El Supremo de EE UU ampl¨ªa los derechos religiosos al amparar que funcionarios puedan rezar en p¨²blico
El alto tribunal falla a favor de un entrenador de un equipo escolar que fue despedido por arrodillarse y orar en el terreno de juego tras los partidos
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El viraje conservador del Tribunal Supremo de EE UU avanza sin pausa. Tras las pol¨¦micas sentencias sobre el uso de armas en p¨²blico y la que ha derogado el derecho al aborto, publicadas la semana pasada, el alto tribunal ha dado la raz¨®n este lunes al entrenador de un equipo de f¨²tbol de un instituto, que fue despedido por arrodillarse y rezar en medio de la cancha tras los partidos. Joseph Kennedy, que entre 2008 y 2015 ejerci¨® como t¨¦cnico auxiliar del equipo de la escuela secundaria p¨²blica de Bremerton (Washington), ten¨ªa el derecho constitucional a rezar en el terreno de juego tras los partidos, ha fallado el Supremo, por seis votos a favor (los seis jueces conservadores) y tres en contra, de los tres liberales. Se repite el tanteo que el jueves tumb¨® una restrictiva ley de control de armas del Estado de Nueva York y, un d¨ªa despu¨¦s, la doctrina Roe contra Wade, que proteg¨ªa el derecho al aborto desde 1973 en el pa¨ªs.
Con esta sentencia, el Supremo ampl¨ªa las garant¨ªas de la Primera Enmienda, que consagra la libertad de expresi¨®n y de credo, y da v¨ªa libre a la manifestaci¨®n p¨²blica de la fe por parte de los funcionarios del Gobierno, tras d¨¦cadas de contenci¨®n entre la esfera p¨²blica y la privada. Durante ocho a?os, Kennedy sol¨ªa rezar despu¨¦s de los partidos, acompa?ado a menudo por jugadores. Tambi¨¦n lo hac¨ªa en el vestuario, dirigiendo ¨¦l mismo la oraci¨®n, una pr¨¢ctica que luego abandon¨® y que no reivindic¨® ante el Supremo. El motivo de la demanda de Kennedy fue haber sido suspendido en 2015 por el centro educativo, que le inst¨® a poner fin a los rezos en la cancha por dar ¡°un espect¨¢culo¡± que atra¨ªa a los medios de comunicaci¨®n. Kennedy invitaba a los jugadores a incorporarse al rezo y algunos padres se quejaron de que sus hijos se sent¨ªan obligados a participar, seg¨²n la explicaci¨®n dada por el instituto.
La demanda de Kennedy se ha convertido en una causa c¨¦lebre para la movilizaci¨®n de los cristianos m¨¢s conservadores, espoleada tambi¨¦n por la revocaci¨®n de Roe contra Wade y tras la que muchos ven una agenda teocr¨¢tica alentada desde hace d¨¦cadas y catapultada por la presidencia del republicano Donald Trump. El fallo, escrito por el juez Neil Gorsuch, rechaz¨® la opini¨®n del instituto de que los rezos y las homil¨ªas de Kennedy en el terreno de juego pudieran resultar coercitivos para el resto de los estudiantes, o un respaldo gubernamental de una religi¨®n concreta, lo que violar¨ªa una de las cl¨¢usulas de la Primera Enmienda.
Con sentencias como la emitida este lunes, el Supremo avanza en la demolici¨®n de los l¨ªmites entre iglesia y Estado. Hace apenas una semana, el alto tribunal fall¨® a favor de dos familias cristianas que denunciaban discriminaci¨®n hacia las escuelas religiosas en un programa de becas en el Estado de Maine, otro aldabonazo en la deriva conservadora. Igual que en el de Maine, en el caso del instituto de Bremerton los jueces anularon el fallo de una instancia inferior, de la que se deriv¨® la suspensi¨®n de Kennedy por desafiar las ¨®rdenes recibidas del centro, que le propuso rezar en privado. El entrenador, empleado p¨²blico, se neg¨®.
Gorsuch ha escrito que la ¡°represalia¡± contra Kennedy ¡°radica en una visi¨®n err¨®nea del deber de suprimir la observancia religiosa mientras a la vez se permit¨ªa un discurso laico equiparable. La Constituci¨®n no ordena ni tolera ese tipo de discriminaci¨®n¡±.
En los ¨²ltimos meses el Supremo, legado fundamental del expresidente Trump, ha dado la raz¨®n a demandas de grupos o individuos cristianos, en sucesivas vueltas de tuerca a la letra de la Primera Enmienda. En mayo, dictamin¨® que Boston hab¨ªa violado los derechos de un grupo religioso por no permitirle colocar una bandera con la se?al de la cruz en el Ayuntamiento, bajo cuyo m¨¢stil el grupo celebraba un acto p¨²blico. En marzo, en un fallo suscrito por ocho de los jueces y un solo disenso, el alto tribunal resolvi¨® que el Estado de Texas deb¨ªa conceder a un reo en el corredor de la muerte la petici¨®n de que su pastor cristiano le impusiera las manos y rezara junto a ¨¦l en voz alta durante la ejecuci¨®n.
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