¡®Domina¡¯: la emperatriz republicana que domin¨® Roma

M¨¢s all¨¢ de los espectaculares avances t¨¦cnicos, la gran diferencia entre los tradicionales p¨¦plum de Hollywood (Kirk Douglas en Espartaco parece que acaba de salir de una peluquer¨ªa de caballeros) y las producciones actuales sobre Roma (Russell Crowe en Gladiator, en cambio, se hab¨ªa topado con la barber¨ªa cerrada), es que estas ¨²ltimas se ruedan desprovistas de cualquier atisbo de moralina. De hecho, la crudeza de las im¨¢genes a veces resulta excesiva, aunque refleje perfectamente ese desaparecido mundo sin piedad.

Domina (Movistar Plus+), que se estren¨® el martes, es un claro ejemplo. Reconstruye el universo de Livia Drusila, la tercera esposa del emperador Octavio Augusto y con el que convivi¨® 52 a?os. Livia fue, sin duda, la mujer m¨¢s importante del imperio. Madre del emperador Tiberio y del general Druso, fue abuela de Claudio y Germ¨¢nico, bisabuela de Cal¨ªgula y tatarabuela de Ner¨®n. Hizo, deshizo y decidi¨® cuanto dese¨®, incluso el encumbramiento como emperador de su hijo Tiberio, aunque este fuese fruto de un anterior matrimonio con el republicano Tiberio Claudio Ner¨®n.

El enfrentamiento entre Rep¨²blica e Imperio marca el inicio de esta serie de ocho cap¨ªtulos, que arranca con el asesinato de un personaje principal en la trama, aunque su perfil alop¨¦cico no aparezca nunca en pantalla: Julio C¨¦sar. Tras la muerte del pol¨ªtico, se desat¨® una guerra sin cuartel entre los republicanos y los mon¨¢rquicos. Livia, hija y esposa de republicanos, sufri¨® las consecuencias de la sangrienta divisi¨®n que cost¨® la vida a su padre, que se suicid¨® tras una batalla perdida. El matrimonio debe huir, esconderse de la brutal represi¨®n emprendida por Octavio.

En el a?o 39 a. C. se firma el llamado pacto de Miseno, que supone el fin de las hostilidades y el perd¨®n para los huidos. Livia y su marido regresan a Roma para recuperar casas, tierras, dotes, poder... A partir de ah¨ª, el personaje que interpreta Kasia Smutniak sufre un cambio radical. De mujer sumisa y obediente a su esposo, pasa a convertirse en un animal pol¨ªtico. Utilizar¨¢ todos los medios a su alcance para atrapar a Octavio. Y lo conseguir¨¢, pasando de ser ferviente republicana a emperatriz de Roma, traicionando sus m¨¢s profundas convicciones.

Se ha especulado mucho sobre el car¨¢cter de Livia: ideal de las cualidades romanas o malvada sin escr¨²pulos. Sea como sea, bien es cierto que le pidi¨® a su nieto Claudio que la convirtiera en diosa para evitar el horror del infierno. Alg¨²n remordimiento tendr¨ªa.

Domina es un Juego de tronos, pero de hechos reales. La recreaci¨®n de los escenarios resulta espectacular: la miseria y la riqueza de la mayor urbe del momento, la reconstrucci¨®n de los rituales m¨¢gicos o mundanos de esa sociedad, la crueldad de las relaciones personales o pol¨ªticas, las inmisericordes matanzas, los asesinatos, las conjuras y las guerras... Adem¨¢s, simplifica bien la complejidad de los numerosos personajes que fueron protagonistas de esta apasionante historia. Los convierte en personajes cercanos, casi humanos.

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