Vientres de alquiler: el deseo de ser padres convertido en industria
Estados Unidos y M¨¦xico son los principales destinos para los espa?oles que recurren a una pr¨¢ctica que suscita un fuerte debate pol¨ªtico y ¨¦tico
Pablo Porras, de 28 a?os, recuerda la reacci¨®n de rechazo de su marido, Marc, cuando le propuso que se convirtieran en padres recurriendo a un vientre de alquiler. Lleg¨® a casa y despleg¨® sobre la mesa unos cat¨¢logos de opciones y destinos. ¡°Los mir¨® y me dijo que eso no iba a suceder¡±, recuerda. Pero con los a?os, cambi¨® de idea, as¨ª que tras descartar la adopci¨®n, ese fue exactamente el camino que tomaron, una alternativa prohibida en Espa?a: ¡°Para m¨ª era muy importante que tuviera mi carga gen¨¦tica¡±, explica Porras. En 2021, con el mundo todav¨ªa medio paralizado por las restricciones de la covid, la pareja vol¨® a Ciudad de M¨¦xico para conocer a Norma Nathaly Hern¨¢ndez, la mujer de 34 a?os con la que firmaron un contrato para que ella se sometiera a un tratamiento hormonal, se quedara embarazada y diera a luz. El parto fue hace cinco meses. Ella recibi¨® unos 15.000 euros y ellos tienen a su beb¨¦ en casa, en Barcelona.
Si todo esto ocurri¨® entre personas que no se conoc¨ªan de antes y residentes a ambos lados del oc¨¦ano es porque existe toda una red de abogados, agencias, asesores y cl¨ªnicas que opera en varios pa¨ªses y se dedica a conectar el deseo de ser padres de cientos de parejas o de personas solas con las circunstancias, a menudo de necesidad, de otras tantas mujeres que viven all¨¢ donde se permiten los vientres de alquiler. La industria creada en torno a estos dos polos trabaja en una geograf¨ªa cambiante, atravesando legislaciones y burocracias dispares. Sortea prohibiciones y esc¨¢ndalos y se adapta a todo tipo de dificultades, como la crisis sanitaria mundial que gener¨® la covid, e incluso a una guerra, como sucede en Ucrania, que fue uno de los principales destinos para esta pr¨¢ctica antes de la invasi¨®n y donde ahora, con mucha menos actividad ¡ªconserva el 30% de los clientes, seg¨²n New Hope, una de las empresas de referencia del sector¡ª, contin¨²a el negocio.
Cuando la portada de ?Hola! de esta semana retrat¨® a Ana Obreg¨®n, de 68 a?os, con un beb¨¦ en brazos saliendo de un hospital de Miami, el debate ¨¦tico y pol¨ªtico resucit¨® en Espa?a, donde se da la paradoja de que el Estado acaba reconociendo a los ni?os que nacen mediante esa pr¨¢ctica en el extranjero pese a rechazarla de plano. Una sentencia del Tribunal Supremo de 2022 considera que la actividad ¡°entra?a un da?o al inter¨¦s superior del menor y una explotaci¨®n de la mujer que son inaceptables¡±. El contrato que firm¨® Hern¨¢ndez en M¨¦xico con la pareja de barceloneses no vale nada en Espa?a, pero ese inter¨¦s superior del menor es el que prevalece una vez que los ni?os llegan al pa¨ªs.
Hasta hace poco, M¨¦xico era un destino minoritario para los espa?oles que hacen un contrato de vientre de alquiler en el extranjero. Pero ahora ya hay varias agencias espa?olas ¡ªque ya no pueden hacer publicidad despu¨¦s de la reforma de la ley del aborto, aunque cobran por asesorar a los futuros padres¡ª que trabajan con empresas del pa¨ªs norteamericano, que ofrece unas tarifas mucho m¨¢s baratas que las de Estados Unidos, la referencia en todo el mundo para vientres de alquiler. Es el que escogi¨® Ana Obreg¨®n, y hacerlo all¨ª es la opci¨®n m¨¢s parecida a una garant¨ªa de no quedar atrapado con el beb¨¦ en un embrollo legal para lograr su documentaci¨®n. En Estados Unidos, un juez establece la filiaci¨®n del menor a trav¨¦s de una sentencia, y los espa?oles pueden registrar al reci¨¦n nacido en el consulado. Es, tambi¨¦n, el lugar m¨¢s caro: el m¨ªnimo son unos 130.000 euros. En M¨¦xico, en cambio, pueden ser unos 70.000. Ambos pa¨ªses ofrecen la posibilidad a todo tipo de parejas y orientaciones sexuales. ¡°La mayor¨ªa de casos por gestaci¨®n subrogada que tenemos registrados en M¨¦xico son de parejas homosexuales procedentes de Estados Unidos, Espa?a e Israel¡±, cuenta Isabel Fulda, vicedirectora del Grupo de Informaci¨®n en Reproducci¨®n Elegida (GIRE).
En Estados Unidos, las alrededor de 200 agencias de vientres de alquiler lo hacen bajo el paraguas de la Sociedad Estadounidense de Medicina Reproductiva (ASRM, en sus siglas en ingl¨¦s), que establece unas l¨ªneas maestras, pero las normas sobre el perfil de las mujeres que se quedar¨¢n embarazadas, cu¨¢nto costar¨¢, el presupuesto o la edad de los futuros padres son fijadas por cada una de ellas. Una de las m¨¢s importantes, Growing Generations, con sede en el Estado de Virginia Occidental, dice recibir al a?o entre 15.000 y 20.000 solicitudes de mujeres dispuestas a gestar para terceros, de las que selecciona alrededor de un centenar. ¡°Menos de un 2% de las candidatas resultan elegidas¡±, explica Jessica Junyent, vicepresidenta de Desarrollo Internacional de la agencia. ¡°Desde 1996, cuando se cre¨®, hemos tra¨ªdo al mundo a 2.126 beb¨¦s. Trabajamos con m¨¢s de 60 pa¨ªses, aunque la mayor¨ªa de los padres son de Asia y Europa. De Espa?a llegan entre 15 y 20 al a?o¡±.
Las mujeres que se embarazan para otros en esta agencia de EE UU cobran un m¨ªnimo de 57.000 d¨®lares (algo menos de 52.300 euros), aunque pueden llegar a los 100.000. A los futuros padres el proceso les cuesta entre 145.000 y 250.000 d¨®lares, en funci¨®n de que aporten material gen¨¦tico propio o deban recurrir a una ovodonaci¨®n o a un banco de esperma. El beb¨¦ es entregado inmediatamente despu¨¦s del parto a la pareja o al individuo que vaya a hacerse cargo de ¨¦l.
Las experiencias que relatan las mujeres que dar¨¢n a luz a los beb¨¦s de otros son muy diferentes seg¨²n en qu¨¦ pa¨ªs vivan, con qu¨¦ intermediarios se hayan cruzado y qu¨¦ grado de vulnerabilidad tengan. Ana, una mujer del Estado de M¨¦xico que prefiere no dar su nombre real por miedo a represalias, entr¨® en un programa de vientres de alquiler con 21 a?os para tener el beb¨¦ de una pareja homosexual de EE UU. La motivaci¨®n de esos dos hombres era claramente econ¨®mica, puesto que esta pr¨¢ctica es legal en algunos Estados: buscaban la opci¨®n m¨¢s barata. Para Ana, lo que parec¨ªa un procedimiento sencillo se convirti¨® en un infierno: el tratamiento hormonal necesario para la prestaci¨®n afect¨® a su salud, nunca recibi¨® una copia de su contrato ni conoci¨® a la pareja hasta el mismo d¨ªa del parto, vivi¨® violencia obst¨¦trica y fue amenazada cuando no quiso entregar al ni?o. El pago fue de 150.000 pesos (unos 7.500 euros). ¡°Me arrepent¨ª de entregar al beb¨¦ y pasaron de decirme que todo era perfectamente legal a amenazarme con meterme en la c¨¢rcel. Comercian con los cuerpos de las mujeres y se benefician econ¨®micamente de ello¡±, denuncia. Despu¨¦s de dar a luz, Ana acab¨® dando a aquellos hombres al ni?o. Pese al paso de los a?os, dice que todav¨ªa tiene pesadillas.
La mexicana Hern¨¢ndez explica que ha tenido tres embarazos en total y dice que le gustar¨ªa repetir la experiencia. Cuando se le pregunta qu¨¦ siente por el beb¨¦ que pari¨®, responde: ¡°No le puedes transmitir amor como a un hijo porque sabes que no es tuyo, pero sabes que es un beb¨¦ deseado y esperado. Sent¨ª una gran responsabilidad de tenerlo¡±, asegura. Tambi¨¦n reconoce que si no existiera un pago de por medio, no hubiera gestado. ¡°Ninguna mujer va a pasar por un proceso as¨ª si no hubiese una compensaci¨®n de por medio, solo lo har¨ªas por alguien muy cercano¡±, dice. Ella recibi¨® de los barceloneses unos 15.200 euros divididos en 10 plazos conforme avanzaba el embarazo y previa firma de un contrato muy detallado. Este dinero, en realidad, solo representa un 16% de los 90.000 euros que pagaron en total los espa?oles Pablo y Marc. Esa cantidad es 20.000 euros superior a lo que esperaban, porque se encontraron con trabas para obtener el pasaporte del ni?o. De hecho, se quedaron tres meses varados en M¨¦xico, y a d¨ªa de hoy a¨²n no han conseguido que se reconozca como espa?ol e hijo de ambos.
Aunque no hay una cifra exacta de cu¨¢ntas agencias integran este negocio en M¨¦xico, se puede decir que est¨¢ en auge. En 2018, la facturaci¨®n de los vientres de alquiler fue de 6.000 millones de d¨®lares (5.500 millones de euros), y un crecimiento anual del 24,5%, seg¨²n Eleane Proo, investigadora de la Universidad Nacional Aut¨®noma de M¨¦xico (UNAM), que cita cifras del Surrogacy Market Share Report 2025. ¡°En pa¨ªses como M¨¦xico, que es una econom¨ªa emergente, la gestaci¨®n subrogada viene muy bien al Estado¡±, indica Proo, contraria a la regulaci¨®n. ¡°Por eso hace la vista gorda, porque tiene que ver con m¨¢s inversi¨®n y con m¨¢s llegada de extranjeros¡±, apunta.
Un contrato para el embarazo
Durante nueve meses, la vida de estas mujeres est¨¢ regida por las cl¨¢usulas de un contrato. Los futuros padres pagan el tratamiento hormonal, dietas, traslados, seguro de gastos m¨¦dicos y medicamentos, entre otros. En uno firmado en M¨¦xico, la mujer se compromete a seguir un tratamiento hormonal, a no echarse atr¨¢s en el proceso y a no reclamar al beb¨¦ una vez nazca. En otro contrato facilitado por una agencia espa?ola, se ve c¨®mo el control al que se someten es considerable: tienen restringida la libertad de movimiento ¨Dnecesita autorizaci¨®n m¨¦dica para volar en cualquier momento del embarazo¨D y no puede salir del pa¨ªs despu¨¦s de la semana 24 de gestaci¨®n, por si hay un parto fuera de la jurisdicci¨®n en la que tiene validez el contrato. Adem¨¢s, debe notificar a los futuros padres si acepta un nuevo empleo, si cambia de domicilio, y no puede tener relaciones sexuales cuando quiera (¡±esto puede incluir la abstinencia (...) durante largos periodos de tiempo¡±) ni con quien quiera (solo con una persona ¡°examinada de enfermedades sexualmente transmisibles con resultado negativo¡±). En caso de ¡°p¨¦rdida org¨¢nica¡± a consecuencia del embarazo, la mujer recibir¨¢ una compensaci¨®n econ¨®mica ¡°por las molestias e incomodidades¡±. Y aqu¨ª la concreci¨®n se esfuma: ¡°(...) cuyo monto se determinar¨¢ (...) dependiendo de las circunstancias¡±.
Es dif¨ªcil conocer la magnitud del fen¨®meno en el mundo, ya que en varios pa¨ªses donde es legal no hay registros. Tampoco se sabe con precisi¨®n cu¨¢ntos espa?oles han recurrido a esta pr¨¢ctica en el extranjero. La ¨²nica referencia oficial es la que ofrecen los registros civiles de los consulados de Espa?a en el extranjero. ¡°Entre 2010 y 2021 se registraron un total de 3.273 beb¨¦s nacidos en el contexto de contratos impulsados por ciudadanos espa?oles¡±, explica Ana Trejo Pulido en su libro En el nombre del padre, reci¨¦n publicado. De estos, casi la mitad proceden de Estados Unidos (1.441), seguidos por Ucrania (1.294), India (194), Canad¨¢ (110) y M¨¦xico (59).
La cifra es incompleta, puesto que tambi¨¦n puede haber ni?os que sean inscritos una vez est¨¢n en Espa?a, donde las familias tambi¨¦n pueden iniciar un juicio de filiaci¨®n o adopci¨®n. Y el desfase es enorme si se compara con los c¨¢lculos que hacen las agencias que operan en Espa?a o la principal asociaci¨®n de padres que recurren a esta pr¨¢ctica, Son Nuestros Hijos. ¡°Ese dato es falso¡±, afirma Eduardo Chaper¨®n, uno de los portavoces de la organizaci¨®n que agrupa a unas 800 familias. ¡°Hay much¨ªsimas que no llevan a cabo el proceso en los consulados¡±, explica, y agrega que rondar¨¢n los mil ni?os al a?o nacidos por esta v¨ªa. Hasta que logren la regularizaci¨®n, los ni?os tendr¨¢n la nacionalidad que conste en el pasaporte con el que llegaron a Espa?a desde el pa¨ªs en el que nacieron. Al ser extranjeros a ojos del Estado, tienen que sortear trabas burocr¨¢ticas para servicios b¨¢sicos durante ese tiempo.
El sector de los vientres de alquiler en Espa?a se ha ido transformando en los ¨²ltimos a?os. La actividad de las agencias ha ido recort¨¢ndose al estar en el punto de mira de las autoridades y ahora solo pueden asesorar y cobran por esa informaci¨®n. Cosa muy distinta sucede en los pa¨ªses donde se lleva a cabo el proceso, como en EE UU, donde es la agencia ¡°la que orquesta todo: el m¨¦dico, enfermeras, psic¨®logos, la compa?¨ªa aseguradora y el abogado para establecer los t¨¦rminos del contrato, as¨ª como el proceso legal de filiaci¨®n¡±, afirma Junyent, responsable de la parte internacional de una de estas empresas. ¡°Nuestras candidatas no se gu¨ªan solo por el dinero, porque no aceptamos mujeres sin recursos¡±, asegura.
En esta ¨²ltima idea insiste Chaper¨®n, cuyo hijo naci¨® en Los ?ngeles. Defiende la regulaci¨®n, la creaci¨®n de un registro para poner n¨²meros a esta situaci¨®n y que esta pr¨¢ctica se haga siempre ¡°en condiciones de igualdad¡±. ¡°?Yo tengo una situaci¨®n de igualdad con la mujer que ha gestado a mi hijo? S¨ª. Para empezar, porque gana m¨¢s que yo, y para seguir, porque vive en una casa que es mejor que la m¨ªa¡±, afirma. Chaper¨®n aboga por la labor informativa de la asociaci¨®n, que se nutre de la experiencia de los propios padres, para evitar intermediarios (b¨¢sicamente, agencias) ¡°que da?an la imagen¡± de estas familias.
Antes de empezar a hablar para este reportaje, Chaper¨®n deja claro su rechazo al t¨¦rmino vientres de alquiler, algo que trasmiten tambi¨¦n el resto de entrevistados involucrados en esta pr¨¢ctica, en Espa?a y en otros pa¨ªses: ¡°Puedes estar a favor o en contra, pero es un lenguaje peyorativo, da?ino, que ofende¡±. El t¨¦rmino vientre de alquiler, sin embargo, es el elegido como correcto por EL PA?S, ya que ¡°muestra la verdadera carga social del fen¨®meno, en lugar de los eufemismos ¡®maternidad subrogada¡¯ o ¡®gestaci¨®n subrogada¡±, seg¨²n recoge el Libro de Estilo de la Redacci¨®n.
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