriminaci¨®n de Br¨¹ckner, es probable que el caso se abandone por segunda vez en Portugal y la desaparici¨®n de Madeleine permanezca como uno de los misterios que conmocionaron al mundo a principios del siglo XXI. En Portugal no hay m¨¢s l¨ªneas de investigaci¨®n a d¨ªa de hoy que la que lleva al alem¨¢n, aunque en paralelo trabajan equipos de la polic¨ªa brit¨¢nica y alemana.

Lo que ha puesto a Br¨¹ckner bajo el foco es su presencia en Praia da Luz la noche del suceso y su historial como agresor sexual. ¡°Las pruebas que tienen es que se activ¨® su m¨®vil cerca de Praia da Luz aquella noche y que un testigo le escuch¨® vanagloriarse de que sab¨ªa sobre la desaparici¨®n de la ni?a. Son pruebas meramente circunstanciales, necesitan tener m¨¢s si lo quieren condenar en un tribunal¡±, se?ala Rui Gustavo, periodista del semanario Expresso especializado en informaci¨®n judicial y policial. Los agentes alemanes han interrogado estos d¨ªas en la c¨¢rcel de Oldenburg al sospechoso y han enviado a analizar restos de ADN encontrados en la furgoneta que utiliz¨® en el Algarve.
Es el cuarto arguido de estos 15 a?os. El primero fue Robert Murat, que en 2007 traduc¨ªa para la polic¨ªa, ayudaba a la prensa y pululaba por el Ocean Club, el escenario del suceso, a 200 metros de su vivienda. Pas¨® de colaborador informal de los investigadores a sospechoso n¨²mero uno. Sobre el jard¨ªn de su chal¨¦ de Casa Liliana, cavado a conciencia para buscar el cuerpo de Madeleine, se levanta ahora el esqueleto de un gran bloque residencial. Murat abandon¨® el Algarve y se instal¨® en el Reino Unido. Declin¨® recordar aquellos d¨ªas para este diario, pero en la serie documental de ocho cap¨ªtulos de Netflix revivi¨® el interrogatorio ¡°intimidante¡± de la polic¨ªa portuguesa, con presiones para que admitiese su culpabilidad, y su angustia en los d¨ªas posteriores: ¡°Me encerraba a oscuras en casa, arrastr¨¢ndome hasta una silla, queriendo morir. Era el infierno en la tierra¡±.
Robert Murat pudo ser al caso Madeleine lo que Dolores V¨¢zquez al caso Wanninkhof, aunque la falta de pruebas que lo incriminasen impidieron que acabase ante los tribunales portugueses (V¨¢zquez pas¨® m¨¢s de 500 d¨ªas en la prisi¨®n de Alhaur¨ªn de la Torre, en M¨¢laga, condenada por un delito que no cometi¨®, el secuestro y asesinato de la joven Roc¨ªo Wanninkhof). ¡°Supuestamente fueron las dudas de una periodista brit¨¢nica las que levantaron sospechas sobre Murat¡±, se?ala su abogado Francisco Pagarete.
Aparte del jard¨ªn, se cav¨® a fondo en las vidas de su entorno, desde su socia en su negocio inmobiliario a Sergey Malinka, un inform¨¢tico ruso de 22 a?os que le hab¨ªa montado la web para dicha empresa. Los tabloides tambi¨¦n se ensa?aron con ¨¦l: ¡°El ruso es un depredador sexual¡±, titul¨® uno por aquellos d¨ªas de 2007. Le ofrecieron medio mill¨®n por hablar de Madeleine. Una noche quemaron su coche y pintaron en la acera en rojo la palabra Fala (Habla). Una llamada nocturna de Murat a Malinka era el gran elemento incriminatorio.

Hab¨ªa presi¨®n medi¨¢tica, social, policial y pol¨ªtica. Un trauma global. M¨¢s de 25.000 personas de todo el mundo escribieron mensajes de apoyo en las primeras dos semanas. La escritora J. K. Rowling y el empresario Richard Branson, entre otros, ofrecieron m¨¢s de 4,5 millones de euros en recompensas. Los vecinos de Praia da Luz (poco m¨¢s de 4.000 en temporada baja y 20.000 en verano) se volcaron en la b¨²squeda y en arropar a los McCann, que acud¨ªan a misa en la iglesia Nuestra Se?ora de la Luz, paseaban por la playa y comparec¨ªan ante la prensa a diario para estimular la investigaci¨®n. Kate, aferrada siempre a un gato rosa, el peluche favorito de su hija que luego puso nervioso a uno de los perros rastreadores de sangre y cad¨¢veres enviados desde el Reino Unido al Algarve. Los animales detectaron restos en el apartamento 5A del Ocean Club y en el coche que alquilaron los McCann semanas despu¨¦s del suceso.
La investigaci¨®n portuguesa, que dirig¨ªa el inspector de la Polic¨ªa Judiciaria Gon?alo Amaral, se centra entonces sobre Kate y Gerry McCann. De la desconfianza entre ambas partes se salta a la declaraci¨®n de los padres como sospechosos oficiales de ocultar la muerte accidental de la peque?a y simular un delito. Es la principal hip¨®tesis de Amaral, que fue apartado el 2 de octubre de 2007 y que acab¨® dejando la Polic¨ªa Judicial despu¨¦s de 27 a?os. Amaral escribi¨® varios libros relacionados con la investigaci¨®n y se enfrent¨® en los tribunales con los McCann por el contenido del primero, La verdad de la mentira. 15 a?os despu¨¦s, por correo electr¨®nico, enumera como uno de los errores de la investigaci¨®n ¡°no haber declarados arguidos a los padres por la eventual negligencia en la guarda de los hijos¡±. ¡°A los padres de la ni?a desaparecida y a los padres de los otros menores del grupo de vacaciones, que todas las noches dejaban a sus hijos abandonados en los apartamentos¡±, precisa.

La noche del 3 de mayo de 2007 los McCann y otros amigos cenaban en el restaurante Tapa¡¯s. Sus hijos peque?os dorm¨ªan solos en los apartamentos. Cada cierto tiempo alguno se levantaba para ir a verlos. La cronolog¨ªa de estas visitas y algunas incoherencias alimentaron las dudas sobre la versi¨®n del grupo. Desde el restaurante se divisa parcialmente la fachada del apartamento 5A, que esta semana estaba ocupado por turistas. Sobre el caso y su impacto en el negocio, el responsable reh¨²sa hablar con EL PA?S. El hartazgo hacia los medios de comunicaci¨®n en Praia da Luz es generalizado. Incluso al vendedor de prensa de la calle 25 de abril le disgusta la prensa: ¡°Siempre es igual. No se habla durante 11 meses y cuando llega esta fecha, pasa algo. Es mejor ir al Reino Unido a preguntar a los padres¡±.
En Praia da Luz hace tiempo que desapareci¨® la simpat¨ªa universal hacia los McCann. ¡°No digo que voluntariamente, pero para m¨ª ellos son los culpables. Ser¨ªa bueno que fuesen condenados por esta payasada que hicieron y que cre¨® muchos problemas¡±, se?alaba este jueves Samuel Diogo, un agente inmobiliario. ¡°Hay un sentimiento general contra los McCann y lo que ocurri¨®. La investigaci¨®n policial fue al principio muy pobre, faltan muchos detalles por aclarar¡±, comenta el residente ingl¨¦s James Alexander, sentado frente al oc¨¦ano. El paisaje atl¨¢ntico acab¨® venciendo el estigma, pero Alexander recuerda que al principio se resisti¨® a invertir en una localidad asociada a algo siniestro. ¡°Puede que en los primeros dos a?os pesase el estigma, pero creo que eso ha desaparecido por completo, como muestran las parejas con ni?os que corren por all¨ª. Ocurri¨® lo que no deber¨ªa haber ocurrido, que no sabemos qu¨¦ fue, con aquellos ni?os que no deber¨ªan estar solos en una habitaci¨®n¡±, apunta en su despacho Hugo Pereira, presidente de la C¨¢mara Municipal de Lagos, a la que pertenece Luz.
Cuando las sospechas se dirigieron hacia los padres, la prensa sensacionalista publicaba este tipo de titulares: ¡°La polic¨ªa sospecha que Gerry no es el padre de Madeleine¡±. ¡°El cuerpo de Maddie en el coche de los padres¡±. Los tabloides especulan con la muerte de la ni?a debido a una sobredosis accidental de un medicamento destinado a hacerla dormir. Extra?amente, sus hermanos gemelos de dos a?os, que compart¨ªan habitaci¨®n, no se despiertan durante varias horas a pesar del caos que se desata en el cuarto al descubrirse la desaparici¨®n de Madeleine.
Los McCann tienen el honor de asistir a los primeros progresos del deporte del odio en las redes sociales. ¡°Son ped¨®filos¡±. ¡°Espero que Kate se muera¡±. Mensajes as¨ª. El poder de odiar sin incurrir en la responsabilidad de tener que asumirlo. ?C¨®mo se da el salto de la empat¨ªa a la sa?a? ¡°Me han preguntado eso un mont¨®n de veces. La respuesta es simple. La polic¨ªa no logra descubrir nada y hab¨ªa una gran tensi¨®n y angustia sobre todo. Al surgir esta teor¨ªa absurda y est¨²pida de los padres como culpables, se ofrec¨ªa una soluci¨®n. Ya no hab¨ªa que sentir pena de ella y el problema policial estaba resuelto. Mucha gente se volvi¨® contra los padres, pero esa teor¨ªa no tiene fundamento y ha quedado desmentida¡±, sostiene por tel¨¦fono Rog¨¦rio Alves, el abogado que los McCann contrataron en Lisboa tras ser declarados arguidos.
El informe de los forenses brit¨¢nicos se?ala que el ADN del coche y del apartamento no permiten concluir nada determinante. Amaral cree que se han manipulado los resultados y carga contra la polic¨ªa brit¨¢nica. Un informe sostiene que el primer ministro Gordon Brown hizo una llamada para asegurarse de que apartaban al inspector. Se reviv¨ªa la desaparici¨®n de la ni?a Joana Cipriano a 20 kil¨®metros de Praia da Luz en agosto de 2004. El equipo de Amaral dirigi¨® la investigaci¨®n y resolvi¨® el caso en poco tiempo: acusaron del crimen a la madre y un t¨ªo de la peque?a. El hombre confes¨® que la descuartizaron y echaron el cad¨¢ver a los cerdos, aunque luego se retractar¨ªa. Un tribunal les conden¨® a m¨¢s de 19 a?os de c¨¢rcel. A?os despu¨¦s, otro juzgado conden¨® a varios polic¨ªas por agredir a la madre durante el interrogatorio y a Gon?alo Amaral por falsificaci¨®n de documento. El caso Madeleine sembraba dudas sobre el caso Joana.
Los McCann son m¨¦dicos, tienen buenas relaciones y reciben mucho dinero en donaciones para financiar la b¨²squeda. Esto tambi¨¦n alimenta inquinas. Uno de sus mecenas es el millonario escoc¨¦s Brian Kennedy, que no dud¨® en coger su avi¨®n privado para irse al Atlas marroqu¨ª a localizar a una ni?a de gran parecido con la inglesa. Con esos fondos han contratado agencias de detectives, entre ellas la espa?ola M¨¦todo 3, a la que acabaron despidiendo cuando su propietario anunci¨® sin fundamento que sab¨ªa qu¨¦ ocurri¨® con la ni?a, y a la del estadounidense Kevin Halligen, que les estaf¨®.
Gerry y Kate fueron recibidos por el papa Benedicto XVI e hicieron giras internacionales. Contrataron especialistas en comunicaci¨®n que dirigieron su estrategia como una campa?a pol¨ªtica. Denunciaron a cuatro medios que les difamaron y lograron una indemnizaci¨®n de 705.000 euros, que destinaron a la fundaci¨®n que gestiona la b¨²squeda. En estos 15 a?os se han publicado tesis sobre el asunto, en Portugal y en lugares tan distantes como Chile. Solo la investigaci¨®n de la polic¨ªa de Londres desde 2011 ha costado m¨¢s de 13 millones de euros. Desde 2007, y acaso para siempre, Praia da Luz dej¨® de ser conocido como el lugar del Algarve donde verane¨® Paul McCartney para convertirse en el lugar donde desapareci¨® Madeleine McCann.
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