¡®Los enviados¡¯, dos sacerdotes que investigan milagros
Juan Jos¨¦ Campanella ha conseguido un estupendo entretenimiento con dos actores m¨¢s que estimables
Si algo est¨¢ claro en la temporada y media que hasta ahora se ofrece de la serie mexicana Los enviados es que su creador y director, el argentino Juan Jos¨¦ Campanella, ha conseguido un estupendo entretenimiento con unos actores m¨¢s que estimables: un, quiz¨¢, excesivamente expresivo Miguel ?ngel Silvestre, un sobrio y eficaz Luis Gerardo M¨¦ndez y una extraordinaria Assira Abbate, dos sacerdotes y una monja con un cometido espec¨ªfico: verificar la autenticidad de los posibles milagros que ocurren por el ancho mundo. Lo que tambi¨¦n est¨¢ claro es que Campanella, o la productora, dan por hecho que los espectadores dominan el italiano por lo que consideran que no es necesario subtitular los numerosos di¨¢logos que se producen a lo largo de los ocho cap¨ªtulos de la primera temporada que exhibe SkyShowtime. Sobrestiman el presunto cosmopolitismo pol¨ªglota de la audiencia.
La acci¨®n de la primera temporada ocurre en un peque?o pueblo del interior de M¨¦xico, San Acacio. Un pueblo, al parecer, en el que ocurren fen¨®menos extra?os, milagrosos. Y hasta all¨ª llegan los dos sacerdotes enviados por la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe del Vaticano para analizarlos. El contraste entre la austeridad dom¨¦stica del pueblo y la magnificencia de los salones y despachos cardenalicios es mucho m¨¢s evidente que la autenticidad de los hipot¨¦ticos milagros. Se ve que la Doctrina de la Fe conlleva unos privilegios escandalosos.
Lo visto de la incompleta segunda temporada, incompleta porque as¨ª lo han decidido graciosamente los responsables de su exhibici¨®n para desgracia de quienes la siguen [los cuatro episodios restantes estar¨¢n disponibles el 15 de marzo], ocurre en Forcarei, un pueblo de Pontevedra con una ermita en ruinas y una alcaldesa, una estupenda Marta Etura, que habr¨¢ de enfrentarse a unos antediluvianos cofrades que para su desgracia tendr¨¢n que asumir el que su presidente aparezca brutalmente asesinado entre las ruinas de la ermita de San Amaro. La trama se centra en una visi¨®n de una de las tres monjas ciegas, ¨²nicas habitantes del convento local, que viven en Forcarei, visi¨®n que permiti¨® encontrar a una ni?a desaparecida d¨¦cadas atr¨¢s. La nueva misi¨®n de los dos sacerdotes ser¨¢ comprobar qu¨¦ hay de milagroso en la visi¨®n de la monja o si se trata de un enga?o. Una segunda temporada que por lo visto hasta ahora es mejor que la primera, siendo las dos lo suficientemente entretenidas como para mantenerse sentados ante el televisor, probablemente la mayor aspiraci¨®n de sus art¨ªfices.
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