?ngel Gabilondo, sobre su investigaci¨®n de la pederastia: ¡°Hay gente trabajando activamente para que esto no salga adelante¡±
El Defensor del Pueblo subraya que su labor no ser¨¢ ¡°una causa general contra la Iglesia¡±, pero advierte de que su objetivo ser¨¢ dirimir responsabilidades, aclarar hechos, reparar a las v¨ªctimas y evitar que ¡°esto vuelva a suceder¡±
Con la personalidad pausada que tanto le define, ?ngel Gabilondo (San Sebasti¨¢n, 73 a?os) toma asiento en la mesa acristalada de su despacho de Defensor del Pueblo, con un fajo de documentos y una frase en los labios: ¡°El testimonio de las v¨ªctimas va a ser el soporte de toda nuestra acci¨®n¡±. Habla sobre la investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia que el Congreso de los Diputados le encomend¨® hace cuatro meses y que finalmente este martes ha comenzado a funcionar. Los canales de atenci¨®n a supervivientes est¨¢n abiertos y la comisi¨®n independiente de expertos ya est¨¢ definiendo los primeros pasos que va a dar para elaborar el informe final que le ha pedido el Parlamento. Gabilondo es consciente de la complejidad del encargo ¡ªconocer la verdad de lo que ha pasado y el papel desempe?ado por los poderes p¨²blicos¡ª, de las reticencias que ya ha manifestado una parte de la Iglesia para colaborar en la investigaci¨®n, y de la disconformidad que muestran algunas v¨ªctimas con el hecho de que sea el organismo que dirige el encargado de ejecutar este cometido. ¡°S¨¦ que la confianza no s¨®lo hay que pedirla, hay que merecerla¡±, admite. Su hoja de ruta es distinta a la de la auditor¨ªa que est¨¢ haciendo, por encargo de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE), el bufete Cremades & Calvo-Sotelo, que en una entrevista reciente en eldiario.es destac¨® que su objetivo ¡°no es hablar con las v¨ªctimas¡±, sino realizar ¡°un dictamen pericial¡±. En el caso de Gabilondo, el epicentro de su investigaci¨®n son los supervivientes para, adem¨¢s de recoger y contabilizar sus relatos, tomar en cuenta sus propuestas, ¡°claves para entender el fen¨®meno¡±. El Defensor, ministro de educaci¨®n entre 2009 y 2011, habla sobre su pasado como religioso de la orden corazonista y los casos de abusos que han aflorado en los centros por los que ¨¦l pas¨®. ¡°Es terrible, pero de verdad, si hubiera sabido algo lo hubiera denunciado¡±, dice.
Contundente, Gabilondo lanza un mensaje al sector de la sociedad que percibe su comisi¨®n como una caza de brujas: ¡°Esto no es un jurado ni una causa general contra la Iglesia cat¨®lica. No escribimos [el informe] desde ning¨²n resentimiento ni revanchismo¡±. Pero tambi¨¦n advierte de que ¡°es imprescindible llegar a posiciones con determinaci¨®n que diriman responsabilidades, aclaren hechos, reparen a las v¨ªctimas y eviten que esto vuelva a suceder¡±.
Pregunta. ?Ha llegado tarde Espa?a a investigar los abusos en la Iglesia?
Respuesta. Lo que s¨ª est¨¢ claro es que hemos llegado despu¨¦s. Llegar despu¨¦s nos permite analizar lo que han hecho en otros pa¨ªses y nos permite tambi¨¦n no tener ya excusa para no hacerlo bien. ?Por qu¨¦ ha llegado despu¨¦s Espa?a? Supongo que eso tiene que ver con que ha habido reticencias. Tambi¨¦n con que las propias v¨ªctimas no han encontrado el espacio en el que decir lo que piensan y sienten. Tenemos que hacer una reflexi¨®n como pa¨ªs de si los poderes p¨²blicos han estado atentos o a la altura. La encomienda del Congreso tambi¨¦n es para analizar la responsabilidad de los poderes p¨²blicos en Espa?a sobre este tema. Y eso tambi¨¦n explica por qu¨¦ hemos llegado tarde.
P. Hace referencia a otro tema tab¨² de este pa¨ªs: la dictadura.
R. Eso tambi¨¦n influye claramente. No es solo de una religi¨®n de lo que estamos hablando, es algo que permea toda la sociedad. No solo desde el punto de vista espiritual, sino tambi¨¦n desde la concepci¨®n de la sociedad. En Espa?a ha existido el nacionalcatolicismo. Dicho con todo el respeto, en Espa?a ha habido una presencia social muy grande de la Iglesia cat¨®lica.
P. ?Ha encontrado dificultades para poner en marcha esta investigaci¨®n?
R. Sacar esto no es f¨¢cil. Hay gente que est¨¢ trabajando activamente para que no salga adelante. Personas que, aunque yo las respeto, no ven con buenos ojos que se haga esto. Tenemos que convencer tambi¨¦n a quien ve las cosas de otra manera. Yo convoco a todos a que afrontemos esto conjuntamente.
P. ?Habla de algunos partidos pol¨ªticos o algunas instituciones?
R. Claramente, hay gente que [este problema] lo ve de otra manera. Dicen: ¡°Bueno, convendr¨ªa estudiar todo tipo de v¨ªctimas¡±. Es que tampoco se descarta. No digo que m¨¢s adelante haya que hacerlo. Tambi¨¦n quiero se?alar que la conmoci¨®n social que se produce [con los abusos] cuando se trata de la Iglesia es muy distinta, porque exactamente se espera [de ella] ejemplaridad y referencia moral.
P. ?Se puede hacer un buen informe si la Iglesia se niega a abrir sus archivos?
R. Primero, yo no voy a darle a la iglesia lecciones sobre qu¨¦ es la Iglesia, pero lo que s¨ª s¨¦ es que la Iglesia no es solo la Conferencia Episcopal. Con todo mi respeto, esta es una comuni¨®n de obispos. En la Iglesia hay distintas versiones y lecturas de este asunto. Y segundo, much¨ªsimos sectores de la Iglesia entienden [la investigaci¨®n del Defensor] como una oportunidad para dirimir responsabilidades y dejar claro lo que ha ocurrido. La CEE ha dicho que no va a participar institucionalmente. Si no desea participar, respetado queda. Pero creo que debe demostrar con hechos hasta qu¨¦ punto y hasta d¨®nde llegar¨¢ su colaboraci¨®n. Ellos han se?alado repetidamente a trav¨¦s de su presidente [el obispo Juan Jos¨¦ Omella] y de su secretario general [el arzobispo Luis Arg¨¹ello] que van a colaborar dentro de la ley. Que digan eso me parece un poco redundante. ?Est¨¢n se?alando que habr¨¢ dificultades por el derecho can¨®nico o el Concordato?
P. ?Le solicitar¨¢ peri¨®dicamente al bufete de Cremades & Calvo-Sotelo la documentaci¨®n que las di¨®cesis le est¨¢n entregando?
R. Lo normal es que la solicitud se haga directamente a la Iglesia cat¨®lica y no a quien est¨¢ haciendo el trabajo [sobre los casos de pederastia] que la CEE ha encargado. La Iglesia tiene que mostrarnos qu¨¦ ha hecho y a qu¨¦ conclusiones ha llegado. S¨¦ que algunos [obispos y ¨®rdenes religiosas] lo est¨¢n haciendo muy en serio. Yo les llamar¨¦ y les pedir¨¦ colaboraci¨®n: que me den la informaci¨®n y los materiales que puedan. Siempre con respeto a la voluntad de las v¨ªctimas. Yo no puedo hacer un informe serio sin tener en cuenta todos los ¨¢mbitos donde se ha trabajado este asunto.
P. Si la Iglesia no colabora, ?lo citar¨¢ en su informe?
R. Desde luego. Nosotros, como haya dificultad, lo vamos a se?alar. Nuestra intenci¨®n no es solo hacer un informe de resultados, sino tambi¨¦n sobre los procesos [que se han seguido]. Especificaremos qui¨¦n ha decidido no colaborar. Respetada queda su decisi¨®n de no hacerlo, pero tambi¨¦n dicho quedar¨¢.
P. ?Percibe entonces una divisi¨®n entre los obispos sobre c¨®mo afrontar este problema?
R. Se ve, ?no? El tipo de colaboraci¨®n que se siente entre unos y otros no es igual. Negar eso es negar la realidad. Hay que saber que vamos a trabajar con esa diversidad y esa pluralidad.
P. La m¨¢xima de su discurso es situar a las v¨ªctimas en el centro de la investigaci¨®n. ?C¨®mo se ha sentido despu¨¦s de hablar con algunas de ellas?
R. Su opini¨®n para m¨ª ha sido muy importante, incluso la de las que han sentido que el Defensor del Pueblo no es el m¨¢s adecuado [para realizar la investigaci¨®n] porque no tiene un poder coactivo con la Iglesia. Yo les quiero mandar un mensaje de cercan¨ªa. Estamos abiertos a atender sus propuestas e incluso su disensi¨®n sobre lo que vean. Estas cosas son importantes y espero que el Foro de Asociaciones [espacio para que las v¨ªctimas asesoren y opinen durante el transcurso de la investigaci¨®n] permita hacer un trabajo donde puedan expresar sus puntos de vista, desmarcarse de lo que no est¨¢n de acuerdo y hacer propuestas para que esto pueda proseguir en una direcci¨®n fecunda. Es esencial que esta comisi¨®n no olvide ese esfuerzo que han hecho las asociaciones de v¨ªctimas. Es clave tambi¨¦n para entender el fen¨®meno.
P. ?Incluir¨¢ esas propuestas u opiniones contrarias a la investigaci¨®n del Defensor en el informe?
R. S¨ª. Han trabajado durante mucho tiempo y creo esencial incorporar sus an¨¢lisis y propuestas. Incluso, mencionar [espec¨ªficamente] a cada una. Recoger: ¡°Esta asociaci¨®n dice tal cosa, propone esta cosa y considera esto¡±.
P. ?Cree que su pasado como religioso de la orden corazonista le condiciona para llevar a cabo este trabajo?
R. Fueron a?os en los que toda mi voluntad siempre fue ser profesor. Lo hice con toda mi pasi¨®n y tambi¨¦n lo dej¨¦ convencido. ?Positivo o negativo? Supongo que tendr¨¢ sus claroscuros para unos o para otros el que yo est¨¦ ah¨ª, pero s¨ª puedo decir que no me condiciona ni me determina para realizar este trabajo. Porque a m¨ª me parece que los abusos sexuales son absolutamente impresentables, desde todos los puntos de vista, sin justificaci¨®n alguna. Y, desde luego, si yo hubiera tenido conocimiento, lo digo con toda contundencia, lo hubiera denunciado.
P. Habla sobre los casos que este diario ha corroborado en su base de datos y que sucedieron en los colegios corazonistas por los que pas¨® como docente, como el de Vitoria (en 1971) y Madrid (entre 1972-1977) ?Conoci¨® a los acusados?
R. Me suena el nombre de E. Z. O. [alias El Champi, de Vitoria], pero nunca supe nada. Es terrible que pasara. Mi vida [en esos colegios] iba absolutamente por otro camino. Y lo que hice fue trabajar mucho, estudiar mucho y tratar de modificar las formas de educaci¨®n. Cre¨ªa que las formas de ense?ar ten¨ªan que ser mucho m¨¢s liberadoras, mucho m¨¢s abiertas, con materiales distintos. Y yo tambi¨¦n me encontr¨¦ con los l¨ªmites de mis propias posibilidades. Lleg¨® un momento que prefer¨ª seguir otro camino. Y as¨ª hice.
P. Entonces, ?nunca vio nada ni padeci¨® abusos cuando fue profesor? ?Tampoco cuando fue estudiante?
R. Ni conmigo ha pasado eso, de alumno en el colegio cuando era un chaval, ni cuando daba clase. Esta es la verdad. Y cuando lleguen esos casos [a la comisi¨®n], llegaremos hasta el final. Los corazonistas en concreto saben perfectamente c¨®mo soy: yo no juego con estas cosas. No vamos a hacer ninguna arbitrariedad. No vamos a dejar de hacer con toda determinaci¨®n lo que haya que hacer.
En un a?o debemos hacer un balance de la situaci¨®n, con independencia de que prosigamos¡±.
P. ?C¨®mo abordar¨¢n el tema de las reparaciones?
R. La reparaci¨®n es decisiva. Es muy importante o¨ªr los testimonios para ver c¨®mo se sentir¨ªan mejor reparadas las v¨ªctimas. Hay peticiones muy distintas respecto a la reparaci¨®n. S¨¦ que algunas quieren que, si se otorg¨® un reconocimiento a su abusador (el nombre a un colegio, a una calle...), se derogue. Algunos piden ayuda psicol¨®gica y que la Iglesia reconozca por escrito y p¨²blicamente su responsabilidad. Muchas han tenido secuelas a lo largo de toda su vida. Incluso, para algunos ha sido un problema laboral. No quiero adelantar conclusiones, pero igual hay que pensar si se puede tomar alguna determinaci¨®n en ese ¨¢mbito. Como se ve, estoy poniendo ejemplos en los que no he hablado de dinero. S¨¦ que muchas v¨ªctimas no quieren que se identifique su reparaci¨®n con eso. Pero ese asunto saldr¨¢.
P. ?Cada cu¨¢nto tiempo prev¨¦ dar cuenta en el Congreso de los avances?
R. En un a?o debemos hacer un balance de la situaci¨®n, con independencia de que prosigamos. No digo un informe cerrado, pero s¨ª una primera valoraci¨®n. Creo que una de las cosas que tambi¨¦n agradece la sociedad es que seamos muy honestos diciendo lo que podemos hacer y hasta d¨®nde llegamos.
P. ?Qu¨¦ espera encontrarse al final de la comisi¨®n?
R. Hacer un informe donde se pueda sopesar el alcance de lo sucedido. No estoy simplemente hablando de n¨²meros, sino de hacernos cargo de qu¨¦ es lo que de verdad ha pasado. Hay algunos que le restan importancia, dicen: ¡°Son casos aislados¡±. Y otros pueden que lo magnifiquen un poco. Quiero ponerlo en su justa medida. Me gustar¨ªa que las v¨ªctimas encontraran que su voz est¨¢ ah¨ª y que cuando lean el informe digan: ¡°Aqu¨ª est¨¢ lo que nosotros decimos, sentimos y pedimos¡±. Y tambi¨¦n queremos que se les reconozca socialmente. Que, institucionalmente, haya un reconocimiento de lo sucedido. Si no, parecer¨¢ que [sus testimonios] son una fantasmagor¨ªa.
P. ?Tiene miedo a fracasar?
R. No, yo no tengo miedo a fracasar. El fracaso ser¨ªa no abordar esto, no hacer todo cuanto se puede.
Si desea contactar con el Defensor del Pueblo puede enviar un mail a atencionvictimas@defensordelpueblo.es, llamar al tel¨¦fono gratuito 900 111 025 o escribir a la direcci¨®n postal: Calle Zurbano, 42, 28010, Madrid.
Si conoce alg¨²n caso de abusos sexuales que no haya visto la luz, escr¨ªbanos con su denuncia a abusos@elpais.es. Si es en Am¨¦rica Latina, puede escribir a abusosamerica@elpais.es
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