As¨ª funciona el Centro de Apelaciones Europeo, el vigilante de los excesos de las redes sociales
El nuevo organismo independiente de la UE permite a los ciudadanos denunciar problemas con la gesti¨®n de contenidos de las plataformas
Los bulos y los comentarios abiertamente racistas o que inciten al odio son cada vez m¨¢s frecuentes en las redes sociales. Los usuarios pueden reportar los contenidos que consideren problem¨¢ticos a las propias plataformas, pero estas a veces no responden o se niegan a retirarlos. Tambi¨¦n puede suceder lo contrario: que la plataforma decida eliminar art¨ªculos period¨ªsticos que traten, por ejemplo, sobre terrorismo, o posts con desnudos que juzgue como inapropiados. Las empresas tecnol¨®gicas ya no tienen la ¨²ltima palabra en estos asuntos: la semana pasada se puso en marcha el Centro de Apelaciones Europeo, el organismo al que recurrir cuando no estamos de acuerdo con las decisiones de las redes sociales. De momento solo acepta casos relacionados con Facebook, TikTok y YouTube, pero est¨¢ previsto que ampl¨ªe su espectro hasta abarcar todas las apps.
Con sede en Dubl¨ªn y una plantilla de 25 trabajadores, la apertura de un centro de apelaciones ven¨ªa contemplada en la Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas inglesas), en vigor desde agosto de 2023. El objetivo de la norma, que afecta a las grandes plataformas digitales que operan en territorio comunitario, es proteger a los consumidores, lo que implica combatir la desinformaci¨®n y la difusi¨®n de contenidos ilegales. Si se detectan ese tipo de contenidos, las empresas tienen que retirarlos inmediatamente o corren el riesgo de recibir grandes multas (hasta el 6% de su facturaci¨®n mundial, lo que para algunas compa?¨ªas puede suponer decenas de miles de millones).
Las decisiones del Centro de Apelaciones no son vinculantes. El organismo se postula como el lugar en el que las grandes tecnol¨®gicas y particulares u organizaciones c¨ªvicas puedan arreglar sus diferencias antes de escalar el problema. Pero que no sean vinculantes no quiere decir que sea inofensivo. ¡°Si las plataformas no aplican nuestras decisiones, tendr¨¢n que justificar posteriormente ante el regulador por qu¨¦. Por lo tanto, creo que incluso una decisi¨®n no aplicada tiene mucho valor¡±, explica a EL PA?S Thomas Hughes, director general del reci¨¦n creado organismo.
El centro acepta de momento casos en seis idiomas (ingl¨¦s, franc¨¦s, castellano, italiano, alem¨¢n y holand¨¦s), aunque ir¨¢n ampliando progresivamente su alcance hasta abarcar todas las lenguas oficiales de la UE. El organismo se financiar¨¢ a trav¨¦s de las tasas cobradas a las plataformas (95 euros por caso). Por el momento no ofrecen estimaciones de cu¨¢ntas demandas recibir¨¢n anualmente. A medida que aumenten personal, su escrutinio sumar¨¢ otras redes sociales, como Instagram, X o Threads, en las que el texto tiene m¨¢s peso. Seg¨²n cuentan desde el organismo, han empezado con Instagram, TikTok y YouTube debido a que el potencial volumen de casos podr¨ªa ser mayor que en Instagram o Threads.
D¨®nde establecer los l¨ªmites
El brit¨¢nico es consciente de que la inmensa mayor¨ªa de usuarios no sabe de la existencia del Centro de Apelaciones. De hecho, muchos desconocen incluso que pueden reportar los contenidos problem¨¢ticos a las redes sociales, y que estas tienen que dar respuesta. O que cada plataforma tiene sus propios c¨®digos de conducta, que establecen por iniciativa propia. ?Tendr¨ªa sentido que todas las redes se impusieran las mismas normas? ¡°Ya lo hacen de facto¡±, dice Hughes. ¡°De hecho, el mundo online es una extensi¨®n del offline, y lo que es ilegal en este tambi¨¦n lo es en la esfera digital. El m¨ªnimo com¨²n denominador son los Derechos Humanos, que est¨¢n codificados en todas las legislaciones nacionales. Sobre esta base, se a?aden capas espec¨ªficas para cada plataforma. Creo que cada red social debe encontrar su equilibrio entre favorecer al m¨¢ximo el derecho de expresi¨®n, pero con l¨ªmites¡±.
La clave est¨¢ en d¨®nde se ponen esos l¨ªmites. ¡°Algunas plataformas son m¨¢s permisivas que otras, y eso est¨¢ bien. Siempre que no se crucen ciertas l¨ªneas rojas¡±, apunta. La incitaci¨®n a la violencia, los mensajes que difundan odio hacia alg¨²n colectivo y los bulos y desinformaci¨®n configuran est¨¢n fuera de lo aceptable.
El contenido sexual expl¨ªcito, siempre que sea consentido, es perfectamente legal. Algunas plataformas, como X, difunden pel¨ªculas porno enteras; otras, como Facebook o Instagram, no dejan ni que se vea un pez¨®n femenino (los masculinos s¨ª). Incluso en esos casos, hay margen para la protesta. ¡°Hay veces que se retiran posts mostrando los s¨ªntomas del c¨¢ncer de mama pese a que hasta las plataformas con pol¨ªticas m¨¢s restrictivas permiten que se vean pechos si es para concienciar a la poblaci¨®n sobre esta enfermedad. El usuario que proteste contra esa decisi¨®n tendr¨¢ la raz¨®n¡±, se?ala Hughes.
C¨®mo funciona
Cada caso, dice el ejecutivo, tiene sus propias particularidades, por lo que debe analizarse por separado. Los usuarios que est¨¦n descontentos con una decisi¨®n relativa a un contenido pueden entrar en la web del Centro de Apelaciones y rellenar un formulario en el que expresen y argumenten su queja. Se les cobrar¨¢ una ¡°tasa simb¨®lica¡± de cinco euros, que son reembolsados en caso de que el organismo les d¨¦ la raz¨®n. ¡°Cada persona que presente una disputa elegible [esto es, que la interponga un ciudadano europeo] recibir¨¢ un resultado. El Centro de Apelaciones abordar¨¢ una variedad de disputas, como acoso e intimidaci¨®n, desinformaci¨®n, discurso de odio e im¨¢genes y videos alterados¡±, describe Hughes.
El equipo de revisores expertos en las pol¨ªticas de las plataformas solicitar¨¢n a la plataforma (de momento, Instagram, TikTok o YouTube) el post en cuesti¨®n y todos los datos asociados al mismo. Con esa informaci¨®n, evaluar¨¢n si la decisi¨®n tomada fue coherente con sus pol¨ªticas. ¡°Dependiendo de la complejidad, el idioma, la situaci¨®n, el contexto, la plataforma y el tipo de contenido, el caso se asigna a diferentes compa?eros. Ellos toman una decisi¨®n. Si es un caso complejo, tenemos otros niveles de revisi¨®n que se pueden llevar a cabo. Al final, emitiremos una decisi¨®n que, quiero enfatizar, es no vinculante¡±, subraya Hughes, si bien a?ade que la empresa tendr¨¢ que reportar de ello al regulador, que tomar¨¢ nota de las actuaciones.
Este proceso debe desarrollarse en 90 d¨ªas desde que se presenta la queja al Centro de Apelaciones. En caso de que el usuario quede descontento con la decisi¨®n del organismo, siempre le queda acudir a los tribunales.
Los fallos del sistema
Cada red social es responsable de ordenar lo que sucede en su patio. La moderaci¨®n de contenidos es una de las partes m¨¢s delicadas de su trabajo. Cuanto mayor sea el ¨¦xito de una plataforma, m¨¢s tr¨¢fico tendr¨¢ y m¨¢s probabilidades habr¨¢ de que algunos usuarios desbarren. Las redes usan una combinaci¨®n de medios autom¨¢ticos y manuales para tratar de detectar los contenidos problem¨¢ticos.
¡°Si visualizamos este trabajo como una pir¨¢mide, en la base est¨¢n los m¨¦todos de revisi¨®n autom¨¢tica de contenidos, que normalmente detecta much¨ªsimos posts que violan las normas¡±, dice Hughes. Sin estas herramientas, sostiene, las redes sociales, algunas de las cuales acumulan centenares de millones de comentarios diarios, ser¨ªan un coladero.
Siguiendo con la pir¨¢mide, despu¨¦s vendr¨ªan los m¨¦todos de moderaci¨®n manual, ¡°importantes en los casos m¨¢s complejos o sutiles¡±, y a continuaci¨®n el Centro de Apelaciones. Luego vendr¨ªan los tribunales y, en la c¨²spide, la Comisi¨®n con sus multas. ¡°Esperamos poder contribuir a que la vida en las redes sociales sea m¨¢s habitable¡±, indica el brit¨¢nico.
?Qu¨¦ se puede esperar de este nuevo organismo? Los expertos consultados se muestran cautos, y la mayor¨ªa prefiere esperar a ver c¨®mo funciona antes de valorarlo. ¡°Te¨®ricamente, el Centro de Apelaciones deber¨ªa aliviar el atasco de resoluciones pendientes e introduce a expertos independientes en el proceso de examen de los contenidos. Eso me parece interesante¡±, avanza la profesora Carmela R¨ªos, experta en redes sociales, periodismo m¨®vil y desinformaci¨®n. En unos meses se ver¨¢ si es as¨ª.
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