La comisaria que rompe el pen¨²ltimo techo de cristal en la Polic¨ªa
Elisa Fari?as es la primera agente que, desde el escalaf¨®n m¨¢s bajo, est¨¢ a punto de ascender a comisaria principal, el m¨¢s alto
La comisaria Elisa Fari?as Abell¨¢n (Madrid, 60 a?os) tiene reservado en su despacho de la Divisi¨®n de Formaci¨®n, en Madrid, un peque?o espacio para la nostalgia. Entre fotograf¨ªas familiares y con antiguos compa?eros de promoci¨®n, destaca una enmarcada en la que el color resiste a duras penas el paso del tiempo. Es del 5 de junio de 1985, del d¨ªa en el que ella recibi¨®, de manos de su padre, tambi¨¦n agente, el despacho que la convert¨ªa en polic¨ªa. Entonces, los agentes a¨²n vest¨ªan la uniformidad marr¨®n, aquella que hizo que se les bautizase con el apelativo de maderos que a¨²n se usa. Entre esa imagen y hoy han pasado casi 40 a?os y toda una carrera profesional en la que Fari?as est¨¢ a punto de protagonizar un hito: ser la primera mujer que, desde el escalaf¨®n m¨¢s bajo de la Polic¨ªa Nacional, logra alcanzar el m¨¢s alto, el de comisar¨ªa principal. ¡°Me queda superar un curso de cuatro meses¡±, puntualiza.
Este techo de cristal es uno de los ¨²ltimos que han roto las mujeres en la Polic¨ªa Nacional, donde en la actualidad son ya 11.824, el 16,9% de los m¨¢s de 70.000 agentes que conforman el cuerpo. Un porcentaje muy superior al de la Guardia Civil, donde est¨¢ en el 9%, pero a¨²n lejos del 40% al que aspiran los responsables pol¨ªticos alcanzar en 2030 y para el que han adoptado iniciativas como, por ejemplo, eliminar la estatura m¨ªnima, que las discriminaba frente a los hombres, o permitir que las candidatas aplacen las pruebas f¨ªsicas de la oposici¨®n si est¨¢n embarazadas. En la ¨²ltima convocatoria lo han hecho una veintena de aspirantes, seg¨²n detalla la comisaria.
El perfil actual de las polic¨ªas es tambi¨¦n reflejo de la evoluci¨®n de la sociedad: la edad media est¨¢ en 41 a?os, el 45,7% son licenciadas o diplomadas universitarias y cada vez ocupan m¨¢s puestos de mando. De hecho, solo en los ¨²ltimos cuatro a?os, el n¨²mero de comisarias principales ¨Descala a la que en unos meses se sumar¨¢ Fari?as¨D ha crecido un 143% y ya son 17. Cuatro de ellas forman parte de la Junta de Gobierno, un ¨®rgano encabezado por el director general e integrado por 15 altos mandos que conforman la c¨²pula de la instituci¨®n. Adem¨¢s, hay 38 comisarias y 247 inspectoras jefes. Un dato reciente apunta a que estas cifras ir¨¢n r¨¢pidamente en aumento: en la ¨²ltima convocatoria para el acceso libre a la escala de mando se han presentado por primera vez m¨¢s mujeres que hombres.
Fari?as admite que el cambio que reflejan estas cifras ha sido ¡°lento, lento, lento¡± desde que ella se present¨® a las pruebas de acceso a polic¨ªa. Entonces los mandos y la estructura eran a¨²n militares. Por ello, valora los ¡°muchos¡± avances en la instituci¨®n. ¡°Recuerdo que al principio las pocas que lo conseguimos [en aquella promoci¨®n, la primera para la Polic¨ªa Nacional, fueron 53 mujeres frente a 447 hombres] tuvimos que acostumbrar tanto a los compa?eros como a la sociedad a que vieran con normalidad mujeres de uniforme¡±, a?ade la ahora comisaria, que recuerda que fueron a?os en los que tuvieron que soportar ¡°alg¨²n comentario desafortunado¡± en la calle y en las propias comisar¨ªas que prefiere olvidar. ¡°Ten¨ªas que vencer esa desconfianza demostrando que val¨ªas m¨¢s que un hombre para este trabajo. Si lo hac¨ªas, ellos te abr¨ªan las puertas de un mundo que hasta entonces hab¨ªa sido exclusivamente de hombres¡±, rememora.
Destinos dispares
En sus 39 a?os de profesi¨®n, Fari?as ha pasado por los destinos m¨¢s dispares. Desde Vitoria a Fuerteventura, con altos en Madrid o M¨¦rida. Y desde seguridad ciudadana a la lucha antiterrorista, comisar¨ªas de distrito, la unidad de protecci¨®n, extranjer¨ªa o, como ahora, la divisi¨®n que se encarga de formar a los futuros agentes. Y en todos ellos compaginarlo con su funci¨®n de madre. ¡°Es que esto no es solamente ir al trabajo. Adem¨¢s, tienes que ejercer de madre y tambi¨¦n estudiar cuando te presentabas a un ascenso¡±, se?ala. Recuerda, por ejemplo, que cuando estuvo destinada ya de inspectora en la comisar¨ªa de Torrej¨®n de Ardoz (Madrid) en m¨¢s de una ocasi¨®n tuvo que llevar en pijama a sus dos hijos a la casa de un compa?ero para que la esposa de este los cuidase mientras ellos sal¨ªan a atender un suceso ocurrido a deshora. ¡°Por fortuna, los turnos y los horarios han cambiado mucho en estos a?os y hoy es mucho m¨¢s f¨¢cil la conciliaci¨®n familiar. Antes ten¨ªas que tirar de la familia, los amigos o pagar a alguien para que te llevara o recogiera a los ni?os al colegio¡±, a?ade.
La comisaria recuerda tambi¨¦n que en ocasiones era ¡°la ¨²nica mujer¡±. Le ocurri¨® en 1990, cuando aprob¨® el curso de ascenso a oficial. Pese a ello, asegura, esta circunstancia no le supuso que la apartasen de ning¨²n servicio. ¡°Tras ese ascenso fui destinada a Vitoria y el segundo jefe de la comisar¨ªa provincial me dijo que hab¨ªa otras cinco mujeres, y que a todas ellas las ten¨ªan en un destino m¨¢s burocr¨¢tico, como es la oficina de denuncias. Sin embargo, a m¨ª, como ya era oficial y se supon¨ªa que ten¨ªa un bagaje previo, me dijo que iba a ir a un radiopatrulla [los veh¨ªculos con los que los agentes uniformados recorren las calles]. Me pareci¨® y me parece lo correcto¡±, destaca.
El pr¨®ximo ascenso de la comisaria Fari?as se produce cuando la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa acaba de aprobar su primer Plan de Igualdad, en el que pone el foco, precisamente, en acabar con las desigualdades que pueden persistir en el seno de la instituci¨®n. Para ello, pretende que haya m¨¢s casos como el de Fari?as y se generalice la presencia de la mujer en todas las escalas y categor¨ªas en igualdad de oportunidades. No es el ¨²nico objetivo del plan. Tambi¨¦n busca reforzar las medidas de conciliaci¨®n de la vida personal y familiar, y prevenir los episodios de violencia y acoso que puedan sufrir las agentes. ¡°Es tan necesario conseguir mejoras como afianzar las que ya hay¡±, se?ala la alto mando. Junto a la foto descolorida en la que su padre le entregaba el despacho que la convirti¨® en agente, la comisaria tiene otras con sus dos hijos, de los que presume que tambi¨¦n son polic¨ªas. En una aparece precisamente entreg¨¢ndole el despacho a su hija. Ha pasado poco tiempo de ella y el color sigue intacto.
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