La primera ¡°licencia para discriminar¡± del Supremo de Estados Unidos
Jueces progresistas, activistas LGTBI y organizaciones de derechos civiles temen las consecuencias de la sentencia que avala a la dise?adora que rechaza trabajar para las bodas de homosexuales
Un caso con aspecto de prefabricado ha servido a la mayor¨ªa conservadora del Tribunal Supremo de Estados Unidos para asestar un golpe a la comunidad LGTBI. La sentencia dictada el pasado viernes a favor de una dise?adora de Colorado que se niega a prestar sus servicios para bodas entre personas del mismo sexo es, seg¨²n el voto particular de las tres juezas progresistas, ¡°una licencia para discriminar¡±, la primera de ese tipo que conc...
Un caso con aspecto de prefabricado ha servido a la mayor¨ªa conservadora del Tribunal Supremo de Estados Unidos para asestar un golpe a la comunidad LGTBI. La sentencia dictada el pasado viernes a favor de una dise?adora de Colorado que se niega a prestar sus servicios para bodas entre personas del mismo sexo es, seg¨²n el voto particular de las tres juezas progresistas, ¡°una licencia para discriminar¡±, la primera de ese tipo que concede el alto tribunal estadounidense. No solo eso, las juezas, organizaciones de derechos civiles y activistas LGTBI temen que por la espita que se ha abierto puedan colarse muchos m¨¢s casos de marginaci¨®n.
Lorie Smith, la dise?adora, nunca ha hecho p¨¢ginas webs para bodas. Nunca una pareja homosexual le ha encargado hacer una. Pero ella dice que quiere hacerlas en el futuro, pero siempre que pueda negarse a prestar ese servicio para bodas entre personas del mismo sexo. Adem¨¢s, no le basta con rechazar esos encargos, sino que quiere publicar un aviso en el sitio web de la empresa anunciando su intenci¨®n de discriminar. Con el apoyo legal de la organizaci¨®n conservadora Alliance Defending Freedom (Alianza para la Defensa de la Libertad), los jueces del Tribunal Supremo le han dado la raz¨®n en virtud de la libertad de expresi¨®n.
Estados Unidos tiene un largo historial de discriminaci¨®n, en particular de la poblaci¨®n negra. Casi todos los Estados tienen leyes que obligan a los establecimientos p¨²blicos a atender a los clientes con independencia de su raza, sexo y creencias. El Supremo ha ido consagrando ese derecho al mismo trato a lo largo de su historia. Hasta la sentencia del pasado viernes.
¡°En este momento crucial, el Tribunal ten¨ªa la oportunidad de reafirmar su compromiso con la igualdad en nombre de todos los miembros de la sociedad, incluidas las personas LGTB. No lo hace¡±, escribi¨® la jueza Sonia Sotomayor en su voto particular discrepante, que apoyan las tambi¨¦n progresistas Elena Kagan y Kentanji Brown Jackson.
Ese voto particular es una contundente enmienda a la totalidad de la sentencia dictada por la mayor¨ªa conservadora: ¡°Hoy es un d¨ªa triste en el derecho constitucional estadounidense y en la vida de las personas LGTB. El Tribunal Supremo de Estados Unidos declara que un determinado tipo de negocio, aunque abierto al p¨²blico, tiene derecho constitucional a negarse a servir a miembros de una clase protegida. El Tribunal lo hace por primera vez en su historia¡±, subraya.
¡°Al conceder esta nueva licencia para discriminar en un caso presentado por una empresa que pretende negar a las parejas del mismo sexo el disfrute pleno y en igualdad de condiciones de sus servicios, el efecto inmediato y simb¨®lico de la decisi¨®n es marcar a los gays y lesbianas con un estatus de segunda clase. De este modo, la propia decisi¨®n inflige una especie de da?o por estigma, adem¨¢s de cualquier da?o causado por la denegaci¨®n del servicio. La opini¨®n del Tribunal es, literalmente, un aviso que dice: ¡®Algunos servicios pueden denegarse a parejas del mismo sexo¡±, argumenta.
Las juezas progresistas sostienen que el caso no puede entenderse fuera del contexto en el que surge. Solo este a?o se han presentado m¨¢s de 525 proyectos de ley anti-LGTB en 41 estados, y m¨¢s de 75 se han convertido en ley, seg¨²n datos de Human Rights Campaign (HRC), la mayor organizaci¨®n nacional de defensa de los derechos civiles de lesbianas, gays, bisexuales, transexuales y queer. ¡°Vivimos en un estado de emergencia¡±, aseguran sus activistas.
Las juezas creen que esa respuesta reaccionaria es similar a la que se produjo ante las conquistas de las mujeres y de los afroamericanos con los movimientos civiles, pero que en otro momento hubo en el Supremo ¡°jueces valientes¡± que rechazaron las peticiones de quienes reclamaron derechos constitucionales para discriminar, incluso cuando se basaban en creencias religiosas sinceras.
Uno de los peligros de la sentencia es que no deja claro bajo qu¨¦ criterios se puede alegar la libertad de expresi¨®n para poder discriminar a alguien con quien no se est¨¢ de acuerdo. En el caso de una boda entre personas del mismo sexo, ?se puede negar a prestar sus servicios el fot¨®grafo? ?Y el que hace de forma creativa los arreglos de flores? ?Y los que preparan la comida? ?Y los que imprimen las invitaciones? La ambig¨¹edad es abono para conflictos futuros.
El propio presidente de Estados Unidos, Joe Biden, tras afirmar que ¡°nadie debe ser discriminado por ser quien es o por amar a quien ama¡±, advirti¨® de esos riesgos: ¡°Aunque la decisi¨®n del Tribunal solo se refiere a los dise?os originales expresivos, me preocupa profundamente que pueda invitar a una mayor discriminaci¨®n contra los estadounidenses LGTB. La decisi¨®n de hoy debilita leyes de larga data que protegen a todos los estadounidenses contra la discriminaci¨®n en los establecimientos p¨²blicos, incluidas las personas de color, las personas con discapacidad, las personas religiosas y las mujeres¡±, dijo Biden.
El presidente se est¨¢ enfrentando abiertamente a un Supremo que con su mayor¨ªa conservadora de 6 jueces a 3 lograda durante la presidencia de Donald Trump est¨¢ acometiendo cambios de calado en su doctrina. En su revoluci¨®n conservadora ha derogado el derecho federal al aborto, ha reforzado el derecho a llevar armas de fuego, ha puesto trabas a la lucha contra el cambio clim¨¢tico, ha dado un golpe mortal a la discriminaci¨®n positiva en el acceso a la universidad y tomado otras decisiones con impacto en la vida de los estadounidenses.
En este caso, los jueces conservadores dieron la raz¨®n a la dise?adora argumentando que Colorado no pod¨ªa forzarla a decir algo con lo que no est¨¢ de acuerdo. Las progresistas replican que nadie la obliga, que ella puede ofrecer webs que incluyan citas b¨ªblicas y digan que el ¨²nico matrimonio verdadero es entre un hombre y una mujer, pero lo que no deber¨ªa poder hacer, si quiere tener un negocio abierto al p¨²blico, es denegar las web que ofrece por motivos de orientaci¨®n sexual.
En el voto particular, la jueza Sotomayor subraya que la sentencia ¡°recuerda a las personas LGTB una sensaci¨®n dolorosa que conocen demasiado bien: hay lugares p¨²blicos donde pueden ser ellos mismos, y otros donde no¡±. ¡°Pregunte a cualquier persona LGTB y sabr¨¢ con qu¨¦ frecuencia se ven obligados a navegar por la vida de esta manera. Deben preguntarse: Si revelo mi identidad a este compa?ero de trabajo, o a este tendero, ?me tratar¨¢n igual? Si cojo la mano de mi pareja en este entorno, ?alguien me mirar¨¢ fijamente, me acosar¨¢ o incluso me har¨¢ da?o? Es una forma horrible de vivir. Liberarse de este modo de vida es el objeto mismo de una ley que declara que todos los ciudadanos tienen derecho a habitar los espacios p¨²blicos en igualdad de condiciones¡±, explica.
¡°Esta decisi¨®n del Tribunal Supremo es un peligroso paso atr¨¢s, que otorga a algunas empresas el poder de discriminar a las personas simplemente por lo que somos¡±, sostiene Kelley Robinson, presidenta de HRC. La reacci¨®n de los activistas oscila entre se?alar los riesgos y subrayar que la sentencia no puede convertirse en una patente de corso. ¡°A pesar de que nuestros oponentes afirman que se trata de una gran victoria, esta sentencia no otorga un poder ilimitado para discriminar. No significa que se pueda discriminar a ninguna persona LGTB en materia de vivienda, empleo o banca: esas protecciones siguen estando consagradas en la legislaci¨®n federal. La comunidad LGTB se encuentra en un estado de emergencia en el que todos los niveles de gobierno intentan borrarnos, pero no dejaremos que nos borren: lucharemos¡±, a?ade Robinson.
La sede de Creative 303, la empresa de dise?o de Smith, est¨¢ en Colorado, cuyo gobernador es Jared Polis, que en 2018 se convirti¨® en el primer hombre homosexual elegido gobernador en Estados Unidos. ¡°Por desgracia, los estadounidenses han visto c¨®mo el Tribunal Supremo se obsesionaba cada vez m¨¢s con quitar libertades. Estas sentencias son contrarias a los valores de Colorado y seguiremos luchando contra el fanatismo y la discriminaci¨®n en todas sus feas formas¡±, reaccion¨® Polis a trav¨¦s de un comunicado.
¡°Las amplias exenciones que permiten la discriminaci¨®n por motivos religiosos tambi¨¦n perjudican a los creyentes¡±, sostiene Francis DeBernardo, director ejecutivo de New Ways Ministry, organizaci¨®n que defiende a los homosexuales cat¨®licos: ¡°La comunidad LGTB, las personas de fe y todo el pa¨ªs se han visto muy perjudicados por la decisi¨®n del Tribunal Supremo de EE UU en el caso 303 Creative, que permite peligrosamente que las creencias religiosas sean utilizadas como arma para la discriminaci¨®n¡±, a?ade.
Las juezas progresistas del Supremo se?alan que la sentencia amenaza con ¡°balcanizar¡± el mercado y permitir la exclusi¨®n de otros grupos de muchos servicios. Por ejemplo, un dise?ador de p¨¢ginas web podr¨ªa negarse a crear una p¨¢gina web de bodas para una pareja interracial, indica. ¡°Qu¨¦ r¨¢pido olvidamos que la oposici¨®n al matrimonio interracial sol¨ªa deberse a que ¡®Dios Todopoderoso... no pretend¨ªa que las razas se mezclaran¡±, argumenta Sotomayor.
Adem¨¢s, el motivo de la discriminaci¨®n ni siquiera tiene por qu¨¦ ser religioso, ya que la excusa es la libertad de expresi¨®n. ¡°Una papeler¨ªa podr¨ªa negarse a vender un anuncio de nacimiento a una pareja discapacitada porque se opone a que tengan un hijo. Una gran tienda podr¨ªa reservar sus servicios de retratos de familia a las familias ¡®tradicionales¡¯. Y as¨ª sucesivamente¡±, escribe.
Neil Gorsuch, ponente de la sentencia para la mayor¨ªa conservadora, reprocha critica esos ejemplos: ¡°El voto discrepante pasa gran parte de su tiempo a la deriva en un mar de hip¨®tesis sobre fot¨®grafos, periodistas y otros, preguntando si ellos tambi¨¦n prestan servicios expresivos amparados por la Primera Enmienda. Pero esos casos no son este¡±, dice.
Los activistas le recuerdan a Gorsuch que en realidad este mismo caso es m¨¢s bien una hip¨®tesis. Ninguna pareja gay le ha pedido a Smith una web para su boda, est¨¢ construido sobre supuestos: ¡°No se equivoquen, este caso fue fabricado por la Alianza para la Defensa de la Libertad para crear una nueva licencia para discriminar a las personas LGTB¡±, concluye Robinson.
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