La?titia, una hero¨ªna rodeada de violencias
Una miniserie de Jean-Xavier de Lestrade recrea la vida de la joven asesinada en 2011, que conmocion¨® Francia al mostrar los fallos del sistema de protecci¨®n de menores y abrir el debate sobre los presos reincidentes
La camarera La?titia Perrais fue asesinada a punto de cruzar el umbral hacia su futuro. Ten¨ªa 18 a?os y un pasado largu¨ªsimo. Conoci¨® la violencia a la edad de los peluches y la sigui¨® asediando al crecer. El 18 de enero de 2011 Tony Meilhon ejecut¨® la violencia definitiva (secuestro, violaci¨®n y estrangulamiento). Meilhon hab¨ªa estado en la c¨¢rcel por un delito sexual, lo que desat¨® en Francia un encarnizado debate sobre las penas a los reincidentes, que tuvo al entonces presidente Sarkozy como uno de sus grandes agitadores. Tambi¨¦n Meilhon hab¨ªa conocido la violencia desde ni?o. Demasiadas violencias que llevaron al historiador Ivan Jablonka a escarbar en el hecho en un libro, La?titia o el fin de los hombres (Anagrama), que arras¨® en ventas, premios y valent¨ªas: ¡°El caso La?titia revela el espectro de las masculinidades descarriadas en el siglo XXI, tiran¨ªas de machos, paternidades deformadas, el patriarcado que no termina de morir¡±. No era f¨¢cil trasladar al lenguaje f¨ªlmico una obra as¨ª, capaz de aunar el relato criminal con la vivisecci¨®n sociol¨®gica e hist¨®rica. Si alguien pod¨ªa salir airoso del traspaso era Jean-Xavier de Lestrade, responsable de la miniserie que se estren¨® en 2019 en Francia y que ahora se puede ver en Filmin. ¡°Se gener¨® una gran atenci¨®n medi¨¢tica sobre el crimen y su asesino, Tony Meilhon, que tiene incluso p¨¢gina en Wikipedia. Sabemos mucho sobre la muerte de La?titia, pero no sabemos tanto sobre su vida. Mi principal prop¨®sito era contar que La?titia no solo fue la v¨ªctima de un crimen terrible, que tuvo una vida, en algunos aspectos tr¨¢gica, y que tambi¨¦n actu¨® como una hero¨ªna desde el principio al final¡±, explica Lestrade.
Para que la vida se impusiera a la muerte en la ficci¨®n, el director tom¨® una decisi¨®n firme: ¡°En los seis episodios no ves c¨®mo la matan. Desde el principio sab¨ªa que no quer¨ªa mostrar c¨®mo ella muri¨®, quer¨ªa que la gente la recordase en im¨¢genes cantando, divirti¨¦ndose, viviendo¡±.
El cineasta franc¨¦s dud¨® antes de asumir la tarea pese a que le avalaban trabajos que demostraban su maestr¨ªa para poner en pie cr¨ªmenes reales con algo m¨¢s que eficacia. En 2002 gan¨® un Oscar por Un culpable ideal, documental sobre el juicio contra Brenton Butler, un adolescente negro acusado de un asesinato que no cometi¨®. Y su serie de 2004 The Staircase, que llev¨® a las pantallas la historia de la muerte de Kathleen Peterson y el juicio contra su marido, el escritor Michael Peterson, se convirti¨® en un ¨¦xito internacional. Cr¨ªmenes, togas y adolescentes reaparecieron en La vida de Manon en 2014, el mismo a?o en que Ivan Jablonka contact¨® con la abogada de Jessica Perrais (en la serie, Sophie Breyer) para decirle que quer¨ªa escribir un libro que hablar¨ªa de su hermana, s¨ª, pero tambi¨¦n de una generaci¨®n y de una ¨¦poca. ¡°La?titia no cuenta solo por su muerte¡±, expone en su libro, ¡°su vida tambi¨¦n nos importa porque la joven es un hecho social. Encarna dos fen¨®menos m¨¢s grandes que ella: la vulnerabilidad de los ni?os y la violencia de g¨¦nero¡±.
Apoyado en una luminosa Marie Colomb, capaz de ser una La?titia fr¨¢gil y resolutiva, que en esas horas de rebeli¨®n y titubeos encuentra la muerte, Lestrade logra condensar en seis cap¨ªtulos de 45 minutos las diferentes capas de la historia. Sortea as¨ª uno de los riesgos de las adaptaciones literarias complejas: ni cae en el subrayado ni elimina ramales para facilitar digestiones r¨¢pidas. Una de sus actrices habituales, Alix Poisson, deslumbra aqu¨ª en breves incursiones como la educadora de los servicios sociales que se responsabiliza de las mellizas Perrais cuando recalan en el sistema de protecci¨®n de menores. La educadora renunciar¨¢ a su trabajo por sentir que fall¨® en su misi¨®n con las hermanas. ¡°La vida de La?titia y Jessica te impresiona¡±, sostiene el director, ¡°te puede recordar a Los Miserables, te tienes que preguntar si una democracia moderna protege a la gente que necesita ser protegida, en especial a los ni?os v¨ªctimas de abusos o violencia¡±.
La responsabilidad individual y social es el gran asunto de esta serie. Si Tony Meilhon es un monstruo, ?en qu¨¦ momento se forj¨®?, ?se aliment¨® por acci¨®n u omisi¨®n? Si Gilles Patron, padre de acogida de las hermanas, aparenta ser el perfecto ciudadano solidario, ?c¨®mo nadie detect¨® el disfraz? La serie saca a la luz m¨¢s monstruos de los que se presumen de partida: el padre biol¨®gico de las ni?as (un convincente K¨¦vin Aza?s, que sigue en racha desde que gan¨® el C¨¦sar al actor revelaci¨®n por Les combattants en 2014) o el padre de acogida (un Sam Karmann intimidatorio que si acaso chirr¨ªa cuando abandona el autocontrol). Lestrade se sirve de flashbacks y de im¨¢genes reales para mostrar el contexto que rode¨® el caso, de las manifestaciones en apoyo a la familia a las cr¨ªticas de Nicolas Sarkozy por la excarcelaci¨®n de Meilhon (en la serie, interpretado por el actor de la Comedia Francesa, Noam Morgensztern). ¡°Sarkozy intent¨® explotar la gran pena que la gente sinti¨®. Dijo que los jueces no hab¨ªan hecho su trabajo y trat¨® de usar el caso de La?titia para iniciar una pol¨ªtica muy represiva de largas condenas¡±, recuerda el director.
En esta historia de violencia de los hombres contra las mujeres hay tambi¨¦n algunos hombres buenos, como el comisario Frantz Touchais (interpretado por Yannick Choirat, con largo historial teatral) o el juez Martinot. Y hay violencias expl¨ªcitas y violencias impl¨ªcitas. La?titia es v¨ªctima de su padre, de su cuidador y de su asesino, pero tambi¨¦n de un Estado que no protegi¨® ni su infancia ni la del criminal mientras fue un ni?o desamparado. Y sobre eso incide la cr¨ªtica de Lestrade: ¡°El prop¨®sito de la serie es decir a la gente que el origen de la violencia no reside en que los jueces sean blandos, el origen de la violencia est¨¢ en que no protegemos lo suficiente a la gente cuando necesita ser protegida¡±.
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