¡®La maldici¨®n de Bly Manor¡¯, un fascinante cuento rom¨¢ntico
Tras ¡®Hill House¡¯, Mike Flanagan convierte una historia de fantasmas en un puzle narrativo con atm¨®sfera g¨®tica y un fuerte poso literario
El reto al que se enfrentaba La maldici¨®n de Bly Manor era enorme. La maldici¨®n de Hill House, la primera parte de esta serie creada por Mike Flanagan, puso el list¨®n tan alto en tantos aspectos que era dif¨ªcil siquiera mantenerse al nivel. La buena noticia es que, tras ver toda la temporada (y sin entrar en spoilers en esta cr¨ªtica) Bly Manor, con todas las diferencias que guarda con su predecesora y a pesar de no contar con el efecto novedad, consigue volver a cautivar.
En una entrevista en este peri¨®dico, el propio Flanagan explicaba que, si Hill House era en realidad un drama familiar vestido de serie de terror, en el caso de los nueve cap¨ªtulos que estrena este viernes Netflix nos encontramos con una (o varias, para ser m¨¢s exactos) historia de amor vestida de terror g¨®tico. S¨ª hay alg¨²n susto (y uno de ellos es gordo), pero el terror est¨¢ menos presente en los nuevos cap¨ªtulos que en la anterior tanda, al menos est¨¢ menos presente a simple vista. Los fantasmas aqu¨ª no vienen a causar pavor, sino a recordarnos lo dif¨ªcil que es escapar del pasado. Son almas con una tristeza y oscuridad profunda que han quedado atrapadas por un destino que no controlan, siempre hay alg¨²n motivo detr¨¢s.
Si algo estaba bien logrado en Hill House era esa narraci¨®n a modo de puzle en la que las piezas iban encajando poco a poco hasta que al final pr¨¢cticamente se invitaba al espectador a regresar sobre lo visto para entender todo desde una nueva ¨®ptica. Ese mismo juego se replica en esta ocasi¨®n pero con estrategias diferentes. A lo largo de varios cap¨ªtulos se va creando una atm¨®sfera que recuerda m¨¢s al cl¨¢sico de 1961 Suspense que a Hill House, un caldo de cultivo que hacia la mitad de la temporada explota para que las cosas empiecen a cobrar sentido.
Las historias de fantasmas de Henry James (Otra vuelta de tuerca es la base de la trama, pero tambi¨¦n hay detalles de El rinc¨®n feliz y su inquietante doppelg?nger, o de la historia de venganza de La leyenda de ciertas ropas antiguas) son el marco dentro del que Flanagan pinta una trama que arranca con una narraci¨®n aparentemente convencional pero que pronto deja pistas de que oculta algo mucho m¨¢s intrincado. El espectador se introduce en una tela de ara?a temporal que se va desmadejando poco a poco y que tiene varios episodios brillantes en este sentido.
Todo arranca con la llegada de una nueva ni?era a Bly Manor para encargarse del cuidado de dos ni?os hu¨¦rfanos (muy buenas las interpretaciones de Amelie Bea Smith y Benjamin Evan Ainsworth en papeles nada f¨¢ciles) cuya anterior ni?era falleci¨® en extra?as circunstancias. All¨ª convivir¨¢ con el ama de llaves, el ch¨®fer y la jardinera. Y con alguna que otra presencia que pronto notar¨¢ y con los que la peque?a Flora parece tener una conexi¨®n especial.
Su atm¨®sfera g¨®tica y muy literaria est¨¢ acentuada por la voz en off que narra la historia y que, en este caso, no molesta como ocurre en tantas otras series; es m¨¢s, es clave en la recta final. Esa voz nos recuerda que lo que estamos presenciando es una historia de fantasmas que cuenta un narrador omnisciente, que va dejando pistas sobre lo que sabe aunque solo nos muestre lo que va descubriendo la ni?era, reci¨¦n llegada a la casa y para la que todo, como para los espectadores, es desconocido. Como es de suponer, la propia ni?era tambi¨¦n llega a la casa cargada con sus propios traumas.
Guion y atm¨®sfera se dan la mano apoyados en buenas interpretaciones para firmar en La maldici¨®n de Bly Manor un precioso cuento de terror rom¨¢ntico (en el sentido m¨¢s literario y tenebroso de la palabra) que invita a revisarlo una vez terminado.
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