Las peligrosas guardias maratonianas de los m¨¦dicos espa?oles: ¡°En dos segundos, pasas de dormir profundamente a estar con un bistur¨ª¡±
El sistema para cubrir las madrugadas supone cansancio y estr¨¦s a?adidos que pueden repercutir en la atenci¨®n a los pacientes, aunque la mayor¨ªa de los doctores lo apoya porque forma parte esencial del sueldo
Cuando la noche en el hospital transcurre muy tranquila, los m¨¦dicos temen que lo peor est¨¦ por llegar. En el servicio de obstetricia del Universitario de Toledo no recordaban una guardia tan calma como la de hace dos jueves. Era ya de madrugada y no hab¨ªan atendido ni solo un parto. Ni siquiera uno normal, cuando la media en el centro son siete al d¨ªa. Hasta las cinco menos 10 de la ma?ana. Todo lo que no hab¨ªa sucedido hasta entonces, pas¨® en poco m¨¢s de tres horas: tres alumbramientos, con dos ces¨¢reas de urgencia y un desgarro anal incluidos. Las ginec¨®logas tuvieron que rendir al 100% despu¨¦s de m¨¢s de 21 horas de trabajo. Es el sistema de las guardias en Espa?a: tras la jornada normal de consultas u operaciones, 17 horas de tarea extraordinaria, que algunos sindicatos y profesionales cuestionan por excesivo y por menoscabar la seguridad de los m¨¦dicos y de los propios pacientes, pero que es parte estructural del sistema y de los sueldos de los facultativos.
Esas 24 horas seguidas a veces se alargan por necesidades del servicio. Seg¨²n la encuesta Bienestar f¨ªsico y emocional del m¨¦dico, de Mutual M¨¦dica, un 4,5% de los m¨¦dicos hacen 36 horas o m¨¢s. En momentos de tranquilidad, como el que tuvieron en el hospital de Toledo, lo normal es que las doctoras se vayan a la cama, y las enfermeras (en este caso matronas), que trabajan a turnos, las despierten solo si son necesarias. ¡°Pasas en dos segundos de dormir profundamente a estar con un bistur¨ª; tienes que actuar inmediatamente y eso para m¨ª es un reto¡±, confiesa Vanesa Aguilar, jefa del servicio de Ginecolog¨ªa del Universitario de Toledo. ¡°No te da tiempo ni a ir al ba?o ni a lavarte la cara, vas corriendo y no sabes lo que te puedes encontrar¡±, tercia Roc¨ªo Escudero, adjunta en el mismo hospital y compa?era de guardia de su superior.
Si las matronas llaman a los m¨¦dicos quiere decir que algo se ha complicado. Los partos f¨¢ciles no requieren presencia del facultativo. Con ellos, incluso en los dif¨ªciles salen bien casi siempre, pese al cansancio acumulado. Pero la fatiga de las guardias no es inocua, ni dentro ni fuera del hospital. Volviendo a su casa de Madrid, Escudero ha sufrido dos peque?os accidentes de tr¨¢fico. Toques sin gravedad en sem¨¢foros como consecuencia de la falta de sue?o. Un estudio mostraba que tras una guardia de 24 horas, el riesgo de tener un siniestro se multiplica por 2,3. Tambi¨¦n parecen aumentar los fallos m¨¦dicos: otra investigaci¨®n publicada en The New England Journal of Medicine aseguraba que los residentes comet¨ªan un 35,9% m¨¢s de errores graves en turnos de 24 horas que los que las hac¨ªan de 16, y los fallos de diagn¨®stico se multiplicaban por 5,6.
En una encuesta de la Asociaci¨®n Espa?ola de M¨¦dicos Internos Residentes, un 60% de los preguntados dijo haber cometido alg¨²n error grave en el ejercicio de su profesi¨®n a causa de la fatiga, y hasta el 34,7% asegur¨® que hab¨ªa sufrido alg¨²n accidente en la carretera tras finalizar la guardia. Son todos datos publicados hace casi dos d¨¦cadas, pero nada indica que la situaci¨®n haya cambiado sustancialmente.
Ante esta realidad, sindicatos m¨¦dicos y algunos profesionales se preguntan si esta es la mejor forma de atender a los pacientes y si, con los recursos humanos disponibles, hay otra posible. Javier Ortega, del sindicato Amyts, explica que ¡°pa¨ªses m¨¢s avanzados en materia laboral¡±, como el Reino Unido, tienen implantado desde hace tiempo un m¨¢ximo de 12 horas. Otros han caminado recientemente hacia este modelo, como Francia o Islandia, mientras que las 24 horas se dan en vecinos como Portugal y son posibles en Alemania, por ejemplo, que las combina con otro sistema de 12. ¡°Nuestro modelo es muy antiguo, data de los a?os setenta, y pr¨¢cticamente no se ha actualizado¡±, se?ala.
La organizaci¨®n var¨ªa entre hospitales, y existen excepciones que han implantado las 12 horas en algunos servicios. Pero el esquema en casi toda Espa?a es muy similar: 24 horas seguidas. ¡°Las guardias son una esclavitud administrativa y econ¨®mica, porque buena parte del sueldo depende de ellas, as¨ª que muchos m¨¦dicos prefieren hacerlas¡±, dice Ortega.
Una encuesta de la Confederaci¨®n Estatal de Sindicatos M¨¦dicos de este mismo a?o mostraba que el 87% de los m¨¦dicos realizan guardias, aunque pr¨¢cticamente un 60% de ellos preferir¨ªa no hacerlas. Aunque a partir de los 55 a?os son voluntarias, un 70% contin¨²a, lo que Ortega explica por la sustancial porci¨®n del sueldo que suponen. Se quejan, adem¨¢s, de que esas horas no computan para su jubilaci¨®n y de que, en caso de baja o enfermedad, es una parte del salario que desaparece.
Esta dependencia econ¨®mica es especialmente acusada para los residentes. Con un salario base que parte el primer a?o de unos 1.200 euros brutos al mes, normalmente hacen entre seis y siete guardias mensuales, lo que les supone a menudo m¨¢s dinero que su ingreso ordinario. Las tarifas oscilan y van desde los 9,98 euros brutos por hora para los residentes de primer a?o en Canarias hasta los 29,76 para un adjunto en Murcia, seg¨²n los datos del Centro de Estudios del Sindicato M¨¦dico de Granada. Esto hace que cada guardia (17 horas) se pague entre 169,66 y 505,92 euros brutos en d¨ªas laborales, cifra que sube en festivos y a¨²n m¨¢s en fechas especiales, pero que con retenciones se puede quedar en poco m¨¢s de la mitad.
Los residentes son tambi¨¦n la base sobre la que se sustenta la atenci¨®n continuada de los hospitales. Mientras los adjuntos suelen hacer una o dos guardias al mes, los MIR llegan con frecuencia a seis. Y son ellos los que atienden la mayor¨ªa de los casos. La noche del servicio de obstetricia del Universitario de Toledo ejemplifica bien c¨®mo se organizan. Al mando, la jefa de servicio y una adjunta, las dos m¨¦dicas con m¨¢s responsabilidad en la guardia. En el siguiente escal¨®n, tres MIR: una de tercer a?o, una de segundo y otra que est¨¢ haciendo la rotaci¨®n dentro de la especialidad de Familia. Y para los procedimientos m¨¢s rutinarios, un turno con seis matronas, tres t¨¦cnicas de cuidados auxiliares de enfermer¨ªa y un celador, el ¨²nico hombre en el servicio.
Las residentes atienden las urgencias que entran y solo avisan a las adjuntas si surge algo complicado. Siguen un escalaf¨®n. ¡°Vas evolucionando¡±, dice Paula Guti¨¦rrez, MIR de tercer a?o (R3). ¡°Las urgencias de residente peque?o te aportan much¨ªsimo, pero cuando pasa el tiempo te cansa porque es siempre lo mismo, es el ABC. La mayor¨ªa de los casos no son graves, sino pacientes que no quieren esperar una revisi¨®n ginecol¨®gica o embarazadas que viven con mucha intensidad esa ¨¦poca y cuando notan cualquier cosa vienen¡±, relata.
Esa noche, la primera l¨ªnea de guardia es Andrea Curiel (R2). Son casi las dos de la ma?ana, y conforme lo van contando, suena el busca, que lleva ella por ser la ¡°residente peque?a¡±. Coge el tel¨¦fono y su rostro no se inmuta. ¡°Como ella est¨¢ tranquila, yo estoy tranquila¡±, dice su compa?era de guardia. El monitor de una embarazada presentaba signos an¨®malos y una matrona le avisa. Pero es una falsa alarma.
¡°Yo estoy en el peor momento. Porque las urgencias ya no me aportan mucho, pero tampoco me dejan intervenir en ces¨¢reas o partos complicados¡±, lamenta Curiel a la vuelta de revisar el monitor. ¡°Bueno, hoy has hecho dos legrados. Yo hace unos meses estaba con el busca, pero ahora he pasado a una fase de mucho aprendizaje porque puedo hacer mano en las ces¨¢reas, con el adjunto supervisando¡±, le responde Guti¨¦rrez.
En las guardias buenas, dicen, duermen un par de horas. En las malas, nada. ¡°Yo, si tengo media hora entre que pido una anal¨ªtica y salen los resultados me echo porque s¨¦ que pueden ser los ¨²nicos minutos que pase tumbada¡±, asegura la R3.
Para las adjuntas la guardia suele ser m¨¢s tranquila. Algunas madrugadas son fren¨¦ticas, pero como solo les avisan cuando algo se complica, hay incluso noches que se las pasan durmiendo. ¡°Una de cada 10, como mucho¡±, matiza Vanesa Aguilar. Las dos m¨¦dicas se organizan en turnos: a una le avisan si pasa algo de 12 a cuatro de la ma?ana y, a la otra, de cuatro a ocho. Pero a menudo tienen que llamarlas a las dos.
Si no fuera por la presencia de un redactor y un fot¨®grafo de EL PA?S, seguramente Aguilar y Escudero habr¨ªan estado durmiendo hasta aproximadamente las cinco de la ma?ana. A las 4.50, un celador lleva corriendo en silla de ruedas a una parturienta. Unos minutos despu¨¦s se oye el llanto de un reci¨¦n nacido. Lo que parece un parto r¨¢pido y sin complicaciones ha desgarrado el esf¨ªnter anal de la madre.
Mientras la suturan, entra otra con un beb¨¦ de nalgas. Todav¨ªa no est¨¢ de parto, as¨ª que en principio puede esperar unas horas a la ces¨¢rea. Pero Roc¨ªo Escudero se percata de que el cord¨®n umbilical est¨¢ en la trayectoria de salida del beb¨¦. Con la mano dentro de la vagina para sujetarlo, tienen que ir al quir¨®fano para sacar a la criatura por ces¨¢rea. Y, al mismo tiempo, otra madre, que hab¨ªa perdido a un ni?o en un parto instrumental hac¨ªa unos a?os, da signos preocupantes: las pulsaciones del feto son demasiado bajas. La pesadilla parece repetirse. Ante esta situaci¨®n, lo mejor es no arriesgar, as¨ª que las ginec¨®logas proceden a otra ces¨¢rea de emergencia.
El servicio pas¨® de la m¨¢s absoluta calma al desenfreno. Terminaron a las 8.10. Aguilar llevaba despierta desde poco m¨¢s de las cinco de la ma?ana del d¨ªa anterior y Escudero desde una hora despu¨¦s. Por delante ten¨ªan un d¨ªa que las residentes definen como similar a ¡°una resaca en la que vuelves de fiesta¡±. Las m¨¢s j¨®venes se van a la cama a dormir hasta la hora de comer. Las mayores ya no pegan ojo hasta la noche. ¡°Tenemos trastocado el sue?o¡±, justifican.
Otros modelos
?Hay alternativas a este modelo? Tom¨¢s Cobo, presidente de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial, ve muy complicado un cambio radical. ¡°Es muy dif¨ªcil establecer periodos de 12 horas en algunas cirug¨ªas que pueden durar m¨¢s que eso¡±, apunta, aunque matiza que son cuestiones laborales que tienen que negociar, si procede, los sindicatos.
Fernando Hontangas, representante de Sanidad del CSIF, cree que para empezar deber¨ªan ser voluntarias en todos los casos. ¡°El modelo que hay hasta ahora pone en peligro la seguridad del paciente y de los propios profesionales. A veces las cargas de trabajo son insoportables y no se puede mantener un sistema a base de la falta de conciliaci¨®n de los sanitarios. Pero hay una realidad: para tener un sueldo digno a menudo hay que hacer guardias¡±, asegura.
Otro modelo pasar¨ªa por contratar m¨¢s profesionales. Y en un contexto en el que la Atenci¨®n Primaria est¨¢ en crisis por falta de m¨¦dicos, no es realista pensar que los hospitales vayan a dotarse de muchos m¨¢s recursos humanos. Es un debate en el que ni los propios m¨¦dicos se ponen de acuerdo, as¨ª que cambiarlo no parece una prioridad para las administraciones, ya tienen varios agujeros abiertos en el Sistema Nacional de Salud. Las operaciones tras 24 horas de trabajo est¨¢n para quedarse por un tiempo.
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