La comisaria de Interior de la UE defiende revisar las comunicaciones para detectar pederastia: ¡°Tenemos la obligaci¨®n moral de proteger a los menores¡±

La comisaria europea de Interior, Ylva Johansson, se ha puesto la misi¨®n durante los pr¨®ximos meses de sacar adelante la directiva contra el abuso sexual infantil online. La regulaci¨®n, que busca obligar a las compa?¨ªas de Internet a revisar las comunicaciones para detectar el abuso a menores, ha alarmado a parte del sector tecnol¨®gico y grupos de defensa de los derechos digitales, que han acusado a Johansson y a algunos Estados miembros de querer emplear la normativa para romper el cifrado de Internet y de provocar grietas para el espionaje. El curso pol¨ªtico europeo que despega con fuerza esta semana es decisivo para la directiva. Si no cristaliza este semestre, durante la presidencia espa?ola del Consejo de la UE, ser¨¢ complicado que salga adelante.

¡°Est¨¢ claro que hay compa?¨ªas fuertes que no quieren someterse a la regulaci¨®n o abordar el debate entre la privacidad y la seguridad. Creo que tiene que haber un equilibrio¡±, remarca tajante Johansson en una entrevista durante un reciente un viaje a Madrid junto a otros comisarios. ¡°En el mundo online hay una tendencia a ver las cosas en blanco y negro, la privacidad es un derecho fundamental, pero tambi¨¦n hay que buscar el equilibrio sobre la privacidad de esos ni?os v¨ªctimas del abuso¡±, lanza la socialdem¨®crata sueca (Huddinge, 1964). ¡°Hay cierto malentendido sobre que los ni?os pueden protegerse solos. No pueden y tenemos la obligaci¨®n moral de hacerlo¡±, incide.

Un grupo de ingenieros de 33 pa¨ªses, incluidos algunos de renombre, se han movilizado contra la directiva. Sostienen que la regulaci¨®n, en la pr¨¢ctica y con la tecnolog¨ªa ¡°de escaneo¡± de informaci¨®n disponible supondr¨ªa instalar un ¡°software de espionaje¡± en los m¨®viles de los ciudadanos de la UE, dicen en una carta abierta. Johansson contradice ese argumento y remarca que esos cr¨ªticos, a trav¨¦s de hip¨®tesis t¨¦cnicas y especulaciones, buscan ¡°socavar¡± las intervenciones efectivas que busca la directiva para combatir el abuso infantil en Internet. Su tribuna abierta hace unas semanas, adem¨¢s, escoci¨® particularmente en el sector. ¡°Tengo esperanza de que la directiva salga adelante, pero el debate es realmente duro e inc¨®modo¡±, reconoce Johansson. ¡°Y es vital alzar la voz por los ni?os¡±, abunda.

Ahora, la identificaci¨®n de materiales en Internet que supongan un abuso sexual infantil es voluntaria y se hace a trav¨¦s de unas normas que expiran en verano de 2024. De ah¨ª el aceler¨®n de Johansson. No hay una regulaci¨®n en la UE que imponga esa detecci¨®n. Y eso es lo que quiere la directiva. La detecci¨®n es la ¨²nica manera de iniciar las investigaciones en muchos casos, dice Johansson, ya que los menores, con mucha frecuencia, tienen miedo de hablar. ¡°Hay una responsabilidad de las empresas¡±, remarca.

Johansson no apunta a ninguna tecnolog¨ªa en concreto y habla de f¨®rmulas lo menos intrusivas posibles. ¡°Esta tecnolog¨ªa actuar¨ªa como un perro antidroga: el perro esa autorizado para entrar en una oficina de correos o para revisar los enseres personales en los aeropuertos y sitios p¨²blicos y lo aceptas¡±, explica la comisaria, que propone lo que denomina ¡°tecnolog¨ªa neutral¡±. ¡°Imponer una tecnolog¨ªa espec¨ªfica fechar¨ªa instant¨¢neamente la propuesta y la dejar¨ªa obsoleta¡±, dice. ¡°Negar la posibilidad de utilizar las tecnolog¨ªas disponibles supone enviar a los perpetradores de todo el continente un mensaje de ¡®adelante¡¯. Podr¨¢n operar con virtual impunidad¡±, a?ade la sueca.

¡°En mi propuesta ser¨ªa tambi¨¦n obligatorio para las compa?¨ªas hacer una valoraci¨®n de riesgos, medidas de mitigaci¨®n y escanear [la informaci¨®n] si es necesario¡±, dice Johansson. ¡°La mayor¨ªa de las compa?¨ªas quiere cooperar, pero tambi¨¦n hay algunas que lo discuten, que dicen que no tienen ning¨²n tipo de responsabilidad. No mencionar¨¦ compa?¨ªas espec¨ªficas, algunas tampoco lo hacen hoy y son muy agresivas¡±, afirma.

La regulaci¨®n tambi¨¦n incluye la creaci¨®n de un centro europeo especializado para luchar contra el abuso infantil online, que coordine y que trabaje con las empresas y con los Estados miembros. ¡°Estoy considerando si deber¨ªamos poner un consejo asesor con v¨ªctimas, supervivientes, que est¨¦n vinculadas al centro, porque creo que rara vez se escuchan sus voces, y debemos escucharles. Deben tener m¨¢s visibilidad¡±, incide la socialdem¨®crata sueca.

Uno de cada cinco ni?os, v¨ªctima

¡°Resulta incre¨ªble que todav¨ªa no tengamos una regulaci¨®n en la UE sobre el abuso infantil online. Me siento como una pionera con esta propuesta¡±, dice Johansson. ¡°La gente entiende la atrocidad del crimen, pero no el volumen¡±, remarca. El Consejo de Europa estima que uno de cada cinco ni?os ha sido v¨ªctima de alg¨²n tipo de abuso sexual y los estudios se?alan que la mayor¨ªa de las veces el agresor es alguien cercano. Aunque hace tiempo que no se actualizan esas estimaciones y apenas hay datos sobre el abuso online. Johansson afirma que Internet ha empeorado su propagaci¨®n.

La responsable europea de Interior, una de las comisarias m¨¢s potentes del Ejecutivo comunitario de Ursula von der Leyen, explica que el a?o pasado se recibieron en la UE unos 1,5 millones de reportes de las compa?¨ªas de Internet recopilando cinco millones de v¨ªdeos y fotos y actividades de grooming (cuando un adulto se pone en contacto con un menor para ganarse su confianza para luego involucrarle en una actividad sexual). De ellos, un 70% proven¨ªa de comunicaciones privadas, un 20% de chats y un 10% de ¨¢reas abiertas, seg¨²n Johansson. ¡°Basado en estos estudios rescatamos al menos a un ni?o cada tres d¨ªas. Y luego escuchas un argumento que dice: ¡®Y qu¨¦ hay de mi privacidad¡¯. Simplemente imagine esas fotograf¨ªas y v¨ªdeos de los peores momentos de su vida circulando ah¨ª fuera. Esto tambi¨¦n es un asunto de privacidad¡±, reitera.

Johansson habla de los ¡°manuales ped¨®filos¡± que se pueden encontrar en Internet. ¡°Contenidos que explican como penetrar a una beb¨¦ de ocho meses o c¨®mo contactar a un ni?o de cuatro a?os, qu¨¦ tipo de tecnolog¨ªa usar o c¨®mo no ser detectado. Este tipo de manuales ped¨®filos est¨¢n criminalizados directamente en unos pocos Estados miembros, pero es el momento de considerar si deber¨ªan penalizarse a nivel de la UE o qu¨¦ tipo de restricciones deber¨ªan aplicarse a nivel europeo¡±, apunta.

La directiva est¨¢ ahora en proceso de debate y el Parlamento Europeo ¡ªque empieza el curso con un gran pleno este lunes¡ª y el Consejo Europeo est¨¢n finalizando sus posiciones. ¡°Por eso estamos en un momento de extrema importancia¡±, dice Johansson. ¡°Tengo mucha confianza en la Presidencia espa?ola y, personalmente, en Fernando Grande-Marlaska [el ministro del Interior espa?ol], que est¨¢ muy involucrado en el asunto¡±, dice. Espa?a, junto a Finlandia o Irlanda, es uno de los pa¨ªses partidarios de la directiva. Otros, como Alemania no la apoyan con el argumento de la privacidad. Polonia cree que no es necesaria. ¡°Hay una gran falta de conocimiento sobre la enormidad de estos delitos y sus consecuencias, lo comunes que son y cu¨¢ntos ni?os reciben acercamientos cada d¨ªa online. No podemos continuar sin una legislaci¨®n adecuada sobre este asunto¡±.

¡°Hay Estados miembros que no est¨¢n apoyando suficiente a las v¨ªctimas y supervivientes¡±, afirma la comisaria de Interior. ¡°Uno de los objetivos para el nuevo curso debe ser trabajar en las tecnolog¨ªas que deben apoyarse para la detecci¨®n, porque tiene que haber una decisi¨®n de un juez y tecnolog¨ªa espec¨ªfica que sea lo menos intrusiva posible, pero a la vez dar un sost¨¦n a los Estados miembros tambi¨¦n para que apoyen a las v¨ªctimas¡±, dice.

Con los datos en la mano, una mayor¨ªa de la ciudadan¨ªa europea apoya la directiva, seg¨²n una encuesta del Eurobar¨®metro de hace unas semanas. Y la preocupaci¨®n por este tipo de abuso aumenta: el 73% de los europeos considera que este abuso es un problema generalizado o muy generalizado; el 92% cree que es un problema en aumento.