Sexo, drogas y depresi¨®n: ¡°Estuve los seis meses de tratamiento sin una erecci¨®n, con cero deseo¡±
M¨¢s de 300 f¨¢rmacos tienen como efectos secundarios disfunciones sexuales y los que tratan trastornos depresivos est¨¢n entre los que m¨¢s afecci¨®n causan
En un auditorio lleno de m¨¦dicos de familia, cuando el psiquiatra ?ngel Luis Montejo, les interroga sobre cu¨¢ntos de ellos les preguntan a sus pacientes por su vida sexual, a penas levantan la mano uno de cada cinco. Por verg¨¹enza, por tab¨²es, por falta de formaci¨®n o conocimientos, en los centros de salud se habla muy poco de sexo. Y, lo que es peor, muchas veces las recetas empeorar¨¢n su vida ¨ªntima. ¡°Somos los mayores proveedores de disfunci¨®n sexual¡±, sentencia Montejo.
M¨¢s de 300 f¨¢rmacos de uso com¨²n tienen como efecto secundario problemas relacionados con el sexo: inapetencia, impotencia, dificultad para llegar al orgasmo, sequedad vaginal. ¡°Si recet¨¢is m¨¢s de dos al d¨ªa a alg¨²n paciente, mal, eso no se hace¡±, les rega?aba este psiquiatra especializado en sexualidad una charla del congreso nacional de la Sociedad Espa?ola de M¨¦dicos de Atenci¨®n Primaria (Semergen), a la que EL PA?S acudi¨® invitado por la organizaci¨®n.
El t¨ªtulo de la conferencia era expl¨ªcito: Sexo, drogas y depresi¨®n. Porque los f¨¢rmacos para tratar algunos problemas de salud mental est¨¢n entre los que m¨¢s disfunciones sexuales provocan. Los antidepresivos pueden llegar a causar este tipo de efectos secundarios en m¨¢s de la mitad de los usuarios,aunque la proporci¨®n var¨ªa mucho en funci¨®n del principio activo. Y Espa?a es el cuarto consumidor de estos f¨¢rmacos entre los pa¨ªses desarrollados, con 98,4 dosis diarias de antidepresivos por cada 1.000 habitantes. Solo la superan Portugal (150), Canad¨¢ (134) Suecia (114), seg¨²n datos de la Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE).
Un estudio del Ministerio de Sanidad revela que un 15% de las mujeres y un 6% de los hombres tiene en casa al menos un envase de antidepresivos (m¨¢s de cuatro millones de personas), lo cual coincide con las estimaciones de prevalencia de esta patolog¨ªa: tres veces m¨¢s frecuente en ellas que en ellos.
Los efectos secundarios, m¨¢s all¨¢ de las peculiaridades de cada sexo, son similares en ambos: un tercio de los pacientes que notan problemas sexuales con el tratamiento, lo abandonan, algo muy poco recomendable en este tipo de terapias farmacol¨®gicas. Y estas disfunciones pueden retroalimentar la patolog¨ªa mental.
Carlos ¨Dun nombre ficticio de un var¨®n de 43 a?os¨D ha vivido estos efectos secundarios en dos ocasiones a lo largo de su vida. La primera, con unos 25 a?os: empez¨® a sentir ataques de p¨¢nico, taquicardias, sudoraci¨®n, un miedo atroz a la muerte. Comenz¨® a ir psic¨®logo y descubri¨® que ten¨ªa depresi¨®n. ¡°No es estar triste, eso es otra cosa, es una sensaci¨®n que te impide hacer una vida normal, que te quita las ganas de todo¡±, aclara. Fue derivado a un psiquiatra, que le recet¨® antidepresivos. ¡°La ca¨ªda de libido fue total. Inapetencia absoluta. No tuve ni una erecci¨®n en los seis meses de tratamiento, estuve con cero deseo¡±, rememora.
¡°?Y qu¨¦ hacemos cuando nos cuentan este problema?¡±, se preguntaba Montejo. ¡°La mayor parte de los m¨¦dicos les dicen a los pacientes que bueno, que sigamos a ver si se les quita. Y no se les quita¡±. El psiquiatra asegura que para estos casos hay estrategias terap¨¦uticas, y que no hacer nada no puede ser una. Aconseja probar a bajar dosis de los f¨¢rmacos que producen este problema o, si se puede, cambiarlos.
Los que est¨¢n m¨¢s asociados a los problemas sexuales son los seroton¨¦rgicos, aquellos que afectan a los receptores de la serotonina, un neurotransmisor cuyos bajos niveles se asocian a la depresi¨®n. Es un grupo de f¨¢rmacos muy usados y que pueden causar estas disfunciones en m¨¢s del 50% de los pacientes. ¡°Cuando metes serotonina se va el deseo, y cuando se va el deseo no te puedes enamorar¡±, aseguraba Montejo.
Cuando Carlos le cont¨® estos problemas al psiquiatra, ¡°le dio exactamente igual¡±. ¡°Ni me miraba a la cara, eran consultas de cinco minutos para recetarme f¨¢rmacos¡±, asegura. Precisamente eran de esta familia de medicamentos que menciona Montero.
Para evitar esto, el psiquiatra recomienda a los m¨¦dicos probar con alternativas terap¨¦uticas que ha mostrado muchos menos efectos secundarios en este sentido, como los que tienen acci¨®n en los receptores presin¨¢pticos, que son aquellos encargados de regular la liberaci¨®n de neurotransmisores antes de que la se?al llegue a la siguiente neurona, modulando la cantidad de serotonina que se libera y permitiendo as¨ª un mayor control sobre los efectos secundarios, como la disfunci¨®n sexual, sin comprometer el tratamiento de la depresi¨®n.
En un segundo episodio depresivo, Carlos acudi¨® a otro psiquiatra, que le recet¨® otro tipo de f¨¢rmaco, y en esa ocasi¨®n, aunque hubo efectos secundarios en su vida sexual, no fueron tan marcados como en la primera. ¡°Lo que pasa es que cuando tengo episodios de tristeza, incluso si no me estoy medicando, la libido me baja¡±, matiza este ejecutivo de una consultor¨ªa, que en aquella segunda ocasi¨®n, con unos 33 a?os, estaba saliendo de un divorcio.
No solo es aconsejable que las personas que sufren depresi¨®n mantengan una buena vida sexual, sino que puede ser tambi¨¦n un elemento protector para no desarrollar este tipo de problemas. Entre los muchos beneficios que ha demostrado cient¨ªficamente el sexo, una es mejorar el sue?o. ¡°Recetad menos lorazepam y m¨¢s hacer el amor, que dormir¨¢n m¨¢s contentos, mejora el estr¨¦s y el estado de ¨¢nimo¡±, se?alaba Montero.
La lista sigue: ¡°Regula el ritmo menstrual, mejora las dismenorreas, tiene efecto analg¨¦sico. Y no solo el mete saca coital, un abrazo ya puede tener algunos de estos efectos. El sexo mejora la forma f¨ªsica y mental y la proporci¨®n de BDNF, un factor de crecimiento que hace que crezcan nuevas neuronas en el hipocampo. Si alguien tiene baja actividad sexual y le da verg¨¹enza, que le diga a su pareja que le ha dicho el m¨¦dico que tiene el hipocampo hecho una pasa¡±.
Francisca Molero, presidenta de la Federaci¨®n Espa?ola de Sociedades de Sexolog¨ªa, resalta que los problemas sexuales y la salud mental est¨¢n profundamente conectados, y que la ansiedad generada por la anticipaci¨®n del fallo puede agravar la disfunci¨®n. ¡°Cuando tengo un problema sexual y soy consciente de ¨¦l, entra en mi cabeza, y cuando tengo relaciones no desconecto, no fluye la respuesta sexual y se bloquea la excitaci¨®n¡±. Esto no solo afecta la relaci¨®n con la pareja, sino tambi¨¦n el deseo sexual, que se ve inhibido por la constante preocupaci¨®n.
Para romper este ciclo, Molero aboga por un enfoque biopsicosocial. Explica que, aunque no siempre es posible cambiar los medicamentos que provocan disfunciones sexuales ¡ªcomo los antidepresivos, que ¡°disminuyen el deseo y alargan el tiempo hasta alcanzar el orgasmo¡±¡ª, s¨ª se pueden ofrecer herramientas para mejorar las habilidades sexuales. ¡°Si la persona se concentra en su propio placer y aprende a manejar su respuesta sexual, se puede romper ese c¨ªrculo de bloqueo¡±, afirma.
Depresi¨®n y la disfunci¨®n sexual no tienen una relaci¨®n en un ¨²nico sentido. Si la primera aumenta de un 50% a un 70% los problemas ¨ªntimos, estos incrementan las probabilidades de sufrir trastornos depresivos entre un 130% y un 200%, seg¨²n los estudios que puso encima de la mesa Ver¨®nica Olmo, coordinadora del grupo de trabajo de Salud Mental de Semergen.
El papel de la Atenci¨®n Primaria
Olmo reivindic¨® la medicina de familia como un primer escal¨®n para velar por la salud sexual de los pacientes, algo que, como ella tambi¨¦n reconoci¨®, es poco frecuente que se haga. No ayuda el colapso de la Atenci¨®n Primaria, que a ra¨ªz de la pandemia sufri¨® un enorme incremento de los usuarios (que se mantuvo despu¨¦s), que se combin¨® con falta de profesionales en esta especialidad.
Esto no deber¨ªan ser excusas. ¡°La sexualidad es un aspecto m¨¢s de la salud, y m¨¢s de un 50% de la poblaci¨®n puede sufrir disfunci¨®n sexual a lo largo de su vida¡±, argumentaba Olmo, que invitaba a sus colegas a quitarse el tab¨² que muchos de los propios m¨¦dicos de primaria tienen a la hora de hablar de este tema con sus pacientes. ¡°Hay barreras morales y culturales, un componente emocional, multicausalidad, escasa formaci¨®n pre y posgrado en sexolog¨ªa, son s¨ªntomas no recogidos por los cl¨ªnicos y tampoco se eval¨²an en las escalas de depresi¨®n para observar su evoluci¨®n¡±, enumeraba.
Y, precisamente, a la hora de abordar a personas con depresi¨®n, el sexo cobra especial importancia por todo lo descrito anteriormente. ¡°A los pacientes hay que hacerles como m¨ªnimo dos preguntas: c¨®mo era su vida sexual antes de iniciar el tratamiento, y si este cubre las expectativas a todos los niveles, incluido el sexual, y no solo para esa persona, sino tambi¨¦n para su pareja¡±, reflexionaba la m¨¦dica de familia.
Molero asegura que con ¡°una formaci¨®n b¨¢sica en sexualidad¡±, los m¨¦dicos de Atenci¨®n Primaria podr¨ªan solucionar ¡°un 80% de las disfunciones sexuales de sus pacientes: ¡°Igual que pueden dar nociones de alimentaci¨®n y ejercicio, tambi¨¦n hay una metodolog¨ªa para la faceta sexual, que llevamos trabajando m¨¢s de 30 a?os¡±.
El problema de f¨¢rmacos y problemas sexuales no es nuevo, pero el abordaje en muchas consultas no parece haber avanzado demasiado. La letra de esta canci¨®n de Joaqu¨ªn Sabina tiene casi 40 a?os: ¡°Oiga, doctor / Devu¨¦lvame mi excitaci¨®n / Llevo ya cinco meses sin una erecci¨®n / Incluso en un gimnasio me inscrib¨ª / Pero no me curaron / Oiga, doctor/ Cada miembro me hincharon / Menos el viril / Oiga, doctor / Esta vez le fall¨® la acupuntura / ?Acaso no le pago las facturas? / D¨¦jeme como estaba, por favor¡±.
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