¡®Hace a?os hicimos el primer estudio sobre las apps de rastreo de contagios y nos dec¨ªan que era rid¨ªculo¡¯
Un investigador espa?ol y una profesora canadiense, Manuel Cebri¨¢n y Kate Farrahi, colaboraron en 2014 el primer art¨ªculo cient¨ªfico que us¨® datos de bluetooth para medir exposici¨®n a una epidemia. El m¨¦todo parec¨ªa entonces una idea absurda
En febrero, la investigadora Kate Farrahi recibi¨® un extra?o email desde Singapur. Farrahi es miembro del Departamento de Ciencias de la Computaci¨®n de la Universidad de Southampton (Reino Unido) y su trabajo se centra en el cruce entre inteligencia artificial y salud. ¡°Le escribo desde Singapur, donde dirijo un equipo de 500 desarrolladores del Servicio Digital del Gobierno¡±, dec¨ªa el email. El autor y jefe de ese equipo, James Bay, era el encargado de crear una app de rastreo de contagios con bluetooth para combatir el coronavirus: ¡°Nuestra labor ha sido parcialmente inspirada por su trabajo Rastreo de contactos epid¨¦micos usando rastros de comunicaci¨®n'¡±. Ese era el t¨ªtulo de un art¨ªculo cient¨ªfico de Farrahi y otros de 2014. Farrahi apenas lo recordaba. A los pocos d¨ªas Bay y Farrahi tuvieron una charla por Zoom para resolver dudas t¨¦cnicas. El equipo de Bay acab¨® lanzando la primera gran app de rastreo de contagios del mundo, modelo te¨®rico de las que han venido despu¨¦s.
D¨ªas m¨¢s tarde, Manuel Cebri¨¢n, investigador del Instituto Max Planck en Berl¨ªn, recibi¨® otro correo electr¨®nico de un ex colega del MediaLab del MIT (Massachusetts Institute of Technology). El viejo amigo quer¨ªa su n¨²mero de tel¨¦fono para meterle en un grupo de WhatsApp: ¡°Entr¨¦ y todo el mundo me est¨¢ esperando¡±, explica. ¡°Era un grupo de gente que quiere hablar del paper. Yo les dije ¡®qu¨¦ paper¡¯. Y ellos: ¡®el rastreo de contagios¡¯. All¨ª hab¨ªa CEO, multimillonarios, gente de seguridad nacional de muy arriba. Era un grupo muy intenso que discut¨ªa cosas muy atrevidas¡±, explica. Cebri¨¢n no puede dar m¨¢s detalles de los participantes. Invit¨® a Farrahi al grupo para que contestara las preguntas m¨¢s t¨¦cnicas. Durante los d¨ªas del confinamiento all¨ª se discut¨ªan ideas estramb¨®ticas entre gente con los medios para llevarlas a cabo. ¡°Era muy loco al principio. Ahora se ha calmado. Se ha dividido. Al principio hab¨ªa como ocho grupos de gente tratando de resolver distintos problemas¡±, a?ade Farrahi.
Una de esas opciones era el rastreo de contagios por bluetooth. Hoy est¨¢ basada en un sistema creado por Google y Apple y es de momento la gran esperanza tecnol¨®gica para combatir la pandemia. Espa?a la usa en un programa piloto en La Gomera lanzado a principios de julio. Alemania tiene el proyecto m¨¢s serio hoy con una app con m¨¢s de 15 millones de descargas que empieza a trazar an¨®nimamente los primeros positivos. En Singapur, sin embargo, antes de la intervenci¨®n de Apple y Google para facilitar el funcionamiento del bluetooth en los m¨®viles, la app no logr¨® atajar los contagios.
Cuando Cebri¨¢n, Farrahi y un tercer investigador, R¨¦mi Emonet, trabajaban en su estudio, no imaginaban algo as¨ª: ¡°El problema era muy interesante y sent¨ªamos que era un trabajo de mucha calidad pero a nadie le importaba. Era frustrante. Nadie lo ve¨ªa¡±, dice Farrahi.
La opci¨®n del estudio emp¨ªrico surgi¨® de una base de datos de un centenar de miembros de un dormitorio del MIT que durante 8 meses entre 2008 y 2009 cedieron su localizaci¨®n, proximidad y llamadas para que se pudiera estudiar la adopci¨®n de opiniones pol¨ªticas, la dieta, el ejercicio, la obesidad, los h¨¢bitos de comida, el contagio epidemiol¨®gico, la depresi¨®n y otros aspectos. Ese tipo de bases de datos, que hoy parecen irrealizables o una invasi¨®n de la privacidad, en aquellos a?os recib¨ªan el nombre de ¡°minar la realidad¡±. ¡°Hoy tener acceso a datos tan interesantes para investigaci¨®n es muy dif¨ªcil¡±, dice Farrahi. Pero entonces era uno de los grandes proyectos del MIT.
¡°Ten¨ªamos esta base de datos de m¨®viles e intentamos buscar problemas interesantes que pudi¨¦ramos contestar: quisimos ver c¨®mo prever los s¨ªntomas de la gripe con los datos de bluetooth¡±, explica Farrahi.
Todo era distinto
¡°En 2008-09, naci¨® un nuevo campo en ciencia: la ciencia de redes. Fuimos la primera generaci¨®n de cient¨ªficos de redes. Creo que lo que vivimos en Boston ya no lo veremos m¨¢s. Todo era posible¡±, explica Cebri¨¢n. ¡°Quer¨ªa saber c¨®mo c¨®mo se mov¨ªa la gente en Nueva York, alguien iba a tenerlo. Era un momento salvaje. Entre 2008-12 fue la ¨¦poca dorada de nuestro campo¡±, a?ade.
Ambos autores insisten en que no han ¡°inventado¡± nada y que si su art¨ªculo no hubiera analizado esa relaci¨®n, lo hubiera hecho otro grupo. Cebri¨¢n, que vive en Berl¨ªn, lleva la app alemana en su m¨®vil. ?No le parece impactante haber impulsado una idea que ahora llevan m¨¢s de 15 millones de alemanes en el bolsillo y puede salvar vidas? ¡°Honestamente, veo lo que hicimos como algo que est¨¢ conectado con lo que pasa en mi m¨®vil pero estoy seguro de que otros hubieran llegado a la misma conclusi¨®n. No fuimos instrumentales, no trat¨¢bamos de ser visionarios¡±, dice.
Pero el proceso muestra la rara progresi¨®n de descubrimientos cient¨ªficos, donde trabajos aparentemente olvidados, in¨²tiles o muy te¨®ricos resurgen mientras otros aparentemente muy prometedores quedan aparcados. Cebri¨¢n, por ejemplo, trabaj¨® en un proyecto sobre control de confinamientos precisamente en Singapur: ¡°Hice muchos modelos en cuarentenas en Singapur. No importaba, nunca importaron. La gente me dec¨ªa que era rid¨ªculo, que no era realista¡±, dice Cebri¨¢n.
Farrahi recuerda que hab¨ªa gente modelando epidemias con datos de telefon¨ªa m¨®vil, cuya falta de precisi¨®n los hace menos fiables. Pero tampoco confiaba mucho en su enfoque con bluetooth: ¡°Cuando hac¨ªa este trabajo trataba constantemente de pensar en la realidad y era dif¨ªcil de conectar¡±, dice Farrahi. ¡°Es de hecho el trabajo que he hecho que parec¨ªa m¨¢s desconectado de la realidad, pero ahora despu¨¦s de tantos a?os es el m¨¢s conectado. Es sorprendente¡±, a?ade.
Los dos investigadores creen que una app basada en bluetooth es una de las grandes opciones para trazar contagios. Farrahi sigue adem¨¢s desde Southampton estudiando las pandemias. Ahora intenta obtener datos reales de infecci¨®n en Reino Unido. Su objetivo es lograr predecir qui¨¦n va a contagiarse. ¡°Intentamos entender cu¨¢l es la mejor manera de modelar esta red de bluetooth y es con interacciones reales¡±, dice, ¡°porque los patrones de interacci¨®n cambian con el tiempo del d¨ªa, el d¨ªa de la semana, la estaci¨®n. Hay tantas cosas que afectan a este par¨¢metro...¡±.
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