Alex Honnold, el escalador m¨¢s c¨¦lebre de la historia, se la juega en un mundo en descomposici¨®n
Disney+ estrena un bello documental filmado en Groenlandia en el que el deportista estadounidense alerta sobre el cambio clim¨¢tico sin renunciar a la acci¨®n y la aventura
En mayo de 2011 la revista National Geographic coloc¨® en su portada una fotograf¨ªa que causaba escalofr¨ªos. Un cielo azul puro dominaba el paisaje monta?oso de la izquierda de la imagen, y un muro liso de granito se exhib¨ªa en la parte derecha. La pared observaba una min¨²scula repisa sobre la que destacaba una persona, de pie, su espalda contra el granito, las manos pegadas al cuerpo como si meditase un salto. Sus pies de gato, que apenas llenaban el ancho de la repisa, revelaban que era un escalador¡ sin arn¨¦s, casco, cuerda, compa?ero¡ Se trataba de Alex Honnold, y no salt¨®: tras la fotograf¨ªa, sigui¨® escalando hasta la cima del Half Dome, 500 metros de pared en el californiano valle de Yosemite. Hab¨ªa nacido un idilio entre National Geographic y el escalador m¨¢s c¨¦lebre de la historia.
El 3 de junio 2017, el atleta de The North face escal¨® sin cuerda, en solo integral, los casi mil metros verticales de la v¨ªa Freerider al Capit¨¢n, tambi¨¦n en Yosemite. Nadie hab¨ªa hecho nada igual con anterioridad. De su gesta naci¨® un film extraordinario titulado Free Solo que se convirti¨® en el primer documental de escalada en ganar el Oscar. Este mi¨¦rcoles 29 de mayo, Disney+ ha estrenado en Espa?a la tercera colaboraci¨®n entre National Geographic y Honnold: Artic Ascent.
Honnold sabe que ning¨²n documental centrado en la escalada obtendr¨¢ tanta audiencia como Free Solo. Por este motivo rechaza un sinf¨ªn de propuestas. Pero en este caso, el protagonista de Artic Ascent no deber¨ªa ser ¨¦l mismo sino la amenaza del cambio clim¨¢tico, en concreto las consecuencias catastr¨®ficas de la p¨¦rdida del hielo que atesora Groenlandia y cuya desaparici¨®n podr¨ªa elevar hasta siete metros el nivel actual de los oc¨¦anos de todo el planeta. Ciudades como Nueva York, Londres o Shangh¨¢i quedar¨ªan bajo el agua, explica el trabajo.
Los tres cap¨ªtulos de Artic Ascent recogen el viaje de un equipo de escaladores y glaci¨®logos al este de Groenlandia, una regi¨®n tan remota que ni los mapas resultan fiables. La zona, conocida como Ingmikortilaq (¡°El que est¨¢ separado¡±) esconde un pico virgen hom¨®nimo de 1.140 metros de altura, una proa tan atractiva como intimidante, objetivo de los escaladores Honnold y Hazel Findlay. En paralelo, la glaci¨®loga francesa Heidi Sevestre (trabaja para el Programa de vigilancia y evaluaci¨®n del ?rtico) estudia el comportamiento del hielo, toma muestras de roca, se escandaliza ante lo que puede apreciar a simple vista: todo se funde a velocidad de v¨¦rtigo. Las im¨¢genes, de una belleza ¨²nica, capturan un mundo que se viene abajo: es como contemplar un sabroso helado abandonado al sol. Hay algo crepuscular en las im¨¢genes de atardeceres fant¨¢sticos, en los bloques de hielo que se mueven a la deriva, en la blancura decadente del manto blanco helado del que emergen formidables paredes. Incluso la que pretenden escalar la inglesa Findlay y Honnold es de una calidad paup¨¦rrima, lo cual somete a todo el equipo a un estr¨¦s casi inasumible y a?ade grandes dosis de incertidumbre y verdadera ventura al metraje.
Durante la expedici¨®n, Sevestre logr¨® usar 15 t¨¦cnicas diferentes de medici¨®n para poder disponer de un estudio completo de la salud de esta remota zona de Groenlandia. Entre ellas, lanz¨® al fiordo un cilindro creado por la NASA que recoger¨¢ la temperatura y salinidad del oc¨¦ano los pr¨®ximos dos a?os. El trabajo sobre el terreno resulta fundamental para completar los datos recogidos por aviones y sat¨¦lites.
Dos historias que atrapan
As¨ª, discurren en paralelo dos historias: la que tiene que ver con el medio ambiente y la protagonizada por el equipo de escaladores: puede que ¨¦sta fuese la mejor manera de centrar la atenci¨®n de la audiencia, tan acostumbrada a zapear los contenidos centrados exclusivamente en el medio ambiente. Lo cierto es que la f¨®rmula funciona: los movimientos sobre roca inestable, las im¨¢genes sobrecogedoras de Honnold llenan por completo la pantalla. Incluso queda margen para analizar el rasgo m¨¢s alucinante del escalador estadounidense, como es su aparente falta de miedo. All¨ª, donde su equipo de apoyo, gu¨ªas muy experimentados, deciden plantarse al considerar la ascensi¨®n del Ingmikortilaq un suicidio, Honnold arquea las cejas y asegura que no es para tanto. La ascensi¨®n est¨¢ a punto de fracasar¡ pero Hindlay accede finalmente a acompa?arle. El asunto de la percepci¨®n del miedo en Honnold ha sido incluso objeto de estudio m¨¦dico: lo que aterrar¨ªa a cualquiera pasa por su cerebro como una ligera brisa. Pero ¨¦l siempre recuerda el profundo terror que sent¨ªa cuando empez¨® a escalar sin cuerda modestas y sencillas paredes. A?os de escalada monomaniaca le han permitido conocerse, alterar los l¨ªmites de su percepci¨®n del peligro hasta cotas sencillamente estratosf¨¦ricas. Aquel adolescente que vagaba sin amigos por Yosemite sin osar entablar conversaciones con los grupos de escaladores locales es hoy una referencia medi¨¢tica, un seguro de ¨¦xito para cualquier producci¨®n audiovisual.
Artic Ascent se devora con placer. Pero es muy posible que se recuerda por sus intensas im¨¢genes de acci¨®n, por la intriga de las escaladas que recoge antes que por su finalidad declarada: recordar que el planeta vuela hacia su descomposici¨®n.
Puedes seguir EL PA?S Televisi¨®n en X o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.