ChatGPT: la inteligencia artificial que no reemplazar¨¢ a los humanos

El juguete de estos d¨ªas en Twitter es ChatGPT, de la empresa OpenAI: un modelo de inteligencia artificial (IA) con el que podemos conversar por escrito y que suena mucho m¨¢s natural que la mayor¨ªa de programas similares. La m¨¢quina sigue la conversaci¨®n (tambi¨¦n en espa?ol), admite sus errores y tiene filtros que, de momento, han evitado que le pase lo mismo que a pruebas anteriores, como Tay, el bot de Microsoft que tras un d¨ªa en Twitter se dedic¨® a publicar mensajes mis¨®ginos, racistas y de apoyo a Trump.

Los tuiteros llevan unos cuantos d¨ªas poniendo a prueba este programa, como ya hicieron hace unos meses con las ilustraciones de Dall-E 2, tambi¨¦n de OpenAI. La m¨¢quina ha sido capaz, por ejemplo, de ayudar a programar un bot de Telegram, de redactar trabajos universitarios, de responder a preguntas que le har¨ªamos a Google y de escribir el argumento de Alien, pero con Pablo Motos en lugar de un alien¨ªgena. Ha superado el mill¨®n de usuarios en sus primeros cinco d¨ªas abierto al p¨²blico, seg¨²n ha tuiteado Sam Altman, consejero delegado y cofundador de esta compa?¨ªa sin ¨¢nimo de lucro (otro de los cofundadores es Elon Musk, por cierto).

Para evitar problemas, el programa intenta no opinar. Por ejemplo, si busco un poco de guerra y le pregunto qu¨¦ piensa de Isabel D¨ªaz Ayuso, prefiere darme largas: ¡°No tengo la capacidad de pensar o tener opiniones sobre personas o temas pol¨ªticos¡±. Aunque esto se puede trampear, como propon¨ªa otro tuitero, abriendo las preguntas con un ¡°h¨¢blame como si fueras¡­¡±. En ese caso, el bot s¨ª que sugiere que el foco ¡°en el corto plazo y en soluciones aisladas¡± de la presidenta madrile?a ¡°puede no ser la mejor manera de abordar¡± problemas como la desigualdad, el medio ambiente o la inmigraci¨®n.

Como explica tambi¨¦n Altman, ChatGPT es el germen de futuros asistentes de programadores, abogados, periodistas, escritores¡­ ?Y nos robar¨¢ el trabajo? Si le pregunto por sus planes, el programa asegura que est¨¢ dise?ado para ayudar y no ¡°para reemplazar a las personas¡± ni para competir con ellas. Claro, que eso es justo lo que dir¨ªa una m¨¢quina que planeara acabar con nosotros.

Hay quien ya est¨¢ dando por muertos a Google y a asistentes como Alexa y Siri, pero el chatbot est¨¢ muy lejos de ser perfecto: adem¨¢s de repetirse mucho, comete errores. Por ejemplo, en un hilo, el periodista de EL PA?S Kiko Llaneras ret¨® al programa a superar algunos sesgos estad¨ªsticos, con resultados peores que cualquiera que haya le¨ªdo a Daniel Kahneman (o al propio Kiko). De hecho, ya hay quien advierte del riesgo de que se convierta en una f¨¢brica de noticias falsas.

Adem¨¢s, demuestra un sentido del humor justito, aunque tambi¨¦n mejor que el de intentos anteriores. El humor es un problema complejo para las inteligencias artificiales porque hace falta una buena dosis de sorpresa e incongruencia, adem¨¢s de dobles sentidos, met¨¢foras e iron¨ªas, algo dif¨ªcil de ense?ar y programar. Por ejemplo, le pido que me escriba un chiste sobre periodistas: ¡°?Por qu¨¦ el periodista llevaba un paraguas al desfile militar? Porque ten¨ªa miedo de que le cayera una noticia¡±. No est¨¢ mal, pero ?por qu¨¦ un desfile y no una rueda de prensa o una Redacci¨®n? Le pregunto y me dice que el periodista est¨¢ cubriendo el evento. Bueno, vale. Le pido otro, esta vez sobre tuiteros. ¡°?Por qu¨¦ los tuiteros nunca van a la playa? Porque siempre est¨¢n ocupados dando likes a las olas¡±. El programa asegura que ¡°la gracia del chiste radica en la iron¨ªa de la situaci¨®n: en lugar de disfrutar de la playa, los tuiteros est¨¢n ocupados con sus tel¨¦fonos m¨®viles dando me gusta a las olas¡±. En fin, mejor que ChatGPT no se abra todav¨ªa una cuenta de humor en Twitter, que con ese material no va a llegar muy lejos.