La prohibici¨®n silenciosa de los m¨®viles en los colegios espa?oles
En Espa?a no est¨¢ regulado el uso de dispositivos electr¨®nicos personales en el aula. Cada centro puede decidir sus pol¨ªticas
"El adolescente entiende el s¨ª o el no, un punto intermedio es complicado". As¨ª explica Pilar Atienza, pedagoga del instituto p¨²blico Torre Vicens de Lleida, por qu¨¦ en el curso 2016-2017 prohibieron a los alumnos llevar m¨®viles al centro educativo. Detectaron que durante los recreos la se?al wifi se saturaba y descubrieron que la mayor¨ªa de los estudiantes ya no practicaban deportes o charlaban en corrillos. "Se pasaban la media hora jugando con el m¨®vil o chateando, de forma aislada. Era una conducta que no hab¨ªamos visto antes", cuenta. Plantearon al consejo escolar prohibir a los alumnos de primero, segundo y tercero de la ESO -de entre 12 y 14 a?os- llevar al centro dispositivos m¨®viles personales. Empapelaron el centro con carteles y dejaron muy claras las consecuencias del incumplimiento: tres d¨ªas de expulsi¨®n y 10 d¨ªas en caso de reincidir. "No les expulsamos del centro, sino de su clase. Les mandamos con los de Bachillerato, incluido el recreo", apunta Atienza. "Como educadores no podemos permitir que se pierda la parte socializadora", a?ade.?
El anuncio del ministro de Educaci¨®n franc¨¦s, Jean-Michel Blanquer, de prohibir totalmente el uso de tel¨¦fonos m¨®viles en centros de primaria y secundaria el pr¨®ximo septiembre ha reabierto el debate en Espa?a sobre la pertinencia de esa medida. Blanquer asegur¨® que se trata de "un mensaje de salud p¨²blica para las familias" y lament¨® que que los estudiantes "ya no juegan al rescate o al f¨²tbol" durante el recreo, sino que "pasan ese tiempo mirando su tel¨¦fono".?
"Al aislamiento social se suman otros problemas como la adicci¨®n a las tecnolog¨ªas, el ciberacoso o la p¨¦rdida de atenci¨®n en el aula", explica Yves Saint-Geors, embajador de Francia en Espa?a. Una vez entre en vigor la normativa, los centros franceses tendr¨¢n libertad para decidir si la prohibici¨®n es absoluta o si permiten el uso de m¨®viles personales con fines pedag¨®gicos.?
En Espa?a no existe una regulaci¨®n espec¨ªfica sobre el uso de dispositivos m¨®viles personales en el aula, ni por parte del Ministerio de Educaci¨®n ni de las comunidades aut¨®nomas. Cada centro puede decidir sus pol¨ªticas. "Hay dos debates abiertos: por un lado est¨¢ la prohibici¨®n del uso de los m¨®viles en el aula para evitar distracciones o problemas de acoso entre menores, y por otra est¨¢ el grado de penetraci¨®n de la tecnolog¨ªa en los centros educativos y la importancia que le dan dentro del modelo pedag¨®gico", explica Carlos Medina, jefe de servicio de proyectos europeos del Instituto Nacional de Tecnolog¨ªas Educativas y Formaci¨®n del Profesorado (INTEF), dependiente del Ministerio de Educaci¨®n.?
Hasta la fecha, INTEF ha publicado el Marco Com¨²n de Competencia Digital Docente, en el que se dan pautas de seguridad sobre el uso de las tecnolog¨ªas en el aula. Son solo recomendaciones; la potestad de decidir es de los centros. "En el caso de los colegios, los reglamentos no permiten el uso de m¨®viles, salvo para actividades pedag¨®gicas programadas. Entre los institutos hay mayor diversidad", indica Medina.?
Un estudio ha comprobado que las tabletas en el aula mejoran tres competencias: la digital, la de trabajo en equipo y la autonom¨ªa en el aprendizaje
El informe Digital Education Action Plan, publicado por la Comisi¨®n Europea en 2018, se?ala que existen multitud de estudios relacionados con el uso de las tecnolog¨ªas en los colegios, pero que todos ellos son parciales y que faltan evidencias y recolecci¨®n de datos para conocer la repercusi¨®n real. Otro estudio de la Unesco sobre aprendizaje m¨®vil? publicado en 2012 ya advert¨ªa del peligro de los m¨®viles en el aula por casos de aislamiento, distracci¨®n o bullying. Sin embargo, destacaba el potencial de esos aparatos para mejorar la participaci¨®n de los estudiantes en el aula y el trabajo en equipo.?
Mar Camacho, investigadora de tecnolog¨ªa educativa en la Universidad Roviri i Virgili, es la autora principal de un estudio para medir el impacto de los dispositivos en el aprendizaje, en el que colaboran el Ministerio de Educaci¨®n y Samsung. Llevan tres a?os de pruebas en 29 colegios p¨²blicos de 13 comunidades aut¨®nomas en un "campo emergente" del que existen pocos datos. Aunque faltan evidencias cient¨ªficas de si afecta al rendimiento acad¨¦mico, han comprobado que mejoran tres competencias: la digital, la de trabajo en equipo y la autonom¨ªa en el aprendizaje. No est¨¢n midiendo la distracci¨®n de los alumnos, de hecho en todos esos centros est¨¢ prohibido llevar m¨®viles personales. El experimento se centra en el uso de tabletas como herramienta pedag¨®gica.?
Camacho no es partidaria de la prohibici¨®n. "En el contexto educativo internacional se habla de la tendencia Bring Your Own Device (en espa?ol, trae tu propio m¨®vil), una pr¨¢ctica emergente en muchos pa¨ªses con sistemas innovadores como Canad¨¢", cuenta. Los centros se hacen responsables de educar sobre el uso de las tecnolog¨ªas y no dejan ese peso sobre las familias. "La escuela no puede vivir ajena y prohibir. Los profesores tienen que ense?ar formas de usar el m¨®vil como una herramienta de b¨²squeda de informaci¨®n o con la que se puede compartir lo aprendido", apunta la investigadora.?
En Espa?a, uno de cada tres ni?os de 10 a?os tiene m¨®vil. En el caso de los de 13, el 78,4%, y entre los de 15, el 90%, seg¨²n datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) de 2014. No existen datos oficiales de cu¨¢ntos centros educativos usan los m¨®viles en clase frente a los que lo proh¨ªben. Tampoco del n¨²mero de profesores capacitados para usarlos como herramienta did¨¢ctica.
Mar¨ªa del Mar Santos, directora del colegio p¨²blico madrile?o Manuel Bartolom¨¦ Coss¨ªo, que en 2011 recibi¨® el Premio Marta Mata del Ministerio de Educaci¨®n por su proyecto de centro innovador, es partidaria de la prohibici¨®n. "Ning¨²n menor de 12 a?os deber¨ªa tener m¨®vil con acceso a Internet; no est¨¢n preparados para lidiar con ello", opina. En su escuela hay talleres en lugar de asignaturas y las aulas no disponen de una mesa para el profesor, que se mueve libremente por la clase. Sus lecciones son interactivas gracias a las tabletas que compraron con los 9.000 euros que obtuvieron con el premio del Ministerio.
"Un colegio que apuesta por la tecnolog¨ªa no tiene por qu¨¦ permitir a los alumnos que traigan sus m¨®viles, es una asociaci¨®n err¨®nea que hacen muchas familias", explica. Santos tiene claros los motivos de la prohibici¨®n: quieren evitar que los menores hagan grabaciones de v¨ªdeo o tomen fotograf¨ªas de otros estudiantes, sin su permiso, y que despu¨¦s las distribuyan en redes sociales. "Estar¨ªan incurriendo en un delito y el colegio no se puede responsabilizar", precisa. A eso se suman los conflictos entre alumnos por el extrav¨ªo de los dispositivos o el robo.?
El instituto p¨²blico Los Cristianos, en Tenerife, es un ejemplo de la postura contraria: all¨ª todos los alumnos pueden usar el m¨®vil en los recreos, en los descansos entre clases y en el aula, con la supervisi¨®n del docente. "No queremos un sistema represor. Tienen que aprender que hay unas normas de uso y si detectamos un caso de adicci¨®n, lo derivamos a los servicios sociales del Ayuntamiento", cuenta Rafael Luis Su¨¢rez, director del centro. Defiende que el m¨®vil es una herramienta ideal para el aprendizaje aut¨®nomo y que no todos los centros disponen de ordenadores.?
La adicci¨®n sin sustancia
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