¡°Las universidades no potencian las habilidades que pedir¨¢ el mercado¡±
"Lo que se va a demandar se aprende cada vez menos en un aula", sostiene este profesor de la Universidad Pablo Olavide
El empleo del futuro ya est¨¢ aqu¨ª. Los cambios importantes ocurren a lo largo de d¨¦cadas y la tecnolog¨ªa lleva ya a?os introduciendo robots en f¨¢bricas -aunque cada vez son m¨¢s y m¨¢s sofisticados-, las plataformas digitales experimentan ya con nuevas relaciones laborales y la inteligencia artificial empezar¨¢ pronto a ser masiva.
Manuel A. Hidalgo, profesor de Econom¨ªa de la Universidad Pablo Olavide, acaba de publicar El empleo del futuro (Deusto) para explicar b¨¢sicamente dos cosas: uno, el cambio tecnol¨®gico no es terrible y a lo largo de la historia ha demostrado varias veces c¨®mo la sociedad en general acaba sacando r¨¦dito de las novedades, y dos, esos cambios no son indoloros y la mejor manera de minimizar las amenazas laborales de la tecnolog¨ªa es con pol¨ªticas espec¨ªficas desde la administraci¨®n y otros agentes sociales, lo que, lamenta, de momento en Espa?a no ocurre.
Pregunta. ?Qu¨¦ recomendar¨¢ a sus hijas peque?as que estudien?
Respuesta. No les recomendar¨¦ qu¨¦ estudiar sino que estudien, que se preparen. Hay ciertos tipos de estudios m¨¢s cualificados para acertar en el reto, como son los cient¨ªficos. Pero lo que va a demandar el mercado de trabajo cada vez se aprende menos en un aula. No porque se aprenda en la calle, sino porque las aulas no est¨¢n preparadas para ense?ar este tipo de habilidades.
P. ?Y qu¨¦ deben hacer entonces los padres?
R. Ofrecer a tus hijos el m¨¢s amplio abanico de posibilidades. Que no tengan restricciones a la hora de ser lo que quieran ser. No tengo que pensar qu¨¦ es lo que quiero que estudien, sino saber que tienen que pasar por una serie de fases educativas y que adquieran esas habilidades. Es probable que esas habilidades no dependan de aprender muchos datos, sino de saber plantearse y expresar las cuestiones.
P. Los profesores deben pasar de ser "sabios en la tarima" a "gu¨ªas junto al pupitre", seg¨²n dice en el libro.
Yo les digo que no se preocupen porque despu¨¦s el mercado de trabajo les da dos palizas y aprenden
R. Intento aplicarlo en mis clases, pero es muy dif¨ªcil. El primer d¨ªa los alumnos te preguntan qu¨¦ libro vas a usar y c¨®mo ser¨¢ el examen. Yo digo que no hay libro y que el examen ya me lo pensar¨¦. Cuando llegas a clase y empiezas a hacer preguntas, nadie responde. Yo les digo que no se preocupen porque despu¨¦s el mercado de trabajo les da dos palizas y aprenden. Pero es mucho mejor salir preparado y m¨¢s cuando el mercado va a cambiar r¨¢pido.
P. Una tendencia reciente entre grandes tecnol¨®gicas, como Google o Apple, y otras corporaciones es que ya no exigen una licenciatura a sus futuros empleados.
R. Las universidades no potencian las habilidades que pedir¨¢ el mercado. El 90% de los que han triunfado en Google no tienen carreras que nosotros asociar¨ªamos con una empresa as¨ª. Lo importante no es qu¨¦ estudias sino si estudias. Y no necesariamente una carrera. Estoy por ejemplo muy a favor de la formaci¨®n profesional.
P. A pesar de las dudas sobre la educaci¨®n, es optimista sobre el empleo del futuro.
R. Recojo el guante de los que ven el futuro de modo apocal¨ªptico. Yo digo que no ser¨¢ as¨ª. Ahora bien, todo cambio tecnol¨®gico tiene unos costes que hay que asumir. Ser¨ªa muy ingenuo pensar que no hay que hacer nada y todo ser¨¢ rosa.
P. Aunque el futuro ya est¨¢ aqu¨ª. Un paper de profesores de Oxford de julio dice: "El apoyo a Donald Trump fue significativamente m¨¢s alto en mercados laborales locales m¨¢s expuestos a a la adopci¨®n de robots".
R. La ansiedad de la perdida de trabajo puede estar afectando a ¨¢mbitos que no sean solo los laborales, como los procesos democr¨¢ticos. Puede cambiar el perfil del votante. Porque llega alguien con un mensaje populista que vende una milonga y t¨² la compras a pesar de que te est¨¢ enga?ando. Hay que pensar en las herramientas. Soy defensor del Estado del bienestar y de la capacidad de la sociedad para compensar estos costes. Frente a estos retos hay instrumentos que necesitan voluntad pol¨ªtica para usarlos. Las consecuencias del cambio tecnol¨®gico llevan aqu¨ª mucho tiempo, pero la gran recesi¨®n ha desnudado los problemas. Estados Unidos es un pa¨ªs poco interventor donde las pol¨ªticas p¨²blicas son m¨ªnimas y los efectos son visibles desde mucho antes.
Es indudable que los sindicatos son tan o m¨¢s importantes que antes, pero necesitan modernizarse
P. ?Qu¨¦ papel deben jugar los sindicatos?
R. Cada vez tengo m¨¢s referencia de sindicatos que se han tomado esto en serio. Cuesta trabajo quitarse la mochila del siglo XX. Es indudable que los sindicatos son tan o m¨¢s importantes que antes, pero necesitan modernizarse.
P. ?Defienden m¨¢s el empleo que al trabajador?
R. Ahora vamos a tener un empleo m¨¢s flexible, m¨¢s din¨¢mico. Es m¨¢s dif¨ªcil disparar a algo que se est¨¢ moviendo. Pero seguimos obsesionados con defender el puesto de trabajo y que despedir a un trabajador tenga un coste. No digo que despedir deba ser libre pero me preocupa m¨¢s que si te despiden ¨Caunque te paguen 12.000 euros¨C, al d¨ªa siguiente la administraci¨®n p¨²blica pueda ofrecerte una pol¨ªtica activa de empleo para que tengas un empleo mejor.
Estamos obsesionados con impedir movimientos que son pr¨¢cticamente imposibles de frenar.
P. ?Al sindicato le preocupa solo el coste del despido?
R. Y a la sociedad en general. Estamos obsesionados con impedir movimientos que son pr¨¢cticamente imposibles de frenar. Alguien que trabaja fijo en una empresa y recibe una oferta mejor de otra hoy la legislaci¨®n le penaliza: si llevas 7 a?os en tu empresa y te vas, pierdes todos tus derechos. ?Por qu¨¦? Porque lo importante es el puesto, y no t¨². No digo que la empresa no pague, pero cuando te vayas, debes llevarte esos derechos.
P. La famosa mochila austriaca. No parece que tenga muchos votos en el Congreso.
R. Y no lo entiendo, porque encaja muy bien con el cambio tecnol¨®gico.
P. ?Estos cambios tienen culpables?
R. Nadie tiene la culpa de que el mundo del empleo haya cambiado. Buscar culpables es connatural al ser humano. Pero nuestro papel es intentar evitar que los costes sean profundos. Tenemos que permitir que la tecnolog¨ªa siga avanzando y recortar los flecos que suponen costes para la sociedad. Y se puede hacer ya.
P. Es especialista en el futuro del empleo. ?Hay mucha gente con responsabilidad pregunt¨¢ndole qu¨¦ debe hacerse?
R. No. Mi sensaci¨®n es que las cosas van a seguir tal cual. No se plantean un futuro.
P. ?Da por hecho que las relaciones laborales de los pr¨®ximos 25 a?os van a ser las actuales?
R. S¨ª, van a ser estas. Y ojal¨¢ no fueran ni estas, porque tampoco son buenas. El mercado laboral en Espa?a es un caso raro. Tendr¨ªamos que encontrar la voluntad pol¨ªtica para cambiarlo y adem¨¢s el cambio tecnol¨®gico va a venir pegando.
Un pol¨ªtico que quiera hacer todas las reformas que yo har¨ªa, dura tres meses en el gobierno
P. ?Los pol¨ªticos tienen pocos incentivos para cambiar? No existe este debate.
R. Ese es el problema. Un pol¨ªtico que quiera hacer todas las reformas que yo y otra mucha gente har¨ªamos, dura tres meses en el gobierno. Yo estoy convencido de que te sientas a cenar con Rajoy, Pedro S¨¢nchez o Zapatero y les planteas cu¨¢les son los problemas y las soluciones de este pa¨ªs. Compartir¨ªan el 90%. De hecho, yo me he sentado con pol¨ªticos y me han dicho ¡°s¨ª, s¨ª, s¨ª¡± y cuando hemos llegado al final, me han dicho: ¡°Ya, pero t¨² sabes¡±. Y al final no sale. No hay incentivos.
P. ?Por qu¨¦?
R. La mayor¨ªa de votantes no ve peligrar sus derechos. Imagina que yo me presento con un mensaje como: "Se nos viene un futuro malo, tenemos que hacer grandes sacrificios y grandes reformas". Y enfrente el rival dice: "No os preocup¨¦is, yo os voy a dar todo lo que necesit¨¢is". ?Qui¨¦n gana? Trump.
P. Parece esc¨¦ptico.
R. Soy pesimista. Los retos exigen protagonistas, personas de carne y hueso que se pongan a funcionar para aceptar esos retos. Parte de las soluciones tienen que estar centralizadas por la administraci¨®n o los agentes sociales. Si aqu¨ª el centro del debate es si has plagiado una tesis, pero te olvidas una y otra vez de una agenda tecnol¨®gica que sea un compendio de pol¨ªticas transversales que permita que la sociedad acepte el reto del cambio tecnol¨®gico y consiga avanzar, est¨¢s perdido. Porque entonces los costes del cambio tecnol¨®gico ser¨¢n m¨¢s grandes.
P. Ahora hay debate sobre los derechos de los repartidores de plataformas digitales como Amazon o Deliveroo.
R. No hay que luchar contra eso. Son opciones laborables. Lo que hay que hacer es asentar esas nuevas formas de empleo en nuestros espacios de seguridad laboral que hemos construido despu¨¦s de muchas d¨¦cadas de lucha o discusi¨®n. Lo que no puedes hacer es prohibir este tipo de empleos porque, de hecho, seg¨²n algunas encuestas hay empleados de esas plataformas que lo tienen como una opci¨®n interesante. El problema es cuando esto puede caer sobre una gran cantidad de trabajadores. Se nos salen del Estado del bienestar. Entonces s¨ª que habr¨ªa que intervenir. Soy muy reacio a prohibir y prefiero intervenir para ordenar.
P. ?Alguien se beneficia de la falta de legislaci¨®n espec¨ªfica?
R. Hay dos tendencias preocupantes: la externalizaci¨®n y el auge del corporativismo. Eso supone la transferencia de rentas desde la fuerza laboral a la empresarial. Esto no es decisi¨®n de nadie, no hay una conspiraci¨®n global. Pero es una tendencia que lleva a una din¨¢mica y en parte el cambio tecnol¨®gico est¨¢ detr¨¢s. Tenemos que ponernos enfrente de esa din¨¢mica perniciosa. Provoca que trabajadores puedan verse abocados a menos crecimiento de salario. Eso no es de desear. Tenemos que compensar esa tendencia. Necesitamos voluntad pol¨ªtica, pero es ajena.
P. Hasta que no nos estrellemos.
R. As¨ª avanza la pol¨ªtica. Hasta que no tienes un problema. Hay ejemplos en Europa. Solo tenemos que copiarlos.
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