La corrupci¨®n, el agujero negro de Colombia
El 80% de los colombianos considera que es el mayor problema del pa¨ªs. La mitad de los electores ha vivido de forma directa o indirecta ofertas de compra de votos en el ¨²ltimo a?o. Solo un 5% tiene una opini¨®n favorable de los partidos. El 80% no est¨¢ satisfecho con el funcionamiento de la democracia, seg¨²n la encuesta de 40dB para EL PA?S Am¨¦rica
Colombia camina hacia las urnas cada d¨ªa m¨¢s polarizada. Las desigualdades sociales, agravadas por la pandemia, han exacerbado a¨²n m¨¢s la ya habitual sensaci¨®n de encono. La carrera presidencial es desde hace tiempo una pelea entre dos, el l¨ªder de las izquierdas, Gustavo Petro y el candidato de la derecha, Federico Fico Guti¨¦rrez. Dos modelos opuestos. Es dif¨ªcil encontrar a estas alturas de la campa?a algo que una a la mayor¨ªa de colombianos, pertrechados en sus posiciones entre mantener el statu quo, que representa Fico, o adentrarse hacia el terreno de lo desconocido, con Petro, en un pa¨ªs en el que nunca ha gobernado la izquierda. Pero existe un elemento que une a una amplia mayor¨ªa. Ocho de cada diez personas nombra la corrupci¨®n como el mayor de sus problemas, por encima de la desigualdad y la pobreza, seg¨²n una encuesta de 40dB para EL PA?S.
La percepci¨®n de que no se juega limpio se extiende a todas las capas de la sociedad, desde peque?os sobornos para obtener beneficios en la vida cotidiana, nepotismo hasta en las m¨¢s altas instituciones del Estado o entramados a gran escala que afectan a empresas privadas o p¨²blicas. La idea de una corrupci¨®n que lo entrampa cubre a todo el sistema de poder y hunde la valoraci¨®n de las instituciones pol¨ªticas, del presidente a los partidos. Los colombianos votar¨¢n el pr¨®ximo 29 de mayo para elegir al sucesor de Iv¨¢n Duque en medio de un enorme desencanto. El 80% de los encuestados asegura que no est¨¢ satisfecho con el funcionamiento de la democracia en el pa¨ªs y el 60% se siente temeroso respecto al futuro pol¨ªtico.
En una campa?a electoral carente de propuestas concretas, la idea de acabar con la corrupci¨®n sale de forma intermitente de la boca de todos los candidatos. Los aspirantes de derecha a izquierda agitan la misma bandera, conscientes del rechazo que genera en una sociedad acostumbrada a los esc¨¢ndalos. El abuso de poder, el clientelismo y el uso indebido de fondos p¨²blicos est¨¢ tan enraizado que en pol¨ªtica se convierte en excepcional no estar involucrado en alg¨²n caso turbio. La Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo Econ¨®mico (OCDE), en su informe sobre la corrupci¨®n en 2021, mantiene a Colombia con 39 puntos sobre 100, calificaci¨®n en la que est¨¢ estancada desde hace una d¨¦cada. El organismo estima que figurar por debajo de 50 puntos indica niveles de corrupci¨®n muy serios. Entre todos los pa¨ªses de la OCDE, solo M¨¦xico y Turqu¨ªa tienen peores niveles de corrupci¨®n que Colombia.
Los brazos de la corrupci¨®n empa?an tambi¨¦n la credibilidad de las instituciones electorales, donde la compra de votos es una pr¨¢ctica que se considera habitual elecci¨®n tras elecci¨®n. Es una tema sobre el que se habla mucho, pero que se enfrenta poco. Uno de cada cinco encuestados asegura que en los ¨²ltimos 12 meses ha recibido alg¨²n ofrecimiento de dinero u otro beneficio a cambio de su voto y un 28% reconoce que no lo ha vivido en primera persona, pero s¨ª sabe de forma directa de alg¨²n caso. Eso significa que las mafias de compra de voto, algunos muy sofisticados y otros extremadamente simples, alcanzaron a la mitad de la poblaci¨®n en el ¨²ltimo a?o electoral. Colombia celebr¨® elecciones legislativas el pasado marzo, una antesala de las pr¨®ximas presidenciales.
En el sistema de fraude electoral a trav¨¦s de la compra de voto juegan muchas variables. Los inductores del delito se aprovechan de dos realidades fruto de las desigualdades y las brechas sociales que dividen al pa¨ªs. Por un lado, la pobreza, que en 2021 alcanz¨® al 42% de los colombianos. Por otro, el enorme desapego pol¨ªtico de gran parte de la poblaci¨®n. Hasta el 50% de los encuestados declaran no tener ideolog¨ªa o no saber cu¨¢l es. Frente a los que decididamente se declaran como de derecha (16%), izquierda (22%) o centro (12%), los que no se pronuncian son el grupo que vive en hogares con menor nivel de renta. Tambi¨¦n son los que m¨¢s desconf¨ªan del sistema, por lo que su participaci¨®n en ¨¦l es menor. Estas dos variables, bajos ingresos y desinter¨¦s por la pol¨ªtica, los convierte en un objetivo f¨¢cil de las maquinarias de compra de votos.
Si hay dos palabras que definan las pr¨®ximas elecciones presidenciales ser¨ªan incertidumbre y polarizaci¨®n. Los colombianos llegan divididos a la primera vuelta que se celebra en tres semanas entre dos candidatos opuestos: Fico, que canaliza todo el voto de la derecha y centroderecha, y Gustavo Petro, a la cabeza de todas las encuestas. Colombia, aunque los electores no se identifican en su mayor¨ªa como de derechas, siempre ha tendido a Gobiernos conservadores. Petro podr¨ªa convertirse en el primer presidente de izquierdas del pa¨ªs y en un cambio total de paradigma. Su llegada al poder pone en alerta a la ¨¦lite pol¨ªtica y econ¨®mica frente a quienes exigen un cambio despu¨¦s de casi dos d¨¦cadas de presidentes se?alados por el l¨ªder del Centro Democr¨¢tico y expresidente, ?lvaro Uribe. Esa incertidumbre lleva al 60% de los encuestados a sentirse temerosos ante el futuro pol¨ªtico.
Debilidad institucional
Nueve de cada 10 colombianos est¨¢n satisfechos con su vida, lo que demuestra una visi¨®n personal muy optimista, que contrasta por una mirada enormemente pesimista sobre las instituciones que los rodean. El descr¨¦dito de las instituciones pol¨ªticas es absoluto. Solo un 4,8% de los encuestados tienen una opini¨®n favorable de los partidos, apenas un 7% aprueba al Congreso y menos de un 10% tiene buena imagen de las instituciones electorales.
Otras instituciones salen mejor paradas, aunque ninguna logra el aprobado. La Iglesia es la m¨¢s valorada, con una imagen favorable del 40%. Las fuerzas armadas, tambi¨¦n con un apoyo del 38,5%, y la polic¨ªa (26%) son las instituciones donde la ideolog¨ªa marca las mayores diferencias sobre la percepci¨®n. Mientras para las personas de derecha la visi¨®n favorable de las fuerzas armadas es del 71%, para las personas que se identifican de izquierdas es del 16,7%. En cuanto a la polic¨ªa, la derecha la aprueba en un 55,5% frente al 8,8% de la izquierdas.
Los cuerpos de seguridad se convirtieron en protagonistas durante las ¨²ltimas protestas. El descontento llev¨® hace justo un a?o a millones de personas a salir a calle en distintos puntos del pa¨ªs. Un 22,4% de los encuestados reconocen que participaron en alguno de los llamados paros nacionales. Las manifestaciones, convocadas originalmente contra la propuesta de reforma tributaria del presidente Duque, acabaron siendo el canal por el que durante m¨¢s de meses y medio se expresaron las frustraciones de gran parte de la sociedad.
Durante esas semanas, unas 80 personas murieron en las calles en los violentos enfrentamientos entre manifestantes y los agentes desplegados, lo que abri¨® un intenso debate sobre la preparaci¨®n de los cuerpos policiales. Varios organismos internacionales han exigido al Gobierno una reforma para separar a la Polic¨ªa del Ministerio de Defensa, del que actualmente depende, para meterlo bajo el paraguas de Interior, como sucede en la mayor parte de los pa¨ªses del mundo. La reforma nunca se llev¨® a cabo.
El actual presidente, Iv¨¢n Duque, abandona el poder con una popularidad bajo m¨ªnimos. El pr¨®ximo Gobierno tiene el enorme reto de recuperar la credibilidad perdida que afecta ya a todas las instituciones del Estado. Los ciudadanos elegir¨¢n el pr¨®ximo 29 de mayo, en primera vuelta, y el 19 de junio, en segunda, qu¨¦ candidato aplicar¨¢ sus recetas.
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