Volver a ¡®Pers¨¦polis¡¯ para entender la bravura de las mujeres de Ir¨¢n
La novela gr¨¢fica y pel¨ªcula de Marjane Satrapi conmueve cuando enlaza lo ¨ªntimo con lo pol¨ªtico. Tras un r¨¦gimen represor hay millones de vidas reprimidas como la de esta ni?a
Las mujeres, y los hombres, que salen a la calle en Ir¨¢n contra el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s no hab¨ªan nacido cuando Jomeini derroc¨® al sah en 1978. Las valientes que se quitan el velo y se cortan el pelo en p¨²blico no han conocido otra cosa que la opresi¨®n y el control social. Saben que se juegan mucho, hasta la vida, pero no se arrugan. Ya han callado bastante.
Para entender qu¨¦ pasa en ese pa¨ªs, nada mejor que Pers¨¦polis, una obra maestra de la novela gr¨¢fica de hace dos d¨¦cadas (reeditada por Reservoir Books) y pel¨ªcula de animaci¨®n de 2007 (en Filmin). En un blanco y negro que remarca lo austero y tenebroso, la autora Marjane Satrapi dibuja sus recuerdos de infancia y adolescencia. Empieza como una mirada tierna desde los ojos de una ni?a a la sociedad de los adultos, a lo Mafalda, pero en este caso la inocencia ser¨¢ saboteada por un entorno muy hostil.
Esta chica viene de una familia poco religiosa y muy de izquierdas que hab¨ªa combatido al sah y que jalea la revoluci¨®n, pero que despu¨¦s cae en la decepci¨®n y sufre la regresi¨®n en las libertades. Ella conoce las fiestas clandestinas que montan sus padres, en las que corre el alcohol de producci¨®n casera; le gustan Abba, los Bee Gees y Michael Jackson, y luego se interesa por el heavy y el punk. Su natural rebeld¨ªa juvenil chocar¨¢ con la intransigencia de los fan¨¢ticos que tienen el poder en los palacios y en las calles. Sus padres tratan de protegerla envi¨¢ndola a estudiar a Viena, donde siente el desarraigo y vive a?os salvajes que acaban mal; el regreso a Teher¨¢n, ya como una joven adulta, solo servir¨¢ para confirmar que la han convertido en una extra?a en su tierra. Satrapi acab¨® exiliada en Francia hasta hoy.
El filme, como el c¨®mic, conmueve cuando enlaza lo personal, lo ¨ªntimo, con lo pol¨ªtico. Tras un sistema represor hay millones de vidas reprimidas como esta. No todas hallaron una salida. El velo no es lo peor, pero simboliza lo peor.
En una tramposa pirueta, hay quien se agarra a la bravura de las iran¨ªes para decir: estas son las verdaderas feministas y no las occidentales. Siempre fue la misma lucha la de all¨ª y la de aqu¨ª, solo que en su caso les quedan batallas m¨¢s duras por librar. Tampoco es que las conquistas en los pa¨ªses avanzados est¨¦n ganadas para siempre: basta con seguir la involuci¨®n que viene de los m¨¢s altos tribunales de Estados Unidos. Es m¨¢s terrible el enemigo de las iran¨ªes, s¨ª, y quiz¨¢ sea peor aun el de las afganas, pero a este lado del mundo tambi¨¦n acechan los reaccionarios.
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