Profesores de escuelas rurales que desaf¨ªan la ense?anza tradicional
Un programa del Ministerio y Samsung dota a 30 colegios p¨²blicos de zonas deprimidas con tabletas para modernizar sus metodolog¨ªas
¡°Te puedes sacar la plaza, olvidarte del mundo y dar clase de la misma forma que hace 20 a?os. Nadie te va a decir nada¡±. Fernando Fern¨¢ndez es desde hace siete a?os el director del colegio p¨²blico Rioturbio y durante todo ese tiempo se ha negado a acomodarse. Ha invertido parte de su tiempo libre en formarse en nuevas tecnolog¨ªas para modernizar las pedagog¨ªas del centro, el ¨²nico colegio de Rioturbio, un pueblo de la cuenca minera asturiana con 900 habitantes. ¡°Los ni?os ya no aprenden como antes y los profesores no les podemos dar la espalda y seguir a lo nuestro¡±, cuenta Fern¨¢ndez, que la pr¨®xima semana destinar¨¢ parte de sus vacaciones a seguir un curso online de rob¨®tica que le cuesta 150 euros.
Para ¨¦l, la prioridad es ofrecer a los alumnos lo que no pueden tener en casa: Internet y tabletas. ¡°La mayor¨ªa son familias con ingresos bajos; se terminaron las prejubilaciones de la mina y cada d¨ªa hay m¨¢s paro¡±, explica mientras ense?a las instalaciones del colegio, un antiguo edificio dividido en dos partes por una parroquia que arrastra los restos de la educaci¨®n segregada por sexos. En las paredes cuelgan las orlas de generaciones anteriores y de los 500 estudiantes de los a?os ochenta han pasado a 55. ¡°Muchos de los chavales tienen familias desestructuradas y no podemos pretender que vengan cada d¨ªa contentos a clase. La tecnolog¨ªa nos ayuda a engancharles¡±.
Rioturbio es uno de los 30 colegios p¨²blicos de 13 comunidades aut¨®nomas dentro del proyecto Smart School, en el que colaboran el Ministerio de Educaci¨®n y Samsung desde hace tres a?os para dotar a las escuelas de tabletas y medir el impacto de los dispositivos en el aprendizaje. Solo los alumnos de cuarto, quinto y sexto disponen de tabletas y este a?o el centro ha comprado cinco robots Lego para ense?ar a programar con el dinero que reciben de la Consejer¨ªa de Educaci¨®n.
¡°El papel del director de centro es clave; nuestra pol¨ªtica es dar autonom¨ªa al colegio para que decida qu¨¦ hacer con el presupuesto. Imponer los cambios desde arriba no funciona¡±, explica Francisco Laviana, director general de Ordenaci¨®n Acad¨¦mica de la consejer¨ªa de Educaci¨®n de Asturias. Para el pr¨®ximo curso la Administraci¨®n costear¨¢ la instalaci¨®n de la fibra ¨®ptica en su red de escuelas rurales. "Pas¨® con las pizarras digitales, las distribuyeron por todos los centros y no las aprovechamos porque no est¨¢bamos formados. Cada escuela tiene que liderar el cambio a su ritmo", opina el director del colegio?Fernando Fern¨¢ndez.
La tecnolog¨ªa tambi¨¦n conlleva modificar los m¨¦todos de evaluaci¨®n. Los profesores de Rioturbio utilizan aplicaciones como Kahoot para medir el conocimiento de los estudiantes,?una herramienta con formato de juego que permite crear cuestionarios e introducir v¨ªdeos y audios. La autoevaluaci¨®n, en la que los estudiantes valoran su progreso, es otra de las novedades. Los docentes de ese centro dedican 70 horas al a?o a formarse con los cursos del?Instituto Nacional de Tecnolog¨ªas Educativas y Formaci¨®n del Profesorado (INTEF).?
El programa Smart School se basa en el proyecto?Aula del Futuro, una iniciativa puesta en marcha por la European Schoolnet en Bruselas, una red de 34 ministerios de educaci¨®n europeos centrada en la investigaci¨®n de nuevas metodolog¨ªas educativas. "Los espacios tienen un impacto en el aprendizaje y sirven para romper los patrones de comportamiento, la actitud pasiva que conlleva el aula tradicional", explica Elena Gonz¨¢lez, experta en espacios educativos y asesora del proyecto en Espa?a. La gran apuesta son los "microespacios" dentro del aula para fomentar la creatividad. En Rioturbio los pasillos de la escuela est¨¢n repletos de actividades y creaciones de los alumnos.
INTEF y Samsung han formado a 18 profesores de toda Espa?a para que visiten los colegios y gu¨ªen su transformaci¨®n. Ra¨²l Vela, director del colegio Agapito Marazuela, en el Real Sitio de San Ildefonso, es uno de ellos. "Lo principal es cambiar la mentalidad de los docentes, que est¨¢n acostumbrados a explicar los contenidos y verlos volcados en un examen. La tecnolog¨ªa rompe con eso, tumba sus esquemas", se?ala. Investigar, buscar datos y hacer un seguimiento de las tareas son, seg¨²n Vela, las funciones esenciales de las tabletas. En su centro han retirado los libros de texto en 16 grupos de primaria; solo mantienen los de ingl¨¦s y m¨²sica.?
"La tecnolog¨ªa por s¨ª misma no tiene sentido, tiene que servir para un prop¨®sito", considera Laviana, el director general de Ordenaci¨®n Acad¨¦mica. El objetivo del colegio Rioturbio este curso estaba muy claro: dotar de personalidad al pueblo y renombrar sus calles. A finales de los 60 la empresa sider¨²rgica F¨¢brica de Mieres, propietaria del terreno donde hoy se encuentra la poblaci¨®n, construy¨® bloques de viviendas para albergar a todos los trabajadores de la mina y nombr¨® sus diez calles con letras del abecedario: de la E a la M.
Los estudiantes crearon el blog Un nombre para mi calle y documentaron con sus tabletas cada una de sus acciones: sus reuniones con las asociaciones de vecinos, su exposici¨®n del proyecto en el pleno del Ayuntamiento de Mieres o la recogida de firmas. Lo consiguieron.?Esperanza, Memoria o Libertad son algunos de los nuevos nombres.?
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