?Por qu¨¦ no dejamos de hablar de inteligencia artificial? La pelea por los ingresos publicitarios que marca el futuro de internet
La precipitada carrera de Google y Microsoft por lanzar un buscador con el que se pueda dialogar se produce en un momento de grandes cambios en el negocio de las tecnol¨®gicas
De repente, parece que Google haya estado perdiendo el tiempo durante la ¨²ltima d¨¦cada. El gran dominador mundial de los buscadores ha pasado en pocos d¨ªas de ser la empresa tecnol¨®gica de referencia en inteligencia artificial (IA) a parecer superada por la nueva propuesta de Microsoft. El CEO de esta ¨²ltima compa?¨ªa, Satya Nadella, present¨® la semana pasada un renovado buscador Bing, que incorporar¨¢ un chatbot desarrollado por OpenAI, los responsables del famoso ChatGPT.
Google contraprogram¨® a Microsoft anunciando un d¨ªa antes Bard, su propia versi¨®n de buscador con chat inteligente. Pero no fue capaz de mostrar c¨®mo funciona, ni siquiera en un gran evento para prensa internacional organizado en Par¨ªs dos d¨ªas despu¨¦s, al que asisti¨® EL PA?S. Lo ¨²nico que se pudo ver all¨ª, de hecho, le pas¨® factura: el ejemplo grabado de b¨²squeda inteligente de Bard ofrec¨ªa una informaci¨®n incorrecta sobre el telescopio James Webb. Las acciones de Alphabet, empresa matriz de Google, cayeron ese d¨ªa un 8%. Los mercados penalizaron ese error, entendiendo que los de Mountain View est¨¢n improvisando una respuesta al envite de Microsoft.
Bard is an experimental conversational AI service, powered by LaMDA. Built using our large language models and drawing on information from the web, it¡¯s a launchpad for curiosity and can help simplify complex topics ¡ú https://t.co/fSp531xKy3 pic.twitter.com/JecHXVmt8l
— Google (@Google) February 6, 2023
?Por qu¨¦ tanto inter¨¦s, de repente, en la IA? Porque ChatGPT ha mostrado al gran p¨²blico su potencial. Aunque la herramienta se inventa contenidos, muchos pensaron que, haciendo ciertos ajustes, podr¨ªa revolucionar la experiencia de los buscadores. Es m¨¢s agradable obtener informaci¨®n dialogando con la m¨¢quina que tecleando palabras clave. Tambi¨¦n es interesante poder pedirle que genere textos de cierta complejidad, como res¨²menes, itinerarios o redacciones. Los grandes modelos de lenguaje (large language models, LLM) lo hacen posible, aunque su fiabilidad est¨¢ todav¨ªa entre algodones.
Ya hay quien cree que la hibridaci¨®n de la IA generativa y los buscadores convencionales puede ser la mayor innovaci¨®n en la tecnolog¨ªa de consumo desde que Apple sac¨® a la venta su primer iPhone. Bing, que siempre ha vivido a la sombra de Google (3% y 90% de cuota mundial de buscadores, respectivamente), amenaza por primera vez el pl¨¢cido reinado de la tecnol¨®gica de las letras de colores.
El elefante en la habitaci¨®n
Pero la fren¨¦tica carrera por liderar el desarrollo de buscadores cada vez m¨¢s inteligentes va m¨¢s all¨¢ de subirse a una ola. Controlar el buscador y el navegador web m¨¢s usados del mundo le ha permitido a Alphabet dominar junto con Meta el mercado publicitario mundial durante m¨¢s de una d¨¦cada, report¨¢ndole unos ingresos medios de 220.000 millones de d¨®lares anuales. Esa lluvia de dinero le ha permitido comprar compa?¨ªas estrat¨¦gicas y poner en marcha los m¨¢s diversos proyectos. Entre ellos, su coche aut¨®nomo Waymo o Calico, la empresa de biotecnolog¨ªa cuyo objetivo es combatir el envejecimiento.
Esta bonanza puede estar llegando a su fin. El a?o pasado fue el primero desde 2014 en que la suma de Alphabet y Meta supuso menos del 50% del mercado publicitario mundial, concretamente un 48,4%. Es el quinto a?o consecutivo en que esa cifra cae desde que en 2017 alcanz¨® su pico (54,7%), y los analistas prev¨¦n que seguir¨¢ descendiendo. Los motivos: TikTok viene pisando fuerte, y ya es el buscador preferido por muchos j¨®venes; Amazon tambi¨¦n est¨¢ creciendo y Apple, desde que permite bloquear el rastreo de las apps, ha perjudicado el negocio de Meta.
El gran man¨¢ de la publicidad puede estar acab¨¢ndose para Google y Facebook. La segunda hace a?os que decidi¨® cu¨¢l era su respuesta a ese problema y a la incapacidad de atraer p¨²blico joven: el metaverso. Google, por su parte, no tiene plan B m¨¢s all¨¢ de la IA. Lleva lustros invirtiendo en esa tecnolog¨ªa. Eso explicar¨ªa su atropellada reacci¨®n ante la apuesta de Microsoft.
Una carrera precipitada
Nadella le ha dado la vuelta a Microsoft en menos de una d¨¦cada. Cuando el ejecutivo se hizo en 2014 con los mandos de la compa?¨ªa, sus ingresos depend¨ªan casi exclusivamente de Windows y el paquete Office. Decidi¨® apostar fuerte por los servicios en la nube y la IA. Azure, la divisi¨®n cloud, ya es responsable de una cuarta parte de la facturaci¨®n del grupo. Hace dos a?os, Microsoft invirti¨® 1.000 millones en OpenAI, a los que este a?o, tras comprobar el tremendo ¨¦xito de ChatGPT entre el gran p¨²blico, ha sumado otros 10.000 para que desarrollen el chatbot conversacional que acompa?ar¨¢ a su buscador.
?Qu¨¦ ha hecho mientras Alphabet? Entre otras cosas, ha sentado las bases de la tecnolog¨ªa de la que beben hoy los chatbots, tal y como los propios ejecutivos de la empresa se han esmerado en destacar ¨²ltimamente. Su divisi¨®n Google Brain y la compa?¨ªa brit¨¢nica DeepMind, que adquiri¨® en 2014, est¨¢n en la ¨¦lite mundial de la disciplina. Seg¨²n record¨® la semana pasada el CEO de la tecnol¨®gica, Sundar Pichai, el proyecto de investigaci¨®n Transformer y su art¨ªculo fundacional, presentado en 2017, es la piedra de toque sobre la que la comunidad cient¨ªfica ha construido la llamada inteligencia artificial generativa avanzada.
Bard, la apuesta de Google para hacer inteligente su buscador, es una versi¨®n de bolsillo de LaMDA, uno de los proyectos de modelos ling¨¹¨ªsticos m¨¢s avanzados de Google. Presentada hace dos a?os, LaMDA acapar¨® titulares de la prensa internacional el verano pasado, cuando el ingeniero Blake Lemoine, a quien se le encarg¨® revisar el poso ¨¦tico de las respuestas que daba el robot, dijo que, en su opini¨®n, esa inteligencia artificial hab¨ªa cobrado conciencia. DeepMind, por su parte, planea ofrecer este a?o una versi¨®n beta de su propio modelo, al que ha bautizado como Sparrow.
Negar el efecto que ha tenido la irrupci¨®n de ChatGPT en la estrategia de las grandes tecnol¨®gicas es, a estas alturas, poco convincente. Y, sin embargo, eso es lo que hizo la semana pasada Prabhakar Raghavan, vicepresidente de Alphabet y uno de los ejecutivos con m¨¢s poder de la multinacional. ¡°Llevamos a?os siguiendo nuestra propia hoja de ruta en el desarrollo de inteligencia artificial. ChatGPT no nos ha influido en nada¡±, asegur¨® el mi¨¦rcoles en Par¨ªs en una reuni¨®n con varios medios, entre ellos EL PA?S. Es un hecho, sin embargo, que Google ha presentado Bard, pero sin fecha de lanzamiento. El propio Raghavan dijo que no ten¨ªan ni una aproximada: ¡°Lo que m¨¢s nos importa es alcanzar la calidad que queremos que tenga el servicio¡±.
La industria tecnol¨®gica es muy dada a moverse por modas. La IA generativa es, claramente, el hype del momento. Adem¨¢s de Microsoft y Google, el gigante tecnol¨®gico chino Baidu tambi¨¦n anunci¨® la semana pasada que trabaja en su propia versi¨®n de h¨ªbrido entre buscador y chatbot inteligente. Meta, por su parte, cancel¨® en noviembre su proyecto Galactica, un modelo de lenguaje capaz de producir art¨ªculos cient¨ªficos basados en millones de documentos previamente analizados, porque no tard¨® en demostrar ser sexista y racista.
Para lograr imponerse, los buscadores con chat deber¨¢n demostrar que aportan informaci¨®n confiable. No es sencillo. Los ejemplos de contenidos inventados de ChatGPT han inundado las redes sociales en los ¨²ltimos meses. Bard mostr¨® sin querer un error en su presentaci¨®n (el del telescopio James Webb) en el evento de la semana pasada. Bing, actualmente en fase de pruebas, tambi¨¦n se inventa contenidos si se le aprietan las tuercas.
Algunos de los mayores expertos mundiales advierten del sinsentido de querer ir demasiado r¨¢pido con esta tecnolog¨ªa. ¡°Los grandes modelos de lenguaje deber¨ªan usarse como ayuda en la escritura, no para mucho m¨¢s¡±, ha dicho Yann LeCun, responsable de investigaci¨®n en IA de Meta y eminencia en la materia. Demis Hassabis, CEO de DeepMind (Google), tambi¨¦n sugiere que estas herramientas exigen ir con pies de plomo: ¡°Est¨¢ bien ser cautelosos en este frente¡±, dijo. Esa cautela brilla, de momento, por su ausencia.
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