Colombia: esperanza ante los retos
El Gobierno de Gustavo Petro enfrenta un desaf¨ªo may¨²sculo tras a?os de exclusi¨®n sistem¨¢tica y prolongada de la izquierda en Colombia
Foto impensable hace pocas semanas: el presidente electo de Colombia, Gustavo Petro, y el expresidente ?lvaro Uribe, dialogando, sin gestos adustos ni agravios. Atr¨¢s quedaban mutuas calificaciones confrontativas en los medios o en el Senado, cuando ambos lo integraban. ¡°Paraco¡±, dec¨ªa uno; ¡°Terrorista¡±, contestaba el otro.
Se?al de coexistencia entre contrarios recogida positivamente por la gente y extendida aspiraci¨®n de paz. En gesto que dice mucho, en varios puestos de peri¨®dicos o de venta ambulatoria en el centro de Bogot¨¢, la foto de Petro y Uribe ocupa espacio visible y protag¨®nico. Porque esa paz, incompleta y que tan escurridiza ha sido en la historia colombiana, tiene, a ojos de la gente, una oportunidad ¨²nica ahora.
El gobierno de Petro, que se inaugura este domingo, le plantea al propio r¨¦gimen y a la sociedad colombiana todo un abanico de retos. Que van desde la esperanza de la gente que en m¨¢s de un 60% ve ahora positivamente a Gustavo Petro, hasta amenazas como estructuras y poderes tradicionales que perciben como peligroso este primer gobierno ¡°de izquierda¡± en la historia pol¨ªtica colombiana.
Porque la exclusi¨®n de la izquierda ha sido sistem¨¢tica y prolongada. Efecto del acuerdo en 1957 entre liberales y conservadores (Pacto de Sitges), historia convulsionada a la que se a?aden temores en ciertos sectores, menos distantes en el tiempo, vinculando cualquier opci¨®n de izquierda con ¡°guerrillas¡± o, m¨¢s recientemente, con los fantasmas del ¡°castrochavismo¡±. Las cosas ahora pintan distinto, y en ello Petro ha venido trazando un rumbo diferente y propio. En la campa?a fue decantando su propio perfil llegando a hablar de ¡°capitalismo democr¨¢tico¡±, en l¨ªnea del nada marxista premio Nobel de Econom¨ªa Joseph Stiglitz.
Por otro lado, el equipo que Petro viene armando para el gobierno que se instalar¨¢ en poco m¨¢s de una semana es de alta calidad y calificaciones. El canciller designado, ?lvaro Leyva Dur¨¢n, cuajado y experimentado pol¨ªtico e intelectual, proveniente de las canteras del partido conservador, aporta, entre otras condiciones, su valiosa experiencia como articulador de los Acuerdos de Paz celebrados el 2016 entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos. A no dudarlo, su papel ser¨¢ singularmente clave para ¡°desatar¡± la distancia con Venezuela y en impulsar un camino de salida con el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional (ELN), con los que el gobierno de Duque cort¨® comunicaciones el 2019.
A Leyva Dur¨¢n se suma el destacado economista Juan Antonio Ocampo, cuajado en altas funciones en las Naciones Unidas. Y el exrector universitario y exministro de Salud, Alejandro Gaviria, en Educaci¨®n. Tambi¨¦n el abogado Iv¨¢n Vel¨¢squez, como ministro de Defensa, con relevante trayectoria en la ONU (CICIG, Guatemala). Y, last but not least, la muy bien recibida vicepresidenta Francia M¨¢rquez, aportando su experiencia como luchadora social y feminista, as¨ª como expresi¨®n de la rica multietnicidad del pa¨ªs.
Dentro de la multitud de retos destacan dos frentes fundamentales: el econ¨®mico y el de la paz.
Cuarta econom¨ªa latinoamericana, hereda Petro un alto d¨¦ficit fiscal (6%) y una deuda externa creciente. Lo que llama al aumento de ingresos tributarios, para lo cual la realidad impone cambios que el gobierno tendr¨¢ que concretar en sus primeros meses. Tanto por la urgencia como porque cuenta ahora con una mayor¨ªa parlamentaria con la que el gobierno se inaugurar¨¢.
Su propuesta de reorientar la matriz energ¨¦tica, no permitiendo el fracking en la explotaci¨®n petrolera y desincentivando la exploraci¨®n en nuevas explotaciones, puede parecer discordante. Pero, a fin de cuentas, empalma con prioridades contempor¨¢neas impulsadas en la Uni¨®n Europea en materia energ¨¦tica.
Con un ¨ªndice de pobreza que se acerca al 40% de la poblaci¨®n y la sonora realidad con la que Colombia ya se hizo o¨ªr en las protestas del 2019-2021, reto impostergable es no solo manejar eficientemente la econom¨ªa. Es tambi¨¦n impulsar una adecuada estrategia redistributiva y tributaria que no asuste a la inversi¨®n, pero que s¨ª vez genere recursos adecuados para enfrentar la pobreza y cumplir con deudas sociales postergadas.
En lo que ata?e a la paz, los objetivos gubernamentales conectan directamente con una sociedad que aspira a lo mismo. El cambio de gobierno limpia el escenario para que se d¨¦ cumplimiento a una serie de aspectos de los acuerdos de paz trabados por falta de voluntad pol¨ªtica del gobierno saliente y de recursos. Por ejemplo, la reforma agraria integral o la reincorporaci¨®n de excombatientes. Tambi¨¦n poder parar en seco la tragedia post acuerdos de paz del asesinato de cerca de 300 excombatientes desmovilizados.
Pero el pa¨ªs sigue siendo un polvor¨ªn de conflictividad armada y de inseguridad. Se desmovilizaron m¨¢s de 13.000 combatientes de las FARC, s¨ª. Pero est¨¢n fuera de ese marco varios factores de violencia. Desde exmiembros de las FARC que no fueron parte de los acuerdos del 2016 a otros que, como Iv¨¢n M¨¢rquez y sus seguidores, los firmaron, pero luego se retiraron.
Por cuerda separada, el ELN es un tema crucial y sobre el cual ya se han dado varias se?ales de que el tema ser¨¢ prioritariamente abordado. Por su estructura, implantaci¨®n territorial, descentralizaci¨®n y articulaci¨®n con otros focos de poder en las mismas zonas en que operan, el asunto plantea la necesidad de un manejo que no podr¨ªa ser calco del de Santos con las FARC.
Pesar¨¢ positivamente la solidez de Leyva Dur¨¢n, quien adelant¨® que ¡°con el ELN ya hay camino abierto¡±. Se suman a ¨¦l personas que podr¨ªan desempe?ar papeles clave, como el designado comisionado de paz, Danilo Rueda, el senador Iv¨¢n Cepeda, o, por su experiencia y condiciones, aunque no sea parte del Gobierno, el senador Humberto de la Calle.
A este panorama se a?aden la diversidad de otras fuentes de violencia y de control territorial que no pueden ser soslayadas, como el ¡°lan del Golfo, en lo que Leyva Dur¨¢n ha llamado ¡°acogimiento¡± cambio de informaci¨®n crucial y de colaboraci¨®n con la justicia. Esto tiene que ver, tambi¨¦n, con grupos armados de diversa naturaleza operando en zonas que dejaron las FARC as¨ª como en otras en las que ven¨ªan operando con fuerza e impunidad.
Finalmente, el narcotr¨¢fico, asunto que abre retos tremendos que exigen reajustes creativos y efectivos. Superar una situaci¨®n regional que se prolonga inercialmente ya por d¨¦cadas y que no ofrece resultados, solo se revertir¨¢ con pol¨ªticas globales -o, aunque sea, interamericanas- revisadas en profundidad. Esto exige que otros actores concernidos en el extremo de la producci¨®n -como Per¨² y Bolivia- y los principales pa¨ªses de consumo, dejen de repetir est¨¦riles discursos y pol¨ªticas que no han funcionado. En ese corsi e ricorsi resalta hoy la ausencia de liderazgos. Reto que, acaso, podr¨ªa ser asumido por Colombia.
En casi todo lo anterior, el curso y contenido de la articulaci¨®n entre el gobierno con el ej¨¦rcito colombiano, una de las instituciones militares de Am¨¦rica Latina de m¨¢s peso relativo, es un asunto delicado y gravitante. Con recursos presupuestales que equivalen al 3,4% del PIB, es el segundo presupuesto militar de la regi¨®n (despu¨¦s de Brasil).
Su ¨²ltimo jefe, general Eduardo Zapatero, asumi¨® una postura pol¨ªtica contraria a Petro en campa?a, quien luego fue electo como presidente. Una vertebraci¨®n eficiente y respetuosa del ordenamiento constitucional y las decisiones pol¨ªtica del gobierno es un reto importante para enfrentar las inmensas responsabilidades que en materia de paz y seguridad interna tienen el Estado y la sociedad colombiana.
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