Una vida investigando la leucemia... y la leucemia entr¨® en casa
Mar¨ªa Luisa Toribio es una de las m¨¢s reconocidas cient¨ªficas en torno a los linfocitos T humanos, el mismo campo que estudia su marido, al que le diagnosticaron un c¨¢ncer en estas c¨¦lulas
Mar¨ªa Luisa Toribio fue ¡°una ni?a de F¨¦lix Rodr¨ªguez de la Fuente¡±. El amor a los animales y a la naturaleza que le contagi¨® el ambientalista le llev¨® a cursar Biolog¨ªa, aunque m¨¢s tarde su carrera deriv¨® a los linfocitos T humanos. Fue por culpa de Jos¨¦ Ram¨®n Regueiro, su marido: un viaje a un congreso de inmunolog¨ªa ¨D¨¦l es catedr¨¢tico de la materia en la Universidad Complutense de Madrid¨D le llev¨® a interesarse por c¨®mo se formaba este sistema de defensa contra virus y otros pat¨®genos. Y, de ah¨ª, pas¨® a estudiar la leucemia, el c¨¢ncer de estas mismas c¨¦lulas; el c¨¢ncer del que su marido fue diagnosticado hace cinco a?os, y a cuya cura ha aplicado ahora sus conocimientos.
Toribio, madrile?a de 65 a?os, es una de las investigadoras m¨¢s reputadas de Espa?a sobre la leucemia linfobl¨¢stica aguda de las c¨¦lulas T (LLA-T). En el transcurso de una larga conversaci¨®n en el Centro de Biolog¨ªa Molecular Severo Ochoa de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, donde trabaja, hace el gesto de cruzar los dedos con ambas manos en dos ocasiones.
La primera, cuando habla de que alguna empresa farmac¨¦utica se interese en desarrollar un descubrimiento que ha hecho junto a su equipo y que podr¨ªa dar lugar a un tratamiento para curar a m¨¢s de la mitad de los pacientes de este c¨¢ncer, evitando las complicaciones de la quimioterapia y, potencialmente, las reca¨ªdas.
El avance, conseguido gracias a los fondos del Ministerio de Ciencia, la Asociaci¨®n Espa?ola Contra el C¨¢ncer, la Fundaci¨®n Inocente Inocente y a una beca de la Fundaci¨®n Unoentrecienmil, es prometedor, pero tiene un largo y costoso camino de ensayos cl¨ªnicos por delante antes de que pueda aplicarse a pacientes. ¡°Lo que ocurre es que el inter¨¦s de las farmac¨¦uticas depende de cu¨¢l vaya a ser la ganancia econ¨®mica. Y la LLA-T es una enfermedad rara, con una incidencia baja en la poblaci¨®n [aproximadamente un caso por cada 400.000 personas adultas al a?o, y casi el doble en ni?os]. Y, claro, no es lo mismo que invertir para investigaciones en c¨¢ncer de mama, por ejemplo¡±, lamenta Toribio.
Lo que le proponen para acelerar el proceso es crear una spin off (una empresa que surge de otra o, en este caso, de un proyecto de investigaci¨®n p¨²blica), que busque a inversores, siga desarrollando los tratamientos y luego, cuando la investigaci¨®n est¨¦ m¨¢s encaminada, lo venda a una farmac¨¦utica que la culmine y comercialice. ¡°Ese no es el trabajo de un acad¨¦mico, si me dedicase a todo eso no podr¨ªa investigar¡±, se queja con la sensaci¨®n ¡°frustrante¡± de que algo que podr¨ªa salvar a muchos pacientes est¨¢ sin desarrollar.
La segunda vez que cruza los dedos es cuando habla del c¨¢ncer de su marido, que estaba en estadio 4 (el m¨¢s avanzado) antes de que le hicieran un trasplante de m¨¦dula. Despu¨¦s de la operaci¨®n y de momentos muy dif¨ªciles, en los que pr¨¢cticamente no pod¨ªa andar, el c¨¢ncer parec¨ªa haber desaparecido, pero hubo una recidiva (una reaparici¨®n de la enfermedad). Ahora se ha situado en estadio 1 y lo que pueda suceder en el futuro es una inc¨®gnita. Esa incertidumbre es ¡°un martirio¡± para ella, ¡°una cient¨ªfica acostumbrada a dise?ar experimentos para resolver sus preguntas¡±.
?l vive muy aislado socialmente por la inmunosupresi¨®n que le caus¨® el trasplante, que no le permite compartir espacios cerrados con otras personas para evitar contagios, pero lo lleva con aparente optimismo. O, al menos, resignaci¨®n. En una charla telef¨®nica asume que ¡°si te toca la china, te toca la china¡±. ¡°Tengo 65 a?os, me diagnosticaron hace cinco y me trasplantaron hace tres, y aqu¨ª estoy¡±, zanja.
Sigue plenamente activo en su actividad universitaria. Si para algo ha servido la pandemia es para que se haya normalizado teletrabajar ¨D¨¦l da las clases por videoconferencia¨D o las mascarillas, que Toribio lleva en todo momento para evitar en la medida de lo posible llevar pat¨®genos a casa.
El c¨¢ncer de Regueiro es extremadamente raro. ?l mismo no hab¨ªa o¨ªdo en su vida hablar de ¨¦l. Se conoce como s¨ªndrome de S¨¦zary, y empieza en la piel. ¡°Igual alguna c¨¦lula T que andaba por ah¨ª mut¨® hace a?os y ha sido mucho despu¨¦s cuando se ha desarrollado el c¨¢ncer¡±, reflexiona. Esto dio lugar a uno de los muchos tipos de leucemia que existen. Es distinta a la que investigaba Toribio, aunque sus a?os dedicados a buscar dianas terap¨¦uticas para la LLA-T le han servido para ayudar a su marido a buscar tratamientos para su propia enfermedad.
Diana terap¨¦utica
Para entender en qu¨¦ consisten estos tratamientos, hay que empezar por el final, comprendiendo qu¨¦ es exactamente una diana terap¨¦utica. Toribio la define como ¡°la mol¨¦cula que est¨¢ presente en la c¨¦lula enferma y frente a la cual se dirige un tratamiento¡±. Buscan caracter¨ªsticas ¨²nicas de las c¨¦lulas cancerosas, de forma que se pueda desarrollar una terapia que las identifique como tales y elimine solamente esas c¨¦lulas malignas, y no todas las dem¨¢s con caracter¨ªsticas parecidas, pero que est¨¢n sanas.
Eso es, precisamente, lo que no es capaz de hacer la quimioterapia tradicional, una especie de bomba at¨®mica que acaba con todo lo que encuentra a su camino y que conduce a graves efectos secundarios, entre los que figura, potencialmente, desarrollar otro c¨¢ncer.
Toribio se ha dedicado en los ¨²ltimos a?os a estudiar los mecanismos que determinan la generaci¨®n de la LLA-T y a trasladar esos conocimientos para identificar las dianas frente a las que desarrollar terapias. Lo ¨²ltimo que ha hecho, junto a su equipo, es localizar un marcador molecular de las c¨¦lulas que inician la LLA-T que, adem¨¢s, participa en su propagaci¨®n incontrolada. Y, a partir de ah¨ª, han desarrollado en modelos in vivo tratamientos que destruyen las c¨¦lulas cancerosas, y solo esas. La idea es pasar de conseguir esto en el laboratorio, para lo que ya tienen una patente, a hacerlo tambi¨¦n entre pacientes, para lo que necesitan la alianza de una empresa farmac¨¦utica que est¨¦ dispuesta a invertir en ello.
Uno entre 10 millones
Con parecidas premisas est¨¢ indagando junto a su marido en posibles terapias para el s¨ªndrome de S¨¦zary, que es a¨²n mucho menos frecuente que la LLA-T: afecta a una de cada 10 millones de personas al a?o. La investigaci¨®n en torno a esta enfermedad es, por lo tanto, pr¨¢cticamente nula. Han hecho experimentos para detectar variaciones gen¨¦ticas que sean ¨²nicas en las c¨¦lulas cancerosas para buscar terapias biol¨®gicas que las eliminen.
En esas pesquisas han dado con un posible tratamiento que podr¨ªa servir a Regueiro en caso de que la ¡°recidiva se desmadre¡±. ¡°Tenemos un anticuerpo que se podr¨ªa utilizar; no es sencillo desde el punto de vista legal, pero existe el uso compasivo: si la otra opci¨®n es la muerte, no pasa nada por probarlo si recibe autorizaci¨®n ¨¦tica [aunque no se haya experimentado con ¨¦l]¡±, explica el inmun¨®logo.
Por el momento, es algo que valdr¨ªa espec¨ªficamente para ¨¦l, pero es algo que est¨¢ sucediendo con las ¨²ltimas terapias biol¨®gicas, que cada vez son m¨¢s paciente-espec¨ªficas. Pero, como dice Regueiro, est¨¢ abriendo camino: ¡°Con esta misma investigaci¨®n se podr¨ªa avanzar m¨¢s r¨¢pidamente en terapias para otros pacientes, as¨ª que si no me sirve a m¨ª, al menos habremos dejado una investigaci¨®n que puede hacerlo para otros¡±.
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