Luis Miguel Rivas: ¡°Si no fui mafioso fue por falta de oportunidades¡±
El escritor colombiano lanza el libro ¡®Malabarista Nervioso¡¯ y habla de c¨®mo su visi¨®n del mundo est¨¢ cruzada por el barrio en el que creci¨® en la ca¨®tica Medell¨ªn de los 90¡äs
Para quienes crecimos en la violenta Medell¨ªn de los 90, leer a Luis Miguel Rivas es re¨ªrse y llorar de esa realidad de la que a¨²n no sabemos c¨®mo sobrevivimos. Para quienes no crecieron all¨ª ni conocen la vida de barrio, leer a este escritor antioque?o, aunque haya nacido en Cartago (Valle del Cauca), es la manera m¨¢s graciosa y profunda al tiempo de acercarse a esa cultura y burlarse de ella. ¡°Rivas posee una de las plumas narrativas m¨¢s interesantes que hay hoy en Colombia, muy por encima de muchas de las celebridades inventadas por el mercadeo¡±, dice el poeta Dar¨ªo Jaramillo Agudelo.
Ha escrito Era m¨¢s grande el muerto (Seix Barral), una desternillante historia de aspirantes a mafiosos que compraban ropa de marca vendida en la morgue con huecos de bala porque no les daba para m¨¢s; los libros de cuentos Los amigos m¨ªos se viven muriendo y ?Nos vamos a ir como estamos pasando de bueno?; y el de poes¨ªas Hoy no quiero met¨¢foras (Angosta). De este ¨²ltimo sale el poema que da nombre a su siguiente libro, Malabarista Nervioso: ¡°No aspiro a ser payaso No envidio al domador. Soy un malabarista nervioso: el que tiembla y trastabilla cada tarde de domingo, aterrado del estropicio, el caos de las cosas en ca¨ªda¡±.
Rivas (53 a?os) vive en Buenos Aires y est¨¢ por estos d¨ªas en Colombia para presentar este libro, Malabarista Nervioso. ¡±Son exploraciones de otras maneras de narraci¨®n¡±, dice ¨¦l en esta conversaci¨®n. Un paseo por ciudades, pa¨ªses, para volver al barrio.
Pregunta. Creci¨® en un barrio de Envigado en los a?os m¨¢s duros de la violencia. ?C¨®mo mantiene el esp¨ªritu del barrio tan presente en sus libros y no se pierde en el camino?
Respuesta. Yo en realidad no vivo en Buenos Aires. Aunque est¨¦ all¨¢, vivo mentalmente en Colombia. En una realidad de cruce de ambos pa¨ªses, una abstracci¨®n de mi mente. Cuando escrib¨ª Era m¨¢s grande el muerto llevaba 7 a?os sin volver a Colombia y nunca pens¨¦ hacerla con un lenguaje de chico de barrio. Pero entre m¨¢s me met¨ªa, m¨¢s me daba cuenta de que ten¨ªa que ser as¨ª. Sab¨ªa que era un lenguaje de los a?os 90, de una ¨¦poca y un pa¨ªs distante. Como no ten¨ªa recursos para venir, decid¨ª contar el barrio que tengo en mi cabeza, que est¨¢ hecho de los recuerdos y de mi vibraci¨®n interna. La sustancia que hace la literatura es agarrar el s¨ªmbolo de una cultura, aunque los datos espec¨ªficos no sean los precisos, la esencia de esp¨ªritu es lo que se puede captar. Tengo el barrio en m¨ª y mi visi¨®n del mundo est¨¢ cruzada por el barrio. Por muchos lugares sofisticados, restaurantes, libros que crucen por mi cabeza, en mi estructura b¨¢sica est¨¢ el barrio, donde me form¨¦ y est¨¢ mi inconsciente.
P. ?C¨®mo aparec¨ªa la literatura en ese ambiente de barrio en el que creci¨®?
R. M¨¢s que la literatura aparec¨ªa la necesidad de expresi¨®n. Vengo de un medio donde lo que llamamos cultura entre comillas es algo que no exist¨ªa realmente, de un contexto donde los valores son vivir, pagar el arriendo y comer. Pero en medio de eso ten¨ªa una necesidad expresiva desde chiquito, de tener que escribir los nombres de las ni?as que me gustaban en el jard¨ªn infantil, una necesidad de escribir sobre papel.
P. ?Y la literatura, digamos, m¨¢s elaborada?
R. En segundo de primaria nos pusieron a leer un librito de editorial Susaeta donde adaptaban las F¨¢bulas de Esopo al lenguaje de Antioquia. Entonces, por ejemplo, en La liebre y la tortuga, el trayecto que hac¨ªan era subiendo por la avenida Las Palmas. Por primera vez vi que las cosas que estaban en los libros ten¨ªan que ver con la vida de verdad y eso fue un detonante. Mi madre era obrera de confecciones, as¨ª que permanec¨ªa mucho tiempo solo invent¨¢ndome juegos y hab¨ªa alg¨²n libro... recuerdo El Flautista de Hamelin. Los libros eran mis compa?eros y, adem¨¢s, gente amable que no te rega?aba, que no te hablaba maluco, como los t¨ªos que no tuve. Ah¨ª empez¨® una relaci¨®n ¨ªntima y personal con los libros. La escritura elaborada y el hecho de contar historias fue en el bachillerato, hac¨ªa parte del grupo de teatro. Creo que todos somos expresivos, pero hay personalidades que tienen m¨¢s necesidad de expresarse y ah¨ª est¨¢ su n¨®dulo.
P. ?Si no hubiera terminado de escritor, habr¨ªa sido un ¡®chichipato¡¯ de los del barrio?
R. En esa ¨¦poca el ¨²nico ideal era trabajar con los mafiosos. En la adolescencia, como muchos del barrio, quer¨ªa tener un carro, ropas de marca, ser respetado y esa era la forma. Yo trataba de acercarme a ver si me daban chambita, pero creo que me ve¨ªan como muy chichipato. En realidad, si no fui mafioso fue por falta de oportunidades. Igual siempre tuve una personalidad que, aunque quisiera, nunca habr¨ªa podido hacer algo cruel, no me daba. Creo que trabajar¨ªa en una f¨¢brica de confecciones llevando cosas de m¨¢quina a m¨¢quina o tendr¨ªa una tienda.
P. ?C¨®mo ha sido volver ahora a ese barrio?
R. Fui donde mi mam¨¢ y encontr¨¦ a los amigos de la ¨¦poca que ahora todos son barrigones como yo, son se?ores. El barrio tambi¨¦n ha cambiado. La cuadra en la que yo viv¨ªa le dec¨ªan ¡®Rinc¨®n Puto¡¯ porque todas las noches hab¨ªa peleas porque alg¨²n vecino se acost¨® con la mujer del otro y llegaba la polic¨ªa. Se sigue llamando as¨ª, pero las casas est¨¢n mejor construidas, algunos progresaron materialmente, ahora son clase media baja, pero clase media. Uno nunca va a contar realmente el barrio que es, porque cuando lo vas a hacer ya ha cambiado. En literatura puedes aspirar a contar el s¨ªmbolo, aunque esa palabra sea grandilocuente.
P. ?A qu¨¦ aspira cuando escribe?
R. Quise escribir para inventarme un mundo mejor que en el que me correspondi¨® vivir en la realidad, entre comillas. Ahora trato de encontrar la vibraci¨®n alegre que hay en el aire siempre. Independientemente de la oscuridad de ese lugar real, la luz que tiene naturalmente la vida, que siempre est¨¢ vibrando por debajo todo y que se filtra por las grietas de los muros que circundan las piezas m¨¢s oscuras y s¨®rdidas. Creo que escribo tratando de buscar esa contentura que s¨¦ que est¨¢ en la esencia de la vida independiente de lo terrible que sea todo. Si no existiera eso ya nos habr¨ªamos acabado. Trato de haya una peque?a sonrisa en mi pecho cuando estoy escribiendo, aunque sea algo muy duro, una contentura por debajo de lo maluco.
P. El humor est¨¢ muy presente en la obra. ?Es parte de esa vibraci¨®n o viene de su personalidad?
R. Creo que es Roque Dalton quien dice que un humorista es un ni?o asustado que va por un callej¨®n oscuro y se pone a silbar. Para m¨ª el humor ha sido una manera de no mirar de frente una realidad que me matar¨ªa, es una mirada susquineada, que me permite retirarme y relativizar eso tan duro, tan bravo que es la vida. Ah¨ª hay una liviandad. ?Viste que cuando uno tiene una emoci¨®n muy intensa, un terror muy tremendo, y se libera, ese descanso se parece mucho a la risa? Es la b¨²squeda de una mirada oblicua a las cosas dolorosas, detr¨¢s de todo humorista hay un hombre triste que intuye que hay felicidad, pero que resigna esa tristeza.
P. ?Y tambi¨¦n es la manera de ser?
R. S¨ª, es una liviandad de esp¨ªritu, una manera de alivianar lo denso, entonces tiene que ver con personalidades, uno no puede querer parecer charro (chistoso). No me propuse hacer escenas graciosas o una novela charra, pero s¨ª pens¨¦ en los mafiosos que me tocaron en mi ¨¦poca, en el absurdo de su arrogancia, en lo absurdamente tonto de su supremac¨ªa en medio de la ignorancia. Si estabas dentro de ese contexto no las ve¨ªas, pero bastaba que te salieras un poquito para ver el absurdo y que te diera hasta risa. Y tambi¨¦n porque el humor es la ¨²nica arma contra esos poderes. A un poder de ese tipo si lo relativizas a trav¨¦s de la risa no le queda m¨¢s que contestar con inteligencia si la tiene.
P. ?Qui¨¦nes son sus personajes? Parecen desesperados, pero ingeniosos. ?Se plantea personajes de un tipo espec¨ªfico?
R. No tengo una decisi¨®n preintencionada. Me interesa la gente que no es relevante, que no llega a nada, pero que tiene una vibraci¨®n grand¨ªsima que no se ve porque el mundo mide de acuerdo con unos est¨¢ndares en los que se niega la vida de universos riqu¨ªsimos. Me interesa todo eso que no alcanza a ser. Como dice un fragmento de Tabaquer¨ªa, de Fernando Pessoa: ?En cu¨¢ntas buhardillas y no-buhardillas del mundo /genios-para-s¨ª-mismos a esta hora est¨¢n so?ando? / ?Cu¨¢ntas aspiraciones altas y nobles y l¨²cidas -s¨ª, de veras altas y nobles y l¨²cidas-quiz¨¢ realizables, /no ver¨¢n nunca la luz del sol real ni encontrar¨¢n qui¨¦n les preste o¨ªdos? Es el universo de los genios. Esos universos son los que me fluyen, pero la reflexi¨®n es despu¨¦s escribir. Y tengo una suerte de compasi¨®n con los personajes - que no es l¨¢stima, es cari?o. Son graciosos y tiernos porque yo los quiero.
P. Hablemos de Malabarista nervioso. ?Son relatos unidos por alguna idea en particular?
R. Todos los personajes est¨¢n al borde de o en la cuerda floja de algo, a punto de caer. Malabarista Nervioso es un poema que se public¨® hace a?os con la editorial Angosta y es una manera de estar en la vida, que obviamente es la m¨ªa pero tambi¨¦n la de mucha gente. Eso de estar siempre con el terror de que todo se va a acabar, que es algo que da haber crecido en Medell¨ªn en esa ¨¦poca, porque uno siempre piensa que en el siguiente momento va a pasar lo m¨¢s terrible aunque nunca pase. Y esa es la sensaci¨®n de un malabarista nervioso, que siempre est¨¢ haciendo equilibrio y con el terror de que se le van a caer las cosas.
P. Este libro tiene un lenguaje diferente a los anteriores¡
R. Hay cuentos que son malabares, exploraciones de otras maneras de narraci¨®n. Cuando lees Era m¨¢s grande el muerto o Los amigos m¨ªos se viven muriendo, es el lenguaje del barrio, de lugares que conozco, cosas que he vivido, lo que tengo interiorizado. Pero ac¨¢ en ciertos cuentos quer¨ªa hacer otras cosas, inventarme un mundo donde la gente no hablara con el lenguaje que yo viv¨ª, donde la geograf¨ªa no fuera necesariamente la de mi barrio. Son cuentos exploratorios y riesgosos en el sentido de que no s¨¦ si en realidad funcionen o no, porque no tengo la seguridad de lo que siempre he sabido escribir. El libro en s¨ª, por esa armaz¨®n heterog¨¦nea y la mezcla de narradores de distintos de otros universos, tambi¨¦n es una especie de malabarista que no s¨¦ si funciona. Pero lo hice, lo publiqu¨¦ y ahora se sabr¨¢ si se caen o no esas pelotitas.
P. Se fue hace 12 a?os del pa¨ªs. ?Por qu¨¦?
R. Me tocaron los 80 y 90 y no tengo personalidad adecuada a ese modo de ser antioque?o. Hab¨ªa una sola manera de ser persona, con valores muy espec¨ªficos: el tipo berraco que llega plantando, que centra sus objetivos de vida en la consecuci¨®n de plata a como d¨¦ lugar y uno siente como que no pertenece del todo o que la esencia de uno se ve amenazada por esa escala de valores.
P. Est¨¢ de paso en el pa¨ªs despu¨¦s de 5 a?os. ?C¨®mo ha sentido el regreso?
R. En Medell¨ªn hab¨ªa un ambiente mental con unos l¨ªmites definidos. Si no sos una mujer de pelo liso, de tetas operadas y, hablas de una manera determinada, casi que no sos. Tampoco si no sos ese tipo de hombre que mencionaba. Mucho menos ser otra cosa distinta a ser hombre o mujer. Pero en esta oportunidad he visto una generaci¨®n refrescante, que se abre m¨¢s. La homofobia sigue ah¨ª debajo, pero no es la ¨²nica manera de estar en el mundo. Tienen que seguir luch¨¢ndola, pero antes no pod¨ªan existir. Los procesos de cambio mental de una cultura son a largo plazo y, cuando se logran sostener en el tiempo, se empiezan a ver efectos sutiles. La mera permanencia de eso es una irreverencia con los valores monol¨ªticos.
P. ?Por qu¨¦ se fue a Argentina?
R. All¨¢ me preguntan ¡®?usted por qu¨¦ se vino para ac¨¢?¡¯ y yo ¡®pues a no estar all¨¢'. Podr¨ªa haber sido otra parte, fue Argentina por cercan¨ªa y posibilidad. Pero tambi¨¦n porque los paisas estamos muy cruzados por la cultura porte?a empezando por el tango, siguiendo por la m¨²sica que o¨ªan en los sectores populares las mam¨¢s mientras planchaban la ropa: Sab¨², Sandro, Leonardo Favio. En la adolescencia lo primero que uno ley¨® fue S¨¢bato, Borges y Cort¨¢zar. Ya ten¨ªa mucha Argentina en la cabeza y en el esp¨ªritu, as¨ª que cuando llegu¨¦ no me sent¨ª tan extra?o. Buenos Aires tiene una cosa y es que siendo una ciudad dura, grande, te deja ser. Es muy curioso porque un a?o antes hab¨ªa vivido en Bogot¨¢ y me sent¨ª m¨¢s extra?o que cuando llegu¨¦ a Buenos Aires. M¨¢s extra?o en mi propio pa¨ªs que en Buenos Aires.
P. ?Qu¨¦ le produjo Bogot¨¢?
R. Trabajaba en televisi¨®n escribiendo guiones publicitarios y me fui a Bogot¨¢, pero el mundo de la televisi¨®n bogotana me atribul¨®. Era de una competencia horrible y sanguinaria y pens¨¦ ¡®esta gente ac¨¢ es carn¨ªvora y yo soy un vegetariano espiritual, no sirvo¡¯. Volv¨ª a Medell¨ªn y ya me parec¨ªa un pueblito muy chiquito. Bogot¨¢, con sus contradicciones y su crueldad, es una gran ciudad.
P. ?Y cu¨¢l fue el detonante final para irse?
R. Adem¨¢s de esos procesos externos, estaba en uno interior en el que me preguntaba qu¨¦ quer¨ªa con la escritura: siempre escrib¨ªa, pero trabajaba y lo hac¨ªa a ratos. Fue una coyuntura existencial de esas en las que uno piensa ¡®o me mato o arreglo esta vida¡¯. Como dec¨ªa Camus, lo primero que hay que solucionar es si vale la pena vivir este absurdo. Decid¨ª vivirlo y, por lo menos, armar un absurdo un poco m¨¢s id¨¦ntico a mi absurdo interior.
P. Pero sigue conectado a esa cultura. Habla con acento paisa como si nunca se hubiera ido.
R. En medio de esa cultura antioque?a que se ha criticado tanto ha habido otras explosiones de esp¨ªritu como las del escritor Fernando Gonz¨¢lez, Luis Tejada en los a?os 20 del siglo pasado o D¨¦bora Arango. Gente en la que yo ve¨ªa expresiones art¨ªsticas, pero partiendo del lenguaje, de la cotidianidad. Eso me hac¨ªa pensar que la filosof¨ªa o la literatura tambi¨¦n eran para m¨ª, que yo tambi¨¦n soy para eso, puedo acercarme a esas expresiones con mis palabras y con el aparataje tal vez precario que haya tenido en mi contexto material o cultural. Ese es mi universo. Yo no voy a ser Borges porque no tuve una nana inglesa ni hablaba cuatro idiomas a los 15 a?os. Pero con el ¨²nico idioma que tengo, con mi madre obrera y con el contexto de mi barrio puedo armar un universo hermoso, donde hay tambi¨¦n belleza y crueldad. Y eso fue herencia tambi¨¦n de la misma cultura que critico en lo que escribo, porque tambi¨¦n me dio mucha riqueza.
P. El poeta Dar¨ªo Jaramillo ha dicho que es una de las mejores plumas del pa¨ªs, ?c¨®mo maneja el ego?
R. Yo igual tengo que pagar el arriendo ahora que llegue a Buenos Aires y por muy tesos que sean mis libros van a una estanter¨ªa en la letra R, al lado de otros. No es por falsa modestia, es porque no me soluciona nada internamente de mi angustia esencial. Claro, tambi¨¦n disfruto cuando me hacen elogios porque mucho tiempo tuve baja autoestima. Entonces disfruto esas caricias, pero no me las creo demasiado, s¨¦ que es una ficci¨®n muy linda y qu¨¦ bueno gozarla mientras est¨¦. Pero ya, uno siempre llega a su casa y se mira al espejo con su cara de farsante y el calzoncillo roto.
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