Glastonbury no tiene edad: las actuaciones memorables de 2023
El festival ingl¨¦s, que repasa en cinco cap¨ªtulos Movistar Plus+, presume de ecl¨¦ctico e intergeneracional. En su cartel, viejas glorias como Elton John y nuevas divas como Lizzo. Aqu¨ª cabe todo... lo anglosaj¨®n. Solo una joven gran estrella se les resiste
Los d¨ªas son largos a final de junio en Glastonbury, Inglaterra, y solo las grandes estrellas tienen el privilegio de tocar cuando ya ha ca¨ªdo la noche en el principal festival brit¨¢nico de rock. Este a?o hizo calor, y no llovi¨®, as¨ª que se vieron pocas mangas largas y chubasqueros entre los atuendos y disfraces: esto es tambi¨¦n un gigantesco teatro que interpreta el p¨²blico, unas 200.000 almas elegidas por sorteo entre m¨¢s de un mill¨®n de peticiones, gentes que quieren ver, verse y hacerse ver.
No eres nadie en la m¨²sica anglosajona si no has estado en alguna edici¨®n, y van medio centenar, de Glastonbury (aunque hay una gran excepci¨®n). Un a?o m¨¢s, Movistar Plus+ recupera para los mel¨®manos cinco horas del festival en otros tantos cap¨ªtulos, m¨¢s uno de resumen (Highlights) para quien prefiera una dosis menor. All¨ª se pueden explorar las ¨²ltimas tendencias de la escena brit¨¢nica, porque en sus muchos escenarios hay de todo, pero en el cartel de 2023 abundan los nombres m¨¢s consagrados de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Glasto presume de eclecticismo y de su car¨¢cter intergeneracional: es tambi¨¦n el lugar donde saber ¡°qu¨¦ fue de¡¡±.
Cerrando las tres noches en el escenario principal, la pir¨¢mide, estuvieron este verano Elton John, en la ¨²ltima parada en suelo brit¨¢nico de su gira de despedida; Guns N¡¯Roses, cuyo rock guitarrero ha ganado reconocimiento con los a?os (y con el regreso de Slash); y Arctic Monkeys, la ¨²ltima gran banda del indie brit¨¢nico, que ha evolucionado, como su l¨ªder Alex Turner, de un sonido y una pose de gamberro a una estampa de crooner seductor. Son grandes estrellas surgidas en los sesenta, en los ochenta y en los primeros dos mil, respectivamente. Uno cada dos d¨¦cadas. El adi¨®s de Elton John a sus compatriotas fue un acontecimiento nacional, seguido a trav¨¦s de la BBC por 7,6 millones de espectadores, de una audiencia total para el festival de 21,6 millones (?ven como los conciertos funcionan en televisi¨®n?).
Otros nombres remit¨ªan tambi¨¦n a las d¨¦cadas de gloria del pop-rock. Estuvo Yusuf-Cat Stevens, el cantautor que pas¨® 25 a?os desaparecido tras convertirse al islam y renegar de su obra, pero que le ha cogido el gusto de nuevo a tocar sus viejos himnos a las multitudes, y hasta proyecta im¨¢genes de su anterior yo. Tres bandas de los setenta y ochenta lideradas por mujeres: Blondie, Texas y Pretenders. Sonidos de los ochenta (Rick Astley y su sempiterna canci¨®n, que bailaban hasta los de seguridad), de los noventa (convincentes los Manic Street Preachers), y algunos de los grupos que mantuvieron la bandera del rock en el cambio de siglo: Foo Fighters (sin su bater¨ªa, muerto hace un a?o, Taylor Hawkins: Show must go on) o Queens of the Stone Age.
Hay grandes dosis de nostalgia, pero esto no es una congregaci¨®n de cabezas canas o calvas: predominan los j¨®venes que adem¨¢s de disfrutar de lo suyo visitan a los referentes de sus padres (lo que han favorecido fen¨®menos como Stranger Things). Y est¨¢n, por supuesto, las figuras del pop del momento. Buena forma de comprobar la evoluci¨®n de la industria: hoy triunfan los vocalistas, m¨¢s en especial las vocalistas, antes que los grupos. Y hace tiempo que el rock ha perdido su primac¨ªa en favor de otros g¨¦neros o de una hibridaci¨®n de estilos.
Entre las estrellas actuales, destac¨® mucho el vozarr¨®n y el car¨¢cter de Lizzo, que ofreci¨® un espect¨¢culo trabajado y divertido, rodeada de mujeres, con coreograf¨ªas y vestuarios que reivindican una belleza fuera del canon, y en el que la nueva diva se atrevi¨® a versionar La Flauta M¨¢gica de Mozart. No se va a Glasto, y escriben tu nombre con letras grandes, para hacer un bolo cualquiera. El ¨¦xito de Lizzo sobre el escenario, ay, ha venido seguido de un esc¨¢ndalo al presentar una denuncia contra ella tres bailarinas por acoso sexual y trato desp¨®tico.
Otras voces femeninas de hoy fueron las de Lana del Rey, Raye o Kelis, que se mueve con soltura entre el hip hop y el reggae; entre las masculinas, Lewis Capaldi o Hozier. Fue muy aplaudido el espect¨¢culo, con una puesta en escena oper¨ªstica, del rapero Lil Nas X. Otro rapero, este jugaba en casa, fue el mancuniano Aitch, m¨¢s austero y enfundado en la camiseta del United. Entre los resistentes del rock de guitarras, volvi¨® The War On Drugs; mandan m¨¢s los sintetizadores en Chvrches, cuya cantante, Lauren Mayberry, sali¨® al escenario como una novia ensangrentada de pel¨ªcula de terror para cantar una letra sobre su miedo a la muerte.
Hasta hubo un momento a pecho descubierto a lo Eva Amaral en la actuaci¨®n de Christine and the Queens. Su l¨ªder y cantante, que se ha cambiado el nombre a Chris y se declara en plena transici¨®n de g¨¦nero, actu¨® en top less (con solo unas peque?as tiras en los pezones como concesi¨®n para salir en televisi¨®n). La nueva identidad masculina del franc¨¦s no le impide mostrar los senos, lo que hace a menudo (y sin tiras); su proyecto art¨ªstico tambi¨¦n est¨¢ transitando hacia el nombre de Redcar.
M¨¢s veterano, el d¨²o de electropop Sparks apareci¨® con la actriz Cate Blanchett como bailarina gozosa en uno de los momentos m¨¢s ic¨®nicos de esta edici¨®n. Un poco de extravagancia hace falta aqu¨ª. Los italianos M?neskin, surgidos de Eurovisi¨®n, fueron de las pocas concesiones al resto del mundo, el no angloparlante, aunque algunos de sus temas sean en ingl¨¦s; los mongoles The Hu pusieron la nota m¨¢s ex¨®tica de todas. Cantan sobre todo en su lengua, al estilo de su pa¨ªs y con instrumentos tradicionales, pero lo que resulta est¨¢ cercano al heavy metal.
Medio siglo en la granja de Michael Eavis
En el cat¨¢logo de Movistar Plus+, por desgracia, no permanecen las entregas de cinco cap¨ªtulos de las ediciones anteriores de Glastonbury. Los derechos que cede la BBC est¨¢n muy medidos; incluso la mayor¨ªa de los v¨ªdeos que sube a YouTube desaparecer¨¢n en unas semanas (eso pasar¨¢ con muchos de los que hemos seleccionado aqu¨ª, as¨ª que pido disculpas a los lectores del futuro). S¨ª hay en la plataforma una pel¨ªcula que repasa la historia del festival: 50 a?os de Glastonbury, estrenada en 2022 y narrada por su fundador, Michael Eavis, y su hija Emily.
El documental hace hincapi¨¦ en el car¨¢cter ecl¨¦ctico del festival durante todo este tiempo, en que siempre estuvo abierto a lo ¨²ltimo. La diversidad de estilos es una marca de la casa, s¨ª, y fue a m¨¢s en el nuevo siglo, como ha sido la tendencia general del negocio. Esa diversidad, ay, no llega a lo geogr¨¢fico: todos los carteles estuvieron dominados por brit¨¢nicos o norteamericanos. De Espa?a han participado muy pocos m¨²sicos (Rosal¨ªa fue la ¨²ltima, en 2019, antes estuvieron la valenciana Nadia Sheikh, pero es medio londinense, o el guitarrista flamenco Eduardo Niebla) y ninguno de ellos en el escenario principal. S¨ª ha habido en esta edici¨®n un espacio para la salsa y otras m¨²sicas latinoamericanas: Glasto Latino.
Tambi¨¦n en Movistar, Glastonbury The Movie es un exhaustivo documental sobre la edici¨®n de 1993, con m¨¢s inter¨¦s en mostrarnos el comportamiento del p¨²blico que a los artistas (Stereo MC¡¯s, The Verve u Omar, entre otros). Hay otra pel¨ªcula, Glastonbury, que dirigi¨® Julian Temple en 2006, y que recoge actuaciones emblem¨¢ticas de distintas ediciones: las de Oasis y Blur (la gran rivalidad del britpop), Bowie, Bj?rk o Coldplay. Estaba en Filmin pero se esfum¨®.
En Netflix est¨¢ Glastonbury Fayre, pel¨ªcula filmada en la segunda edici¨®n, de 1971. Choca el contraste entre el amateurismo de aquella congregaci¨®n de hippies que ni siquiera ten¨ªan que sacar entradas, a los que se ofrec¨ªa leche de las granjas cercanas y a los que se ped¨ªa que ayudaran a amasar pan, y lo profesional que es todo hoy. Impacta ver a los montadores del escenario de entonces trabajando sin cascos ni arneses y fumando porros. Hoy que los festivales son un tremendo negocio, las entradas son caras (340 libras, unos 400 euros, cuesta el fin de semana en Glasto) y casi cada provincia quiere tener el suyo, enternece revivir lo que se empez¨® a improvisar en 1970 en la finca Worthy Farm (municipio de Pilton, Glastonbury queda a 12 kil¨®metros). Un plan inicialmente modesto, aunque en la estela de los grandes festivales de Monterrey (1967), la isla de Wight (1968) y Woodstock (1969), que nadie pens¨® que durar¨ªa medio siglo y alcanzar¨ªa esta relevancia.
No eres nadie en la m¨²sica anglosajona si no has ido a Glastonbury, dec¨ªa, con una sonora excepci¨®n. El gran fen¨®meno del pop de la d¨¦cada en curso se le resiste. Taylor Swift estaba anunciada como cabeza de cartel en 2020, la edici¨®n suspendida por la pandemia. Desde entonces, los organizadores la persiguen sin descanso, pero ella ha pasado a otra fase. Swift ya ha programado conciertos de su monumental gira (por la que factura unos 13 millones de d¨®lares por noche) que descartan su participaci¨®n en 2024. Ella ya no necesita a Glasto, aunque Glasto la necesite a ella. Hac¨ªa tiempo que no surg¨ªa una figura as¨ª. El resto desfila por esta granja del sudoeste ingl¨¦s.
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