Las juezas son m¨¢s estrictas en la duraci¨®n de las penas por delitos sexuales que los jueces
Un estudio de la Universitat Oberta de Catalunya con 2.239 con sentencias de las audiencias provinciales en Espa?a entre 2019 y 2020 refleja que hay diferencia en la longitud de las condenas seg¨²n el sexo de quienes compongan los tribunales
La Audiencia Provincial de Le¨®n ha condenado a un hombre por al menos tres agresiones sexuales entre 2018 y 2021. ?l ten¨ªa 24 a?os en 2018, la ni?a a la que viol¨®, 12. Ambos, de etnia gitana, ten¨ªan ¡°una relaci¨®n¡± desde un a?o antes, seg¨²n la Audiencia, que considera probadas al menos tres agresiones porque tres son los beb¨¦s que esa menor tuvo entre 2018, 2019 y 2021, cuando ten¨ªa 12, 13 y 15 a?os. Sin embargo, tambi¨¦n atenu¨® la pena ¡ªa ocho a?os de prisi¨®n¡ª al considerar que esas ¡°relaciones¡± fueron consentidas porque ¡°en las costumbres gitanas las ni?as se casan a partir de los 12 a?os y, un a?o antes hab¨ªa empezado a tener relaciones sexuales completas, sabiendo que se pod¨ªa quedar embarazada¡±. Esa decisi¨®n judicial, que la directora general de Igualdad de Trato y No Discriminaci¨®n y contra el Racismo del Ministerio de Igualdad, Beatriz Micaela Carrillo, calific¨® al enterarse de ¡°absoluta verg¨¹enza¡±, es uno de los muchos sesgos que operan en la Justicia como lo hacen en el resto de ¨¢mbitos.
Esos sesgos, a veces conscientes y a veces inconscientes, son los llamados factores extralegales: la edad del acusado o la de la v¨ªctima, el sexo o la pertenencia a una etnia determinada, como en el caso anterior, que han sido analizados en m¨²ltiples estudios en todo el mundo. Son cuestiones ¡°que no est¨¢n definidas en los textos de las leyes, pero que el juez o la jueza tienen en cuenta a la hora de decidir, incluso de una manera inconsciente¡±, explica Laura Arantegui, investigadora de los Estudios de Derecho y Ciencia Pol¨ªtica de la Universitat Oberta de Catalunya y del grupo VICRIM (Victimolog¨ªa emp¨ªrica y aplicada) de esa instituci¨®n, y una de las autoras del estudio ?Importa el sexo de los jueces? An¨¢lisis de sentencias en delitos sexuales en Espa?a, publicado en la revista Criminology & Criminal Justice. Porque entre esos factores extralegales no solo est¨¢n las circunstancias de acusados y v¨ªctimas, tambi¨¦n las de los operadores jur¨ªdicos. Y, seg¨²n ese estudio, s¨ª, el sexo de quien juzga importa.
La investigaci¨®n recogi¨® todas las sentencias dictadas por las audiencias provinciales ¡ªcompuestas por tres magistrados¡ª de Espa?a entre 2019 y 2020: 2.239 casos que corresponden a 913 sentencias (cada caso es una v¨ªctima, lo que implica que en algunas sentencias hay m¨¢s de una v¨ªctima). El resultado, que ¡°las mujeres son m¨¢s estrictas en cuanto a determinaci¨®n de la longitud de la pena¡±, sintetiza Arantegui.
Con solo hombres en el tribunal, el promedio fue de 68 meses. Con una mujer, 71. Con dos, 79. Y cuando todas las juezas eran mujeres, y a pesar de que a priori pudiese pensarse que esa cifra seguir¨ªa aumentando, se situ¨® en 75 meses. Un dato que la investigadora explica: ¡°La teor¨ªa dice que cuando hombres y mujeres entran en competici¨®n ambos intentan reforzar sus posiciones. Los hombres intentan ser m¨¢s duros enfrente de las mujeres. Y las mujeres tambi¨¦n intentan estar a la altura, por decirlo as¨ª, de sus compa?eros. El resultado acaba siendo una sentencia m¨¢s dura¡±. En contraposici¨®n, a?ade, cuando los tribunales solo est¨¢n formados por mujeres, parece que tienden a ser m¨¢s suaves al no existir esa competici¨®n: ¡°Los resultados van por ah¨ª, pero no podemos afirmarlo taxativamente, hace falta investigar m¨¢s esta cuesti¨®n concreta¡±.
Donde tambi¨¦n encontraron diferencias fue cuando el tribunal lo preside una mujer (77 meses de promedio frente a 71 cuando es un hombre); entre tribunales con mayor¨ªa de mujeres (77) y todos los dem¨¢s tribunales (70); y cuando la ponente es una mujer frente a cuando es un hombre (76 y 70 meses, respectivamente). El ponente en un tribunal ¡°tiene una gran responsabilidad, es quien lee m¨¢s en profundidad todos los detalles del caso, el que lo conoce m¨¢s a fondo y el que lo expone¡±, y ¡°quien preside tambi¨¦n es importante porque de alguna manera su voto es un voto de valor y con capacidad de influencia respecto al resto de componentes del tribunal¡±, desarrolla la investigadora, de ah¨ª ¡°que los resultados sean m¨¢s duros cuando ellas son ponentes o presidentas¡±.
Pero tambi¨¦n hubo un aspecto donde no encontraron distinciones, en la determinaci¨®n del delito en s¨ª mismo. Los fallos seleccionados, de 2019 y 2020, est¨¢n bajo la antigua tipificaci¨®n de los delitos sexuales, antes de la entrada en vigor de la Ley de Libertad Sexual, en los que hab¨ªa una diferenciaci¨®n entre abuso y agresi¨®n que ven¨ªa determinada por la existencia de la violencia y la intimidaci¨®n. En cuanto a eso, a tipificar si era agresi¨®n o abuso, explica Arantegui, no hubo variaci¨®n: ¡°Cuando se aprecia la agresi¨®n, la intimidaci¨®n y la violencia, la pena es mayor siempre, no hay diferencias significativas entre hombres y mujeres¡±.
Cuando hay cambios, aunque no hay certezas absolutas, s¨ª existen estudios en distintos pa¨ªses que apuntan a una manera de razonar diferente a la hora de valorar las caracter¨ªsticas de un caso, se?ala la investigadora: ¡°Las mujeres tienen una visi¨®n m¨¢s hol¨ªstica de todo el entramado que envuelve un caso y los hombres van m¨¢s a aspectos concretos. Eso hace quiz¨¢s que las mujeres tengan en cuenta aspectos m¨¢s generales y vean el caso como un todo. Tambi¨¦n tiene que ver que hombres y mujeres se enfrentan de forma distinta a los problemas, tambi¨¦n en violencia sexual¡±.
Delitos sexuales
Arantegui pone como ejemplo un estudio que se realiz¨® en Kenia ¡ª?Favorecen los jueces su propia etnia y g¨¦nero?, del Grupo de Evaluaci¨®n del Impacto en el Desarrollo del Banco Mundial, de 2022¡ª, que reflej¨® que la presencia de mujeres en la judicatura ten¨ªa influencia, sobre todo, desde la entrada en vigor de la Ley de Delitos Sexuales, en 2006. En casos de delitos sexuales las penas eran m¨¢s duras, pero, adem¨¢s, no hab¨ªa culpabilizaci¨®n de la v¨ªctima por su propia agresi¨®n y, ¡°cuando ellas declaraban, las juezas las trataban con mayor comprensi¨®n y permit¨ªan que hablaran con mayor confianza¡±, ahonda la investigadora, que tambi¨¦n hace referencia a las posibles implicaciones sociales del estudio, que podr¨ªan reforzar estereotipos y sesgos relacionados con la imparcialidad de la justicia en torno a delitos espec¨ªficos de violencia sobre las mujeres.
Dice Arantegui que cuando vieron los resultados, pensaron en ello: ¡°?Ahora qu¨¦ pasa? ?Cuando a un acusado le toque un tribunal con solo mujeres o donde haya m¨¢s mujeres va a pensar que la pena va a ser m¨¢s larga? Ah¨ª entramos en si una sentencia es justa o no lo es, y ah¨ª hay subjetividad. Tambi¨¦n hay que decir que hasta ahora la judicatura era patrimonio masculino, ?era entonces antes m¨¢s justa? Y tambi¨¦n hay que tener en cuenta que hombres y mujeres en la justicia han sido formados con modelos te¨®ricos creados por hombres en un mundo de hombres, y eso va a cambiar¡±. Cree que ¡°el equilibrio¡± en los tribunales es positivo y recuerda que, aunque el estudio que acaban de publicar est¨¢ enfocado en el sexo, ¡°diferencias en la toma de decisiones condicionadas por mil factores van a existir siempre¡±, en hombres y en mujeres.
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