¡®The Offer¡¯ o c¨®mo se cre¨® una obra de arte, ¡®El Padrino¡¯
La serie cuenta los proteicos y admirables esfuerzos de Albert S. Ruddy, un productor ejecutivo tan novato como tenaz en medio de enormes dificultades
Veo de un tir¨®n en Movistar y con bendita sensaci¨®n de algo tan subestimado como el entretenimiento la serie The Offer (tambi¨¦n disponible en SkyShowtime). Es larga y se percibe que ha sido rodada con un presupuesto bastante limitado. Pero lo que narra me resulta apasionante. Y sospecho que no s¨®lo para m¨ª sino para muchas generaciones de cin¨¦filos enamoradas a perpetuidad de una saga llamada El Padrino. No s¨®lo para los ancestrales habitantes de las filmotecas. Tambi¨¦n para cualquier persona colgada con el cine. Aclaro, con el bueno, con el incontestable, el que despierta emociones en todo tipo de espectadores, en exquisitos y plebeyos, en eruditos y simples. ?A qui¨¦n puede no gustarle lo que pari¨® Coppola en esta asombrosa trilog¨ªa, o sentir indiferencia y aburrimiento ante Casablanca y El apartamento?
Esta serie cuenta los proteicos y admirables esfuerzos de Albert S. Ruddy, un productor ejecutivo tan novato como tenaz, para que viera la luz en medio de enormes dificultades una obra de arte. No s¨®lo desconfiaban de ella los due?os del negocio, especuladores preocupados exclusivamente por la inversi¨®n econ¨®mica y los resultados de la taquilla. Tambi¨¦n intervino en ella la siniestra presi¨®n de la Mafia, temerosa l¨®gicamente de la imagen que pod¨ªa ofrecer de su letal universo. Y los torticeros pol¨ªticos. Y el excelso Frank Sinatra al sentirse reconocido en uno de sus personajes. Los jefes del tinglado y los bur¨®cratas m¨¢s poderosos s¨®lo confiaban en las f¨®rmulas seguras para lograr el ¨¦xito, sent¨ªan alergia a que las historias aspiraran a ser narradas con arte.
Imagino que en The Offer hay exageraciones y medias verdades, que la realidad puede estar adulterada en algunos momentos para hacerla m¨¢s dram¨¢tica. Pero es evidente que la gran magia funcion¨® en el resultado final de El Padrino. Y que fue posible no s¨®lo gracias al inmenso talento de Coppola, sino tambi¨¦n a gente que crey¨® indesmayablemente en que el milagro pod¨ªa hacerse verdad. Y vuelvo a ver las tres partes de El Padrino. Y mi orgasmo es el de siempre.
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