El ¡®sugar dating¡¯, la cara edulcorada de la prostituci¨®n: ¡°Para conseguir m¨¢s, tienes que sexualizarte a tope¡±
Tres j¨®venes cuentan sus encuentros con hombres mayores a cambio de dinero, regalos y experiencias de lujo
Existen en Espa?a numerosas p¨¢ginas web que ponen en contacto a hombres adinerados de mediana edad con chicas j¨®venes no tan adineradas a las que pagan por salir a cenar, ir de compras, viajar o conocerse. Ellos piden relaciones sinceras, apasionadas, morbosas, discretas. Ellas muchas veces escriben en su perfil que son tiernas, valientes o que valoran una buena conversaci¨®n. Son sugar daddies y sugar babies (padres de az¨²car y beb¨¦s de az¨²car, en castellano), pero poco de lo que ocurre entre ellos es dulce. Muchas de esas chicas pasan por una mala situaci¨®n econ¨®mica y en los encuentros pueden ser coaccionadas para mantener relaciones sexuales no deseadas. Se llama sugar dating y algunos consideran que es una forma m¨¢s de prostituci¨®n.
Ana (nombre ficticio para mantener su anonimato) ten¨ªa 18 a?os y pasaba un apuro econ¨®mico debido a una mala situaci¨®n familiar. Estaba agobiada, quer¨ªa?conseguir un poco de dinero f¨¢cil. Sus amigas la animaron a crearse un perfil en una de esas webs. ¡°Igual te pagan y no tienes que acostarte con ellos¡±, dijeron. Les hizo caso. Sus encuentros con sugar daddies fueron en persona y online. Mantuvo una relaci¨®n con un hombre de casi 50 a?os, alto cargo de una conocida empresa. Antes de quedar la primera vez, ya le hab¨ªa transferido 50 euros a su cuenta. Al llegar a la cena, otros 50. Cuando la llev¨® en coche hasta su casa, otros 50. Y cuando terminaron de mantener relaciones sexuales, otros 50. ¡°Era como si mi cuerpo no me perteneciera, yo no sab¨ªa lo que hac¨ªa. ?l llev¨® las riendas de toda la cita y yo no supe poner l¨ªmites para decir que no¡±, cuenta. ¡°Pero yo, como muchas otras chicas, ya me hab¨ªa acostado con gente sin realmente querer, y pens¨¦: ¡®Al menos ahora me pagan¡¯. Ser prostituta suena mal, pero ser sugar baby puede sonar a algo guay. Por eso lo considero tan peligroso¡±.
Desactiva La Trata, programa de la plataforma de acci¨®n social Diaconia Espa?a financiado por los ministerios de Derechos Sociales y Agenda 2030, y Seguridad Social y Migraciones, ha lanzado una campa?a de prevenci¨®n y sensibilizaci¨®n sobre el sugar dating. ¡°Nos dimos cuenta de la importancia que ten¨ªa cuando, al ir a los institutos, vimos que muchas j¨®venes ten¨ªan la aspiraci¨®n de ser sugar babies¡±, cuenta Eva M¨¢rquez, coordinadora del ¨¢rea de mujer y lucha contra la trata de Diaconia Espa?a. ¡°Nosotros creemos firmemente que esta es una de tantas formas de prostituci¨®n enmascarada y endulzada, y que hay una industria proxeneta que se est¨¢ lucrando de todo esto¡±, condena M¨¢rquez.
Series y pel¨ªculas de las nuevas plataformas, como Baby (Netflix), muestran una imagen edulcorada de las sugar babies y las relaciones que establecen con los daddies. Retratan los viajes y las compras, los regalos bonitos de sus protectores. M¨¢rquez habla sobre las campa?as de marketing ¡°bien montadas¡± que hay detr¨¢s del negocio de esas citas. ¡°El propio nombre indica una dulcificaci¨®n de la realidad de estas relaciones. Y no es nuevo. Todos conocemos la pel¨ªcula Pretty Woman y la romantizaci¨®n de una relaci¨®n que es, b¨¢sicamente, sugar dating¡±, cuenta, y a?ade: ¡°Venden que el control siempre lo tiene la v¨ªctima, y las p¨¢ginas est¨¢n plagadas de ejemplos de vidas de lujo con experiencias, bolsos, coches¡±.
El registro en las p¨¢ginas web es gratuito, sin pr¨¢cticamente ning¨²n tipo de seguridad. Una bater¨ªa de fotos de hombres y mujeres aparece en la pantalla, y se puede entablar una conversaci¨®n por chat una vez agregas a alguien como amigo. Todas funcionan igual. Sencillo.
La mayor¨ªa de los perfiles son de hombres de entre 35 y 60 a?os. Algunos posan haciendo el pino sin camiseta en su casa de la playa, otros se apoyan en sus coches de alta gama y ense?an sus trajes ajustados. Unos pocos tienen fotos esquiando. ¡°Soy un empresario espa?ol que busca a una chica rom¨¢ntica, capaz de coger un avi¨®n e ir al fin del mundo solo con tal de verme¡±, reza la descripci¨®n de uno de ellos. En otros perfiles est¨¢n escritas cosas como: ¡°Busco a alguien discreto¡±, ¡°Hombre atractivo y con dinero, con ganas de ayudar a quienes lo necesiten¡±. En el apartado de patrimonio neto e ingresos anuales se observan cifras de 100.000, 200.000 y hasta 800.000 euros.
¡°Es una p¨¢gina de prostituci¨®n al uso¡±, expresa tajantemente Ana. ¡°Muchos son se?ores?muy pudientes, pero tambi¨¦n hay gente normal. A m¨ª me lleg¨® a hablar un profesor de lengua y literatura de instituto¡±, afirma. Ella recuerda espec¨ªficamente una ocasi¨®n en la que, mientras manten¨ªa relaciones sexuales con el hombre que le hab¨ªa pagado, tuvo que salir corriendo al ba?o. Ten¨ªa ganas de vomitar. Estuvo meses sin poder acostarse con nadie despu¨¦s de esa experiencia. Afirma:?¡°Soy una chica normal, que estudia, y sin quererlo, fui prostituta. Nos puede pasar a cualquiera igual que me pas¨® a m¨ª¡±.
Diferentes categor¨ªas
Las categor¨ªas de sugar babies son distintas y, consecuentemente, la cantidad y manera de pagarles tambi¨¦n. Sof¨ªa (nombre ficticio) lleg¨® a pasar las vacaciones de sus 20 a?os en un magn¨ªfico yate en Ibiza. Su sugar daddy la invit¨®. Explica que contact¨® con ¨¦l mediante la misma aplicaci¨®n que us¨® Ana. Habl¨® a un pu?ado de hombres mayores para ver si alguno de ellos quer¨ªa ¡°sacarla de all¨ª¡±. ?l respondi¨®. ¡°Me dijo que ten¨ªa un apartamento precioso en Barcelona y yo acced¨ª¡±, recuerda. Cuando lleg¨® al apartamento en el centro de la ciudad, se encontr¨® con muchas botellas de champ¨¢n, de vino, snacks, otras tres chicas como ella y a la sugar baby principal. ¡°Salimos de paseo y a cenar, y acabamos en el VIP de un club. Por supuesto, ¨¦l lo pag¨® todo¡±, recuerda.
Ana estuvo en contacto con varios sugar daddies durante un periodo corto de tiempo. Sof¨ªa mantuvo relaciones largas, pero solo con uno cada vez, porque, dice, es agotador mantener a m¨¢s. ¡°Muchos de ellos son muy lloricas, est¨¢n necesitados psicol¨®gica y emocionalmente¡±, expresa Sof¨ªa. ¡°Est¨¢n pagando por tu tiempo y disponibilidad¡±, a?ade. A diferencia de la experiencia de Ana, el sugar daddy de Sof¨ªa jam¨¢s intent¨® nada sexual con ella. ¡°No eran supereducados, pero tampoco me acosaron. Si dec¨ªa que no, era que no¡±.
¡°Igual no todos te coaccionan para tener relaciones sexuales, pero aun as¨ª la sugar baby est¨¢ vendiendo su atractivo sexual para que un se?or con dinero pueda presumir de ella con sus compa?eros de trabajo¡±, dice Ana. Precisamente eso buscaban en Sof¨ªa, adem¨¢s de compa?¨ªa: alguien guapo y atractivo con quien estar. Ella considera que ¡°mantuvo la cabeza sobre los hombros¡± durante su experiencia como baby. ¡°Si tu m¨ªnimo es que te paguen 1.000 euros cada vez que quedas con ellos, nunca aceptes menos de eso. Y si 1.000 te hacen sentir mal, pide m¨¢s¡±, expresa. El pasado agosto, un hombre denunciaba a trav¨¦s de este peri¨®dico que le hab¨ªan estafado 8.100 euros en su relaci¨®n con una mujer que dec¨ªa ser sugar baby. ¡°Creo que no est¨¢ del todo mal y que es normal que haya chicas que toman esas decisiones¡±, opina Ana.
La aplicaci¨®n Seeking Arrangements (buscando planes, en castellano), mediante la cual ambas j¨®venes contactaron con los que acabaron siendo sus sugar daddies, tiene m¨¢s de 40 millones de usuarios activos repartidos por todo el mundo. 208.497 de ellos est¨¢n en Espa?a: 167.427 son mujeres y 41.070 son hombres. A los usuarios j¨®venes les llaman ¡°usuarios atractivos¡±, y a los perfiles de gente adulta y pudiente se les denomina como ¡°usuario exitoso¡±. El departamento de comunicaci¨®n admite que la direcci¨®n es ¡°plenamente consciente¡± de su pasado como fuente primaria del?sugar dating. En 2018, decidieron remodelar el negocio y en febrero de este a?o la p¨¢gina pas¨® a llamarse ¨²nicamente Seeking.
Con el renombramiento vino la evoluci¨®n en pol¨ªtica de seguridad, con la que quieren alejarse del sugar dating. Aseguran que ahora invierten mucho dinero en promociones de relaciones sanas,?v¨ªdeos de educaci¨®n sexual o inteligencia artificial. ¡°Revisamos m¨¢s de 100.000 piezas de contenido diarias y tenemos una incre¨ªble comunidad de autocontrol que informa 24 horas al d¨ªa sobre?posibles malas conductas. Quienes incumplen las normas son autom¨¢ticamente echados del sitio web¡±, aseguran. En los perfiles de los hombres que buscan pareja sigue apareciendo su patrimonio neto.
Espa?a es el quinto pa¨ªs del mundo con m¨¢s personas suscritas a estas webs, seg¨²n los datos de Desactiva la Trata. Al buscar los t¨¦rminos ¡°sugar baby Espa?a¡± en internet, aparece una larga ristra de webs, y proh¨ªben en sus normas generales que los usuarios hagan alg¨²n tipo de intercambio para conseguir relaciones sexuales o favores de las sugar babies. Aun as¨ª, las chicas escriben: ¡°Universitaria en apuros. Busco sugar daddy virtual o real que me ayude a pagar mi universidad¡±; ¡°Puedo impresionar a tus amigos, lo har¨¦ si t¨² invitas¡±, o ¡°No quiero mareos, todos sabemos para lo que estamos aqu¨ª, as¨ª que busco sugar daddy comprometido que me pague lo que valgo¡±.
En Espa?a hay en marcha una proposici¨®n de ley, presentada por el PSOE, que modifica, entre otras cuestiones, el art¨ªculo 187.2 del C¨®digo Penal, que en su redacci¨®n vigente no castiga cualquier forma de obtenci¨®n de lucro de la prostituci¨®n ajena, sino que exige que se haya llevado a cabo mediante la ¡°explotaci¨®n¡± de la persona prostituida; con el cambio no existir¨¢ como requisito la relaci¨®n de explotaci¨®n. Por el momento, est¨¢ penado el proxenetismo coactivo, es decir, aquel en el que un mayor de edad obliga mediante la violencia, la intimidaci¨®n o el enga?o a prostituirse a otra persona, casi siempre una mujer.
Como el registro en las p¨¢ginas web de contactos es voluntario, no pueden considerarse ilegales, a pesar de enriquecerse a partir de las relaciones que se crean en su interfaz. ¡°Buscan recovecos para justificar que lo que hacen es legal, y se cuidan mucho de presentarse como p¨¢ginas que no aceptan menores, o en las que el sexo a cambio de algo est¨¢ prohibido¡±, explica M¨¢rquez.
El pago a las babies puede realizarse en efectivo, mediante transferencias, con regalos o con algo m¨¢s f¨¢cil de aceptar: experiencias. A Carlos (nombre ficticio) nunca le falt¨® el dinero, pero decidi¨® ahorrar. Con 18 a?os se adentr¨® en un mundo de fiestas pagadas y reservados. Unos amigos le presentaron a un hombre de unos 45 a?os. Le llamaban ¡°El Padrino¡±. ¡°Evidentemente, todos nosotros ten¨ªamos intereses, tanto mis amigos como ¨¦l¡±, explica, ¡°y cuando quer¨ªamos seguir de fiesta, alquilaba suites en hoteles para que fu¨¦ramos varias personas de fiesta a jacuzzis¡±. Nunca les pidi¨® nada sexual a cambio.
Es habitual que este tipo de relaciones se construyan alrededor de una jerarqu¨ªa, en la que el sugar daddy tiene muchas ventajas con respecto a los babies, lo que da lugar a relaciones de poder. ¡°Se entrecruza la propia estructura patriarcal con otros privilegios, como el socioecon¨®mico, la edad, o racial si la sugar baby es inmigrante¡±, explica la soci¨®loga Beatriz Ranea. ¡°Hay hombres que hacen uso y abuso de ese poder, y se aprovechan de la necesidad econ¨®mica de las j¨®venes, o la experiencia que da la edad¡±, a?ade. La gran mayor¨ªa de estas relaciones se establecen entre un hombre y una mujer. De los 24 millones de usuarios que tiene Seeking, solo un mill¨®n son mujeres mayores y adineradas.
¡°Cuando te van pagando pildoritas de 50 euros cada vez que te acercas m¨¢s y m¨¢s a tener una relaci¨®n sexual, no eres libre¡±, reflexiona Ana. Cuenta que en muchas ocasiones intentaba ¡°escurrir el bulto¡± para no acostarse con ninguno, fingir que no aguantaba m¨¢s, inventar que ten¨ªa la regla. A ellos parec¨ªa darles igual. Un sugar daddy le ofreci¨® irse a vivir con ¨¦l y tambi¨¦n pagarle todos sus gastos,?alegando que ten¨ªa una enfermedad terminal. Otro le pagaba seg¨²n la cantidad de fotos ¨ªntimas que mandaba. Ana pudo haber conseguido mucho m¨¢s dinero de no haberse negado a muchas cosas. Acab¨® ganando 700 euros al mes. ¡°Nunca hab¨ªa visto tanto dinero junto¡±, dice. ¡°Y para conseguir m¨¢s, solo tienes que sexualizarte a tope: mostrarte juguetona, pintarte los labios de rojo y todas esas cosas... Ellos se creen que eres tonta de verdad¡±.
Distintas vivencias e impactos emocionales
A Sof¨ªa le impact¨® enormemente cuando, durante sus vacaciones en Ibiza, uno de los sugar daddies que veraneaba con ellos en el yate le pag¨® el billete de ida a una chica joven que viv¨ªa en Rumania. Cuando la chica lleg¨® al barco, el daddy le compr¨® el billete de vuelta, porque ¡°no le hab¨ªa gustado¡±. Para compensar el esfuerzo de la chica, le financi¨® unas vacaciones de tres d¨ªas en la isla. Admite que, a pesar de que su experiencia result¨® estimulante y consigui¨® independencia econ¨®mica, no lo volver¨ªa a hacer. ¡°Con el trabajo vienen traumas, es algo que tuve que aceptar¡±, dice. Ahora tiene problemas para intimar, confiar y relacionarse con la gente.
La vivencia de Carlos no fue mala. Reconoce que lo marc¨® descubrir, d¨ªas despu¨¦s de una fiesta, que algunos de los chicos presentes eran escorts a los que aquel hombre s¨ª pagaba dinero real con el objetivo de llegar m¨¢s lejos. ¡°Lo nuestro era solo un ambiente homosexual, en el que beb¨ªamos y charl¨¢bamos. S¨¦ que hay gente que se acost¨® con ¨¦l, pero por propia voluntad¡±, sostiene.
Ana revela que ser sugar baby afect¨®?mucho a su vida privada. Se sinti¨® juzgada y, entre otras cosas, dej¨® de leer. ¡°Yo intentaba mantener conversaciones largas para no ir a la cama. Ellos me dec¨ªan que era distinta a las dem¨¢s, muy le¨ªda, muy inteligente. Odio haber ensuciado esa parte de m¨ª. Ahora no puedo mantener un debate con mis amigos de la universidad, leer o escribir sin recordar que en alg¨²n momento fue un atractivo sexual¡±.
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