El pedestal de Miles Davis
El legado de la figura del jazz resistir¨¢ que conozcamos lo que no le hac¨ªa genial, sino monstruoso
No hay noticia de que la furia contra las estatuas que rodea al movimiento Black Lives Matter se haya detenido en la que honra a Miles Davis en Alton, Illinois. Claro que no: el genio del jazz es una de las grandes figuras de la m¨²sica negra (de cualquier color) de todos los tiempos. ?Qui¨¦n iba a se?alarlo? Podr¨ªa hacerlo el Me Too.
El documental Miles Davis: Birth of the Cool, en Netflix, repasa su trayectoria sin aportar mucho material valioso a los mel¨®manos, pero a cambio disecciona su personalidad sin eludir lo m¨¢s oscuro. Este m¨²sico revolucionario sufri¨® el racismo en a?os de segregaci¨®n, s¨ª, pero no ven¨ªa del gueto: era hijo de un dentista adinerado. Se sent¨ªa m¨¢s c¨®modo en Par¨ªs, donde altern¨® con Picasso y Sartre, pero EE UU acab¨® rendido a ¨¦l. Descendi¨® a los infiernos por sus adicciones, hero¨ªna y coca¨ªna incluidas, y un car¨¢cter col¨¦rico. Nada de eso afect¨® a su magia con la trompeta ni a su ojo para rodearse de m¨²sicos a su altura.
Tuvo tres esposas y varias relaciones estables m¨¢s; esas mujeres desfilan por el filme reconociendo lo mucho que le admiraban a la vez que narrando la violencia (f¨ªsica, brutal) que emple¨® contra ellas. Una se pregunta: ¡°?C¨®mo pod¨ªa crear una m¨²sica tan hermosa y tener ese otro lado?¡±.
Ah, el espinoso debate: separar la obra del creador, o al artista de su vida privada. El ostracismo de Woody Allen o Kevin Spacey no hace peores Manhattan ni House of Cards, el repudio p¨®stumo a Michael Jackson no borrar¨¢ Thriller. La posteridad dejar¨¢ en su pedestal al autor de Kind of Blue y de tantos discos perfectos, eternos. Su legado resistir¨¢ que sepamos lo que no le hac¨ªa genial sino monstruoso. Una sociedad adulta puede enfrentarse a la cara siniestra de sus mitos sin derribarlos.
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