Lo poscu¨¢ntico: ?el nuevo ¡®efecto 2000¡ä?
Pese a que ordenadores cu¨¢nticos est¨¦n lejos de ser realmente ¨²tiles, expertos estadunidenses advierten de que es importante desarrollar nuevas formas de criptograf¨ªa resistente a esta tecnolog¨ªa
Las tragedias evitadas son profundamente t¨®xicas porque nos hacen creer que somos inmortales, intocables, de titanio y, adem¨¢s, nos hace desconfiar de los agoreros y las Casandras aventadores de colapsos y tragedias que, parece, no llegan nunca a producirse. En tecnolog¨ªa podr¨ªamos llamarlo el efecto del ¡°efecto 2000¡å, una historia que los viejos cuentan alrededor de las placas base como el gran problem¨®n que no lleg¨® a suceder. Como dir¨ªa Sophia Petrillo, era la v¨ªspera de A?o Nuevo de 1999. El mundo estaba en vilo. La amenaza del ¡°efecto 2000¡å era real y nadie era capaz de determinar con exactitud el impacto que este fallo tendr¨ªa en la prehist¨®rica tecnolog¨ªa de la ¨¦poca. El ¡°bug del milenio¡± se basaba en la idea de que nunca nadie llegar¨ªa al a?o 2000 o que, si lleg¨¢bamos, ya nos teletransportar¨ªamos como en Star Trek a otra galaxia muy lejana. No hicimos ordenadores a ¡°prueba de futuro¡± y los sistemas no guardaban los a?os con cuatro d¨ªgitos sino con dos. As¨ª que el peligro de que al cambiar de a?o pasaran de 1999 al 1990 era cierto. Pero no pas¨®. Y no por un acto m¨¢gico o porque los ordenadores se autosanaran, ni porque los agoreros no tuvieran raz¨®n, sino porque mucha gente se prepar¨®, trabaj¨® y evit¨® el desastre.
El resto de los humanos, ignorantes del esfuerzo, hicimos del ¡°efecto 2000¡å un meme y seguimos nuestra vida ri¨¦ndonos del lobo que nunca lleg¨®. Es curioso que cada vez que alguien quiere prevenir un problema tecnol¨®gico con un riesgo alto de producirse siempre hay alguien presto a recordar el efecto 2000 o la ¨²ltima vez que se gast¨® dinero en un lejano proyecto tecnol¨®gico fallido. Los cu?ados opinan y mucho de cosas cr¨ªticas como la seguridad y con su discurso falt¨®n se?alan a los dem¨¢s que, en el ejercicio de su cobard¨ªa barnizada de prudencia, encuentran razones para no enfrentarse al energ¨²meno. Estos seres de los que todos conocemos un ramillete consiguen que nada cambie para que, a medio plazo, todo empeore.
Ahora que estamos en pleno experimento de la aplicaci¨®n de la doctrina del shock por parte de las empresas de las inteligencias artificiales generativas, no aplicamos sin embargo los principios de precauci¨®n, que deber¨ªamos haber extra¨ªdo de esa experiencia, a otras tecnolog¨ªas de riesgo existencial. Como las IAs en su momento, los ordenadores cu¨¢nticos est¨¢n entre esos riesgos raros, con tecnolog¨ªa inmaduras, caras, dif¨ªciles de operar e incomprensibles, sobre los que nadie es capaz de fijar un plazo. A¨²n recuerdo los chistes sobre los resultados de las IAs generativas, y los plazos indeterminados en que esos cacharros incomprensibles, opacos y car¨ªsimos ser¨ªan capaces de hacer algo ¨²til para nadie. Parec¨ªa que no llegar¨ªa nunca y lleg¨® de manera inesperada marcando la agenda como un visitante indeseado que pretender quedarse a vivir.
En el caso de lo cu¨¢ntico se a?ade la complejidad de la mec¨¢nica cu¨¢ntica, una rama de la f¨ªsica inasible que se acerca m¨¢s a la fe matem¨¢tica que a lo emp¨ªrico. Ra¨²l Lim¨®n en este diario le lleva dedicando a lo cu¨¢ntico piezas interesant¨ªsimas en las que explica las aristas de esta teor¨ªa aplicada a la pr¨¢ctica mejor de lo que yo podr¨ªa hacerlo en esta tribuna. Yo me limito a compartir al respecto la estupefacci¨®n del presidente de los EEUU, Joe Biden, cuando le ense?aron un ordenador cu¨¢ntico en su visita a la sede de Poughkeepsie de IBM con ocasi¨®n de la aprobaci¨®n de la CHIPS and Science Act. La cara de Biden es un poema. Ninguno de los dos entendemos como esa l¨¢mpara de ara?a descolgada de un teatro trasnochado vaya a ser capaz de romper la criptograf¨ªa del sistema de misiles, de todas nuestras telecomunicaciones, o de disolver Blockchain como un azucarillo. Lo siento por el disgusto que se van a llevar los criptobros pero, si el efecto tsunami de lo cu¨¢ntico se produce, vamos a saber de verdad lo que es un riesgo existencial. Porque si cae la criptograf¨ªa que se aplica a los datos y a los sistemas de todos los estados, empresas y organizaciones se caen sus servicios y, con ellos, la sociedad como la conocemos. No ser¨¢ una pandemia con Netflix y retos de Tiktok. Ser¨¢ un apag¨®n sin acceso a servicios b¨¢sicos durante un tiempo indeterminado. Y el problema es que mientras nadie sabe cu¨¢ndo ocurrir¨¢, todo el mundo sabe que hay que prepararse pero nadie sabe c¨®mo. No sabemos si ser¨¢ en cinco o diez a?os, si ser¨¢ con la corona visigoda que contempla Biden tan dif¨ªcil de operar, o con otro cacharro m¨¢s ligero, sencillo y de despliegue r¨¢pido. Si ser¨¢n los chinos o los estadounidenses. Pero hay un consenso en que ocurrir¨¢. Y como las profec¨ªas autocumplidas cuanto m¨¢s se cree que la tecnolog¨ªa funcionar¨¢ m¨¢s se invierte en que funcione.
Es curioso el problema pr¨¢ctico que se nos plantea desde la teor¨ªa de que un ordenador cu¨¢ntico sea capaz de resolver en segundos un problema matem¨¢tico que ahora llevar¨ªa a?os solucionar. La tecnolog¨ªa que nos amenaza es la que necesitamos para defendernos de ella. Mientras, gobiernos como el estadounidense a trav¨¦s del National Institute of Standard and Technology (NIST), lleva a?os dedicando esfuerzos al desarrollo de criptograf¨ªa poscu¨¢ntica porque temen, con raz¨®n, que la construcci¨®n de ordenadores cu¨¢nticos a gran escala sea capaz de descifrar muchos, si no todos, los criptosistemas de clave p¨²blica en los que se basa la seguridad y la integridad de las comunicaciones y la informaci¨®n en internet. Aunque tanto el NIST como el gobierno de EEUU creen que se tardar¨¢ entre 15 y 20 a?os en contar con ordenadores cu¨¢nticos, no creen que sea sensato esperar a que todo salte por los aires. Por eso, la Oficina de Gesti¨®n y Presupuesto (Office of Management and Budget, OMB) del gobierno federal estadounidense solicit¨® a todas las agencias federales que identificaran los sistemas bajo su control que usasen cifrados susceptibles de ser descifrados por un ordenador cu¨¢ntico; y, una vez identificados, que planificaran la implantaci¨®n de soluciones h¨ªbridas (cifrado actual y poscu¨¢ntico) por lo que pueda suceder.
En resumen, sabemos que hay que hacer algo, hay gente haci¨¦ndolo, pero no sabemos muy bien si va a funcionar en el mundo real. Y es en ese lapso cr¨ªtico, entre que las m¨¢quinas cu¨¢nticas funcionen y veamos si las contramedidas lo hacen tambi¨¦n, en el que nos podemos matar como sociedad.
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