¡®The Minister¡¯, venturas y desventuras del Primer Ministro island¨¦s
La serie narra los entresijos de la pol¨ªtica del pa¨ªs, con una poblaci¨®n similar a Bilbao y unas peculiaridades propias que lo diferencian de la mayor¨ªa de los Estados desarrollados
The Minister (AMC), serie islandesa de ocho cap¨ªtulos, narra las venturas y desventuras de su primer ministro, Benedikt Rikardsson (?lafur Darri ?lafsson), lo que equivale a decir que se narran los entresijos de la pol¨ªtica islandesa, un pa¨ªs soberano con una poblaci¨®n similar a Bilbao y con unas peculiaridades propias que lo diferencia de la mayor¨ªa de los Estados desarrollados.
En 2008 sufri¨® las terribles consecuencias de la crisis financiera. Las protestas ciudadanas por la gesti¨®n bancaria desembocaron en elecciones anticipadas y se abri¨® un proceso judicial en contra de los responsables de la burbuja financiera. A?¨¢dale que actualmente es el sexto pa¨ªs en la lista elaborada por la ONU de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados del mundo y que su Estado del bienestar provee asistencia sanitaria universal y educaci¨®n superior gratuita a sus ciudadanos y comprender¨¢n que, efectivamente, Islandia es diferente.
Benedikt Rikardsson alcanza la jefatura del Gobierno tras un pacto entre conservadores y socialdem¨®cratas. Un l¨ªder carism¨¢tico con deseos de renovar la forma de gobernar, lo que hace desde un primer momento: pide a sus conciudadanos que expresen por las redes sociales sus propuestas m¨¢s urgentes para conseguir una mejor gobernanza. La clase pol¨ªtica, aliados y opositores, comienza a inquietarse. Rikardsson, nuestro voluminoso Primer Ministro, cuyo int¨¦rprete tiempo atr¨¢s protagoniz¨® Atrapados como jefe de polic¨ªa de un peque?o pueblo, adopta una serie de medidas radicales que le distancian definitivamente de su entorno pol¨ªtico y, lo que es peor, de la realidad.
La clase pol¨ªtica no soporta tanta renovaci¨®n. Ante el progresivo aislamiento, Rikardsson inicia una fuga hacia adelante en contra de lo establecido. Moraleja islandesa: los grandes renovadores bordean el abismo. No es Borgen, pero es muy correcta.
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