La culpa no es de los ¡®youtubers¡¯ de Andorra
Se ha apelado tanto a la responsabilidad individual que los gobiernos han perdido la conciencia de qui¨¦nes son y para qu¨¦ sirven
La principal diferencia entre un youtuber y una estrella anal¨®gica de los tiempos antiguos es que el primero pasa de lucir palmito. Su concepto de glamur est¨¢ m¨¢s cerca de un terrorista clandestino que de una actriz de Hollywood. No se exhiben sobre alfombras rojas y no ense?an sus mansiones al Hola. Les bastan los megusta y una silla gamer en un cuarto adolescente sin ventilar. Amasan fortunas, pero no se les luce. Por eso, y no tanto por escamotear impuestos, se largan a Andorra: porque son indiferentes a la vida social tal y como la entendemos los viejos, como Puigdemont es indiferente (o no) al Derecho, en palabras de Pablo Iglesias. Mientras el wifi no se corte, les da lo mismo youtubear desde Nueva York o desde una plataforma petrol¨ªfera.
Pierden el tiempo los inspectores de hacienda que han salido a tirar de las orejas al Rubius y compa?¨ªa por mudarse a Andorra. Es cierto que dan mal ejemplo y que tanto mejor ser¨ªa que pagasen hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo de los tributos que les corresponden, pues no est¨¢ Espa?a para perder esos euros, pero el problema no son los youtubers, que tienen derecho a domiciliarse donde quieran.
Se ha apelado tanto a la responsabilidad individual que los gobiernos han perdido la conciencia de qui¨¦nes son y para qu¨¦ sirven. La culpa de la fuga de impuestos no es de los youtubers, sino de una Uni¨®n Europea que consiente la existencia de reg¨ªmenes fiscales como el de Andorra. Si los gobiernos no mueven un dedo para acabar con una situaci¨®n injusta que cuestiona los principios de progresividad e igualdad, apelar a la conciencia moral de los ciudadanos es hip¨®crita.
Pero as¨ª estamos, enfermos y pobres por nuestra culpa, porque no nos dejamos gobernar bien por unos pol¨ªticos que, a la vista de sus sermones, ten¨ªan m¨¢s vocaci¨®n de curas.
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