¡®Prehistoria: ¨²ltimos secretos¡¯, la miniserie que cuenta 800.000 a?os en hora y media. ?Qu¨¦ esperabas?
El docudrama de producci¨®n franco-china, en Movistar+, tiene ambici¨®n t¨¦cnica y narrativa. Presenta a nuestros ancestros como solidarios, igualitarios y libres. Pero, claro, sabe a poco
Hibridan las especies y ahora tambi¨¦n hibridan el documental y la ficci¨®n. Se lleva el docudrama, las miniseries que aspiran a combinar una dramatizaci¨®n m¨¢s o menos ambiciosa y el rigor propio de un documental. El pen¨²ltimo ejemplo es Alejandro Magno: La creaci¨®n de un dios, en Netflix, donde nos cuentan al l¨ªder macedonio que edific¨® un gran imperio y expandi¨® la cultura helen¨ªstica en el Mediterr¨¢neo oriental y m¨¢s all¨¢. Pero ocurre aqu¨ª que cuando te metes en la parte dramatizada te dejas llevar como con cualquier serie o pel¨ªcula, y no es suave la transici¨®n a los cortes de entrevistas para escuchar los comentarios de los que saben, m¨¢s que pertinentes, pero que te interrumpen.
La serie sobre Alejandro se centra en un periodo de tiempo breve: el pu?ado de a?os en el que el conquistador se enfrent¨® al rey persa Dar¨ªo III. Y as¨ª se justifica que la narraci¨®n no pase de seis cap¨ªtulos (podr¨ªan hacer otra temporada con sus aventuras m¨¢s orientales, que acabaron mal para ¨¦l). La parte dram¨¢tica no termina de meterte en la mente de Alejandro, quiz¨¢s haya una excesiva teatralizaci¨®n, pero est¨¢ lograda t¨¦cnica y visualmente. Para algunos lo m¨¢s pol¨¦mico, a¨²n estamos as¨ª, ha sido que presenten a El Grande teniendo una relaci¨®n homosexual con Hefesti¨®n, lo que parece bastante defendible para los historiadores. Es un elogio del gran estratega militar de su tiempo, aunque se pasa por alto que era capaz de mostrar una crueldad despiadada cuando lo cre¨ªa oportuno.
Lo ¨²ltimo en docudramas es m¨¢s audaz. Prehistoria: ¨²ltimos secretos, en Movistar+, es una coproducci¨®n franco-china (con el t¨ªtulo original L¡¯Homme de P¨¦kin) de solo dos cap¨ªtulos de 44 y 52 minutos, respectivamente. Lo ha dirigido Jacques Maleterre, autor de otras producciones sobre la misma tem¨¢tica (La odisea de la especie, Homo sapiens, El amanecer del hombre). Esta vez tiene la aspiraci¨®n de contar ?800.000 a?os! de las especies humanas en Asia a partir de las investigaciones sobre el Hombre de Pek¨ªn, hallado hace casi un siglo ya y calificado en su d¨ªa como el ¡°eslab¨®n perdido¡±.
El primer episodio se centra en el Homo erectus a partir de su aprendizaje a conservar el fuego, eso s¨ª que fue una revoluci¨®n; en el segundo ya est¨¢n los sapiens llegados de ?frica y otros linajes humanos, como el hombre drag¨®n o el hombre de Flores, y terminamos en el verdadero descubrimiento de Am¨¦rica: el d¨ªa que nuestros antepasados cruzaron el estrecho de Bering tras una dur¨ªsima traves¨ªa por el hielo. Todo est¨¢ dramatizado de principio a fin, as¨ª que nada interrumpe al que se zambulle en la ficci¨®n.
La financiaci¨®n de China seguramente le permiti¨® al director franc¨¦s subir el presupuesto a cambio de ubicar la mayor parte del relato en lo que hoy es su territorio; se percibe cierto prop¨®sito nacionalista, el de mostrar al mundo que la suya es una civilizaci¨®n antiqu¨ªsima. Pero eso no distrae tanto. Con todo, ha debido ser un gran reto t¨¦cnico, por muchos efectos digitales y maquillaje que se gasten, aunque en algunas escenas de especies extintas (como el imponente simio gigantopiteco o el gran felino megantereon) se nota la animaci¨®n detr¨¢s de la bestia. Impactante en cualquier caso.
Aqu¨ª no salen los paleont¨®logos que han asesorado, sino que una voz en off va poniendo el contexto a buen ritmo. Estos personajes prehist¨®ricos son cre¨ªbles en su caracterizaci¨®n, y el director ha evitado presentarlos como rudos salvajes, a pesar de que se explican sus primeros pasos, titubeantes, hacia la socializaci¨®n. Pero, claro, pasa todo tan r¨¢pido que parece que la misma persona descubri¨® c¨®mo llevarse el fuego y mont¨® una barbacoa el mismo d¨ªa, que los avances (el habla, la hoguera, la lanza, el arte) se producen del tir¨®n y no durante milenios. El primer cap¨ªtulo resulta el m¨¢s interesante, porque est¨¢ menos trillada la historia de aquellos b¨ªpedos que lograron con sus habilidades t¨¦cnicas dejar de ser una presa f¨¢cil para los depredadores. Se recrean sus primeros ritos: el pensamiento m¨¢gico, queda claro, viene de muy atr¨¢s.
Prejuicios
Lo que se cuenta en esta serie tiene m¨¢s de Rousseau que de Hobbes: las primeras comunidades humanas se retratan como solidarias, igualitarias y libres. Solo exist¨ªa la maternidad, porque no entend¨ªan la causa de los embarazos y, para los hombres del clan, todos los ni?os eran hijos de todos. Vemos a mujeres en posiciones de liderazgo o creando arte, algo que durante siglos se evitaba creer porque proyect¨¢bamos nuestros prejuicios de sociedades posagrarias. No eran hostiles con las otras estirpes humanas con las que se cruzaban rumbo al sur.
Cuando hibridan la ficci¨®n y el documental acaba pesando m¨¢s la ficci¨®n. Sabemos la lista con cada fara¨®n de Egipto y la parte mayor (enorme) de la historia de las especies humanas, separadas del ¨¢rbol de la evoluci¨®n hace unos dos millones de a?os, sigue envuelta en misterio. Por eso mismo es fascinante. Este relato te atrapa, pero lamentas lo corto del metraje, la precipitaci¨®n en narrar las innovaciones trascendentales que nos hicieron como somos. Sabe a poco, pero es que son 96 minutos: ?qu¨¦ esperabas?
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