¡®Eric¡¯ y ¡®Blue Lights¡¯ le dan la raz¨®n a Einstein

Andaba mosca tras el primer cap¨ªtulo de Eric, c¨®mo iban Abi Morgan y Benedict Cumberbatch a haber perpetrado el irritante pesti?o que promet¨ªan sus minutos iniciales, dale otra oportunidad, me dije; espero poco de las personas, pero mucho de las series. Cinco cap¨ªtulos despu¨¦s era consciente de que me hab¨ªa dejado embaucar por una serie tan zafia que representa la redenci¨®n de un personaje haci¨¦ndole emerger de una alcantarilla. Un batiburrillo de tramas que recuerda a esos concursos en los que tienes tres minutos para llevarte cuanto puedas arramplar de las estanter¨ªas de un supermercado. Tiene de todo: hay paternidad t¨®xica, traumas infantiles, homofobia, racismo, enfermedad mental, la epidemia de crack, brutalidad policial, gentrificaci¨®n y hasta un trasunto de Trump y otro de Jim Henson, y casi todos los temas est¨¢n escritos en negrita y subrayados en fl¨²or.

Lo ¨²nico que no hay es un m¨ªnimo de angustia, extra?o en una serie sobre un ni?o desaparecido, pero es que el ni?o no importa. Tampoco la madre. La siempre excelente Gaby Hoffmann bastante tiene con no dejarse engullir por la sobreactuaci¨®n de un Cumberbatch al que s¨®lo le falta lucir una camiseta en la que se lea: ¡°denme el Globo de Oro de una pu?etera vez¡±. Quienes piensan que la actuaci¨®n de Eddie Redmayne en los Tony ha sido el momento m¨¢s espeluznante de la temporada es porque no han visto a Cumberbatch bailando Gloria. No sales indemne de haberte expuesto a semejante dosis de verg¨¹enza ajena.

?Habr¨ªa visto la serie completa si hubiese tenido que esperar cada semana por un nuevo cap¨ªtulo? No, y Netflix lo sabe, por eso acorta el periodo de indecisi¨®n, es como esos amigos que cuando te ven bostezar piden subrepticiamente otra ronda para evitar tu huida. Me dir¨¢n que podr¨ªa haberla dejado, pero resulta que las series malas son casi m¨¢s inspiradoras que las buenas. La estupenda segunda temporada de Blue Lights (en Movistar Plus+) m¨¢s que palabras me ha provocado murmullos de aprobaci¨®n, esa sensaci¨®n tan agradable de disfrutar un trabajo bien hecho. Seg¨²n las matem¨¢ticas, he invertido id¨¦ntico tiempo en ambas. Sin embargo, mientras en Eric cada cap¨ªtulo parec¨ªa no llegar nunca a su fin, la ficci¨®n policial de la BBC ha pasado ligera como la maldita primavera. Me habr¨ªa gustado pedirles una copa a Grace, Annie y Tommy para intentar que se quedasen un rato m¨¢s conmigo. Tal vez a Stevie lo hubiese convencido con pastas caseras. Seis cap¨ªtulos pueden hacerse muy largos o muy cortos, la relatividad tambi¨¦n era esto.

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