¡®Magpie Murders¡¯: dos cr¨ªmenes, 70 a?os de diferencia y una ¨²nica soluci¨®n
El superventas brit¨¢nico Anthony Horowitz adapta a televisi¨®n su propia novela de 2016, inspirada en la fobia del autor a morir con un libro inacabado
Cuando era un ni?o, Anthony Horowitz (Londres, 66 a?os) pas¨® un tiempo en un internado, al que lleg¨® con ocho a?os. La dureza del lugar y la severidad de los profesores dejaron en ¨¦l un poso de tristeza. Pero encontr¨® la escapatoria en los libros. No solo en lo que contaban sus historias; tambi¨¦n decidi¨® que iba a ser escritor, un juramento que cumpli¨® para convertirse a?os despu¨¦s en uno de los autores brit¨¢nicos m¨¢s exitosos de su tiempo. Creci¨® leyendo las aventuras de James Bond y ahora es uno de los referentes de las novelas de esp¨ªas, con sagas como la juvenil Alex Rider, que ha vendido 20 millones de copias y ha sido adaptada para cine y televisi¨®n ¡ª la tercera temporada est¨¢ en proceso¡ª. Este a?o, es otro t¨ªtulo el que le da las alegr¨ªas: Magpie Murders (que en espa?ol significa Asesinatos de urraca). El libro, publicado en 2016, ha llegado este a?o a la peque?a pantalla con ¨¦l mismo como guionista, y en Espa?a se podr¨¢ ver pr¨®ximamente en AXN. ¡°Creo que nunca he tenido una serie que me haya hecho sonre¨ªr m¨¢s¡±, cuenta el autor desde un soleado estudio, por videollamada, a finales de marzo.
Mientras que la colecci¨®n de libros de Alex Rider cuenta las aventuras de un adolescente que lleva una doble vida como superagente del MI6 brit¨¢nico, Magpie Murders mantiene las distancias con el tono juvenil. Esta historia se desarrolla en un pueblo ingl¨¦s en los a?os cincuenta en el que ha ocurrido un asesinato que el detective Atticus P¨¹nd ha de resolver. Pero despu¨¦s de unas 170 p¨¢ginas ¡ªquinta parte del libro¡ª, cuando P¨¹nd est¨¢ a punto de desvelar el misterio, la trama viaja hasta el siglo XXI y nos sit¨²a en una editorial. En ella, la editora Susan Ryeland est¨¢ desconcertada porque falta el ¨²ltimo cap¨ªtulo de la novela que estaba leyendo y que iba a ser su pr¨®ximo gran lanzamiento: Magpie Murders. Para dar con el final, Ryeland contacta a su autor y compa?ero, el antip¨¢tico superventas Alan Conway, pero acaba de morir en extra?as circunstancias. Con este recurso, la obra de Horowitz combina ambas l¨ªneas temporales y sus cr¨ªmenes entre s¨ª.
La editora pronto descubre que todos los personajes de la novela de Conway est¨¢n basados en personas del entorno del escritor, por lo que se produce un doble whodunit ¡ªt¨¦rmino que define a las historias que se basan en averiguar qui¨¦n ha cometido un crimen¡ª, el del pasado y el del presente. El efecto resulta llamativo en la adaptaci¨®n televisiva, pues los mismos actores interpretan a sus dos versiones. Para justificar la complejidad narrativa, Horowitz explica que, adem¨¢s de un misterio, quer¨ªa plantear algunas preguntas: ¡°?Por qu¨¦ leemos misterios de asesinato? ?Por qu¨¦ un asesinato en la calle es algo que nos parece horrible y repugnante, pero un asesinato en las p¨¢ginas es un entretenimiento? Quer¨ªa escribir algo sobre misterio y cr¨ªmenes, y eso me llev¨® a la idea de un libro dentro de un libro y de un escritor que es asesinado. Tambi¨¦n tengo fobia a morir a mitad de escribir un libro y sin desvelar la soluci¨®n. Y eso tambi¨¦n fue una inspiraci¨®n para la historia, porque, por supuesto, eso es exactamente lo que sucede¡±.
Otra de las peculiaridades de Magpie Murders, es que Alan Conway, autor superventas asesinado, odia sus obras. Esto no le ocurre a Horowitz, pero admite que es un fen¨®meno que ¡°desde hace muchos a?os¡± llama su atenci¨®n: ¡°Sir Arthur Conan Doyle cre¨® al detective m¨¢s famoso de todo el mundo, Sherlock Holmes. ?Y cu¨¢nto le gustaba? Nada, lo odiaba, quer¨ªa matarlo y lo tir¨® por las cataratas de Reichenbach. Otro ejemplo es Ian Fleming, el creador de James Bond, el esp¨ªa m¨¢s ic¨®nico. Pero a menudo hablaba de los libros de Bond como si estuvieran por debajo de ¨¦l, como si fueran fantas¨ªas de ni?os. Y cuando escribi¨® el primer libro, Casino Royale, que es una obra maestra, era demasiado t¨ªmido para enviarlo a los editores hasta que un amigo le convenci¨®¡±.
Lo que s¨ª comparten Conway y Horowitz es el vicio de incluir a sus personas cercanas dentro de sus obras. El escritor cuenta que algunas ¡°permanecen en mis libros ocultas, escondidas¡±, aunque nunca lo hace ¡°ni con fines hirientes ni para jugar con la gente, como lo hace Conway¡±. Lo de Horowitz es ¡°para hacer sonre¨ªr a la gente, aunque algunos de ellos ni siquiera lo saben¡±. Y en una novela donde autor y editora tienen una relaci¨®n tan importante, la suya de la vida real no pod¨ªa quedarse fuera: ¡°Susan Ryeland est¨¢ basada en una de mis compa?eras. Tengo una editora llamada Susan Lamb (Lamb es oveja en ingl¨¦s), que es brillante. Y Ryeland es un tipo de oveja, es una raza. As¨ª que en este caso el nombre esconde a la persona real¡±. Horowitz tambi¨¦n aprovecha el homenaje para destacar la figura del editor. ¡°Todo escritor que ignora a su editor est¨¢ cometiendo un gran error¡±, asegura.
El secreto que normalmente mantiene sin revelar a su c¨ªrculo cercano es el final de sus historias, o qui¨¦n ha sido el asesino, en su defecto. ¡°Siempre pregunto a la gente si lo ha adivinado, y tengo que ser sincero y decir que siempre me siento un poco decepcionado si lo hacen, porque intento ser m¨¢s inteligente que eso¡±, argumenta Horowitz. ¡±Pero al mismo tiempo, soy muy consciente de que para algunas personas adivinar la soluci¨®n es un gran placer. Se emocionan y son felices. Mi trabajo es entretener. No se trata de mi ego¨ªsmo y mis deseos. Se trata de lo que hace feliz al lector, as¨ª que no me molesta¡±.
En el caso de los espectadores, el pr¨®ximo misterio de Horowitz a adivinar ser¨¢ Moonflower Murders, secuela de Magpie Murders, cuya adaptaci¨®n empezar¨¢ a desarrollarse a finales de a?o con ¨¦l de nuevo en las labores de guionista. Como con todas sus historias, espera dejarlo dif¨ªcil, pero no imposible: ¡°Quiero llevarlos en la direcci¨®n equivocada, pero nunca quiero que se confundan o se pierdan. Y lo m¨¢s importante para m¨ª es que cuando lleguen al final, la soluci¨®n al crimen haya estado a la vista todo el tiempo. As¨ª que no enga?o a mi lector o a mi espectador, todo est¨¢ ah¨ª. Les aviso: se puede adivinar¡±.
Para el futuro cree que podr¨ªa escribir una historia m¨¢s con Susan Ryeland como protagonista, pero no descarta explorar otros horizontes: ¡°Siempre pienso que la escritura es una aventura y quiero desafiarme a m¨ª mismo y hacer cosas que no he hecho antes. As¨ª que todav¨ªa no s¨¦ sobre qu¨¦ acabar¨¦ por escribir. Pero una idea vendr¨¢ a m¨ª, me desafiar¨¢, estar¨¢ fuera de mi zona de confort y la escribir¨¦¡±.
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