Educando a pap¨¢ (y a mam¨¢)
Algunos padres del Colegio Alem¨¢n de Medell¨ªn promueven una carta contra la admisi¨®n de la familia Quintero Osorio
Los chats escolares de ¡°papitos y mamitas¡± son un pan¨®ptico de las sociedades que habitan sus integrantes: un solo mensaje puede caer con la ligereza de la pluma¡ o la fatalidad del trueno.
Esta es la historia de una carta que circul¨® el martes en un chat escolar de padres del Colegio Alem¨¢n Medell¨ªn, una instituci¨®n mixta y laica, perteneciente a una cadena internacional avalada por el Gobierno alem¨¢n. Dirigido a la Junta Directiva de la Corporaci¨®n Deutsche Schule, el texto busca apoyo entre las familias de la comunidad acad¨¦mica. El asunto: ¡°Inconformidad con la admisi¨®n de la familia Quintero Osorio¡±. La familia en cuesti¨®n est¨¢ integrada por el suspendido alcalde de Medell¨ªn, Daniel Quintero, su esposa Diana Osorio, y sus dos hijas, la mayor de ellas en edad preescolar.
La misiva de nueve p¨¢rrafos parte de la admiraci¨®n de los autores por la historia del empresariado antioque?o y su ¡°camino ¨¦tico en la forma de hacer empresa¡±, la misma que Quintero ha criticado desde antes de asumir el poder. Luego cimientan su argumentaci¨®n sobre valores como ¡°la honradez, la transparencia, el respeto, el esfuerzo¡± y manifiestan su sorpresa: ¡°al margen del derecho a la educaci¨®n, los criterios y la discrecionalidad observados hist¨®ricamente por el colegio parecen haber sido inexplicablemente omitidos y esta vez en un caso cuya notoriedad es evidente¡±.
?Criterios omitidos? Por las aulas del Alem¨¢n han pasado familias de todos los colores pol¨ªticos: los hijos del expresidente ?lvaro Uribe, los hijos y nietos de Carlos Gaviria D¨ªaz, los hijos del actual gobernador An¨ªbal Gaviria y, ahora, de Daniel Quintero.
Dicen los autores que ¡°no encuentran ni siquiera en la apertura y liberalidad practicadas por la instituci¨®n¡± una explicaci¨®n para que haya admitido a la familia Quintero. La carta concluye con una indignaci¨®n ¡°que raya en una afrenta a la mayor¨ªa de familias¡±. El manido criterio de las ¡°mayor¨ªas¡± (no medidas) que, adem¨¢s, son intrascendentes si se trata de someter a discusi¨®n derechos fundamentales como la educaci¨®n.
Aunque parezca una entrega de ¡°Educando a pap¨¢¡±, la tira c¨®mica de George McManus que retrataba la clase media arribista, esta carta es una vela al viento, rezagos de una Medell¨ªn clasista, excluyente y discriminadora que lucha por no extinguirse.
En un comunicado p¨²blico, celebrado por el embajador alem¨¢n Peter Ptassek, el Colegio Alem¨¢n declar¨®: ¡°Nuestra filosof¨ªa y principios se basan en la formaci¨®n del pensamiento cr¨ªtico, el pluralismo, el respeto por la diferencia y la democracia¡±.
Lo cierto es que las instituciones de educaci¨®n no hablan ni a trav¨¦s de padres de familia ni de sus directivos: sus alumnos y egresados son su espejo.
Una carta firmada por Alejandro Rodr¨ªguez Gonz¨¢lez, quien recoge firmas de exalumnos, se?ala: ¡°Bien lo dice nuestro himno: ¡°Die Gedanken sind freir¡± los pensamientos son libres ¡°Kein Mensch kann sie wissen, kein Jaeger erschiessen mit Pulver und Blei. Die Gedanken sind frei!¡± Ning¨²n hombre puede conocerlos, ning¨²n cazador puede dispararles con polvo y plomo. ?Los pensamientos son libres!¡±. Finaliza con una petici¨®n para que la Junta Directiva llame la atenci¨®n de las familias que, ¡°sin respeto alguno, solicitan que una menor de edad sea retirada de la instituci¨®n por algo tan irrelevante como la ideolog¨ªa de sus padres¡±.
Una quincea?era, alumna del Alem¨¢n, le pregunt¨® a su madre (acad¨¦mica, docente de Ciencias Pol¨ªticas) si ella firmar¨ªa la carta. Su respuesta: ¡°Eso no lo hemos firmado todos los pap¨¢s. No est¨¢n respetando que en el colegio hay libertad de admisi¨®n; la diversidad y el respeto por las ideas ajenas nos har¨¢ siempre mejores seres humanos, no la discriminaci¨®n. Los hijos no tienen que cargar con los errores de los padres¡±.
Un grupo de alumnos actuales public¨®: ¡°Al pretender quebrantar el derecho a la educaci¨®n de una ni?a, con lo cual tambi¨¦n se est¨¢ difamando la imagen de su familia, pero a¨²n m¨¢s importante la imagen de una menor de edad, se contradicen los valores de los que el colegio tanto se enorgullece. Adem¨¢s, esto muestra una discriminaci¨®n hacia una familia simplemente por desacuerdo frente a sus ideales pol¨ªticos¡±.
?Acaso la carta original, cobijada por la libertad de expresi¨®n, incurre en una conducta sancionable? El abogado penalista Alfonso Cadavid, responde: ¡°Hay una posible incidencia jur¨ªdica de los delitos de actos de discriminaci¨®n u hostigamiento (art¨ªculos 134A y 134B del C¨®digo penal). Son poco aplicados en la pr¨¢ctica y una sentencia famosa de la Corte Suprema sobre hostigamiento fue muy restrictiva exigiendo inter¨¦s en causar da?o a los afectados, en este caso a los ni?os, lo que creo que no se dio. Con ese precedente creo que tampoco se configur¨® ninguno de ese par de delitos¡±.
Soy madre de tres exalumnos del Colegio Alem¨¢n Medell¨ªn. En el a?o 2012, cuando el expresidente ?lvaro Uribe recorri¨® colegios de ¨¦lite con su conferencia Liderazgo, algunas familias del colegio escribimos una carta a la Asociaci¨®n de Padres de Familia para que dicha c¨¢tedra se impartiera con un interlocutor. Tanto Carlos Gaviria D¨ªaz como Iv¨¢n Marulanda accedieron a interactuar con Uribe, a interpelarlo frente a los alumnos en su versi¨®n de la historia reciente. Estas pocas familias no quer¨ªamos acallar al expresidente, solo que nuestros hijos recibieran informaci¨®n plural y contrastada.
Fracasamos. Nuestro ¨²nico triunfo fue lograr que la conferencia se diera fuera del horario escolar. El costo de esa acci¨®n ciudadana lo pagaron mis hijos. Fue un infierno.
Hoy la carta es hu¨¦rfana. Algunos de los padres inconformes con la familia Quintero se niegan a hablar con la prensa por miedo a ¡°exponerse¡±, como si su ¡°inconformidad¡± no hubiera dejado a la intemperie a las hermanas Quintero Osorio. Despu¨¦s de que publiqu¨¦ el contenido de la carta original en el programa radial #Ma?anasBlu, aquellos valientes en la privacidad del chat se agazaparon.
Por la coyuntura pol¨ªtica, a cuatro d¨ªas de elecciones, con un alcalde suspendido por participaci¨®n en pol¨ªtica, defender los derechos del ciudadano Daniel Quintero puede entenderse como alimentar la victimizaci¨®n que lo ha catapultado pol¨ªticamente desde la campa?a de revocatoria en su contra. Pero es que estos hechos superan la evocaci¨®n del esp¨ªritu de Voltaire: son la prueba ¨¢cida del dem¨®crata.
Una nota de voz entra en mi celular del otro lado del oc¨¦ano. Mi hija, de 16 a?os, me recuerda que los hijos nos educan tanto o m¨¢s que nosotros a ellos.
La periodista que hace control pol¨ªtico del poder, de un gobernante autoritario y ma?oso, habita el mismo cuerpo de la ciudadana que reconoce en Daniel Quintero Calle (y su familia) a un ciudadano con derechos.
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