Lo que se critica de ¡®El problema de los 3 cuerpos¡¯ es lo que atrapa
La serie parec¨ªa gafada: enfurece a los chinos y a los lectores de las novelas, uno de sus productores fue asesinado, su coste es exagerado. Y peca de liosa. Pero sorprende, tiene personajes con tir¨®n y alguno de sus hilos es muy actual
?Ser¨ªamos de verdad responsables si supi¨¦ramos ya que una civilizaci¨®n extraterrestre vendr¨¢ a invadir la Tierra dentro de 400 a?os? Y, casi peor, que ya nos est¨¢ vigilando. Ese es uno de los hilos de El problema de los 3 cuerpos, ambiciosa serie de ciencia ficci¨®n que parec¨ªa haber empezado con mal pie. Netflix todav¨ªa no ha confirmado la segunda temporada. Cada cap¨ªtulo le cuesta la friolera de 20 millones de d¨®lares. Y el resultado de los primeros d¨ªas no parec¨ªa el esperado en cr¨ªtica ni en p¨²blico, pese a la etiqueta ¡°de los creadores de Juego de Tronos¡±. Una cancelaci¨®n ser¨ªa un buen fiasco, porque la primera temporada ha dejado todo abierto. Pero el riesgo se va disipando: ya es la serie de Netflix m¨¢s vista en el mundo (lleva ah¨ª tres semanas) y los jefes del proyecto (David Benioff y D.B. Weiss) dan por hecho que seguir¨¢. Otro de sus responsables, el millonario productor chino Lin Qi, fue asesinado en 2020 y su envenenador condenado a pena de muerte poco antes del estreno, en un giro de guion de los que a veces dise?a la realidad. Parec¨ªa haber un gafe.
M¨¢s problemas: la serie ha enfurecido a los chinos, al menos a los afines al r¨¦gimen. Porque la trilog¨ªa de novelas original de Liu Cixin ambienta toda la trama en el gigante asi¨¢tico, presentado como una superpotencia cient¨ªfica capaz de salvar a la humanidad. Y en esta producci¨®n hay un equipo de investigadores de distintos or¨ªgenes (los cinco de Oxford) y el escenario principal es el Reino Unido. M¨¢s globalizado todo, eso es muy Netflix. Las referencias a China est¨¢n desde el principio: las primeras escenas presentan la brutal ejecuci¨®n en p¨²blico, a golpes, de un cient¨ªfico en tiempos de la Revoluci¨®n Cultural. Ese periodo aparece retratado fugazmente pero en toda su crueldad, de la que los chinos de hoy saben poco. La serie no se emite en China, ni siquiera hay Netflix all¨ª, pero sus j¨®venes son h¨¢biles con el pirateo.
Tercer problema de El problema: para los seguidores de las novelas, que son legi¨®n en todo el mundo, la adaptaci¨®n es muy poco fiel. La trilog¨ªa original da m¨¢s peso a lo conceptual, a la reflexi¨®n cient¨ªfica y filos¨®fica, mientras la serie prefiere la acci¨®n, como suelen hacer las series. Muchos reivindican en su lugar una producci¨®n china (de 30 episodios) sobre las mismas novelas: Tres cuerpos, disponible en Rakuten Viki. Pero puede ser que lo que enfada a los lectores de las novelas y a tantos chinos sea lo que hace atractiva la serie para el p¨²blico general. Aqu¨ª hay m¨¢s foco en el desarrollo de personajes: estos cient¨ªficos amenazados inicialmente por una serie de cr¨ªmenes y que ven que las leyes de la f¨ªsica est¨¢n siendo violadas a gran escala, lo que les obliga a pensar a lo grande. No es lo m¨¢s com¨²n, ni siquiera en la ciencia ficci¨®n, que los investigadores se lleven todo el protagonismo. Entre ellos se cuelan un interesante agente de inteligencia, el g¨¦lido jefe de un organismo estatal secreto, y la hija del cient¨ªfico ejecutado al principio como l¨ªder de una secta.
La serie peca de enrevesada, dif¨ªcil de seguir si te distraes con facilidad: ser¨¢ mejor que la pongas en pausa si vas a la cocina. Quiz¨¢s todo pase demasiado r¨¢pido, quiz¨¢s algunos personajes necesitaban m¨¢s espacio, quiz¨¢s el espectador agradecer¨ªa un respiro. Pero la trama resulta sorprendente, su inter¨¦s es creciente y da una vuelta de tuerca al debate tan actual sobre ad¨®nde nos lleva la tecnolog¨ªa. En este caso, como nos va a atacar los aliens, no importa nada que los avances tengan efectos indeseados, hasta se resuelven en pocos minutos los dilemas ¨¦ticos que implican muchas muertes. Es la guerra. Pero la de nuestros descendientes. Y hay mucho m¨¢s: nanotecnolog¨ªa de uso militar, distintas dimensiones, un sistema de realidad virtual m¨¢s cre¨ªble que el metaverso, un culto que adora a los extraterrestres, f¨ªsica cu¨¢ntica al servicio del espionaje interestelar. Y se habla de las cloacas de los Estados, de la guerra al terrorismo, de geopol¨ªtica, del papel de la ONU. Todo en ocho cap¨ªtulos de frenes¨ª, en vez de los 30 que hicieron en China.
La ciencia ficci¨®n, hasta la m¨¢s apocal¨ªptica, siempre habla del presente. Conecta bien este drama con el clima b¨¦lico que angustia hoy al mundo, con una escalada entre Israel e Ir¨¢n que puede descontrolarse, con el ej¨¦rcito de Netanyahu utilizando sofisticados sistemas de inteligencia artificial para apuntar objetivos entre los parias de Gaza, y con Occidente prepar¨¢ndose una gran guerra en Europa ante las expl¨ªcitas amenazas de Putin. Y esta ficci¨®n incluye una moraleja poco disimulada: si la humanidad est¨¢ haciendo poco para frenar el cambio clim¨¢tico, como ha establecido la justicia europea en su condena a Suiza, y esa es una amenaza para los que ya viven, imaginemos que el apocalipsis tiene fecha fija, pero cuando ocurra habr¨¢n pasado unas 15 generaciones. No lo sufrir¨¢n nuestros nietos, bisnietos, tataranietos ni choznos. Pero ser¨¢n nuestros genes, lo ¨²nico que haya de nosotros, lo que quede de la especie humana. Eso si no la fastidiamos antes. Somos capaces.
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