Colombianos denuncian extorsiones al entrar a M¨¦xico: ¡°Me secuestraron¡±
Las autoridades del pa¨ªs norteamericano le han negado el ingreso a 21.829 personas en lo que va de 2022, el triple que en todo el a?o pasado
Entrar a M¨¦xico para un colombiano es como lanzar una moneda al aire. Daniel Campos, de 24 a?os, prefiere no dar su nombre real por temor a posibles represalias de las autoridades. En junio de este a?o, asegura, fue secuestrado por Migraci¨®n en Mexicali (Baja California). ¡°Todo empez¨® cuando llegu¨¦ al aeropuerto con mi familia. Est¨¢bamos mi hermana, mi sobrina de 10 a?os y mi cu?ado. ?bamos de vacaciones¡±, recuerda. En Migraci¨®n les quitaron el pasaporte y el celular. Los separaron del grupo y los metieron en el llamado ¡°cuarto de rechazo¡±, una habitaci¨®n donde los agentes examinan por ¨²ltima vez la situaci¨®n legal de los viajeros antes de tomar la decisi¨®n de deportarlos o de dejarlos entrar en el pa¨ªs.
A Campos le sali¨® cruz. Despu¨¦s de varias horas retenido, lo subieron junto a varios acompa?antes a un autob¨²s y los llevaron a Tijuana. ¡°Me metieron en el Instituto Nacional de Migraci¨®n (INM), pero aunque al comienzo eso me dio tranquilidad porque pens¨¦ que era un lugar seguro, despu¨¦s al ver c¨®mo me trataban sent¨ª mucho miedo¡±, cuenta.
Una de las guardias de la instituci¨®n le dijo que ten¨ªa que pagar para poder salir: ¡°Me pidieron mil d¨®lares por dejarme libre¡±. Cuando Campos acept¨®, le presentaron a un supuesto abogado, que respond¨ªa al nombre de Rodolfo Mu?oz. Lo primero que hizo el letrado fue preguntarle a qu¨¦ se dedicaba en Colombia. La pregunta, se?ala Campos, solo ten¨ªa una intenci¨®n: hacer un c¨¢lculo r¨¢pido de cu¨¢nto dinero ganaba, para pedirle m¨¢s o menos por su libertad. Finalmente, le aplicaron la tarifa est¨¢ndar: 1.000 d¨®lares por entrar en M¨¦xico.
La Asociaci¨®n de Colombianos en Tijuana denuncia que este abogado es c¨®mplice del Departamento de Migraci¨®n y que su trabajo consiste en extorsionar a los asustados viajeros para cobrarles por dejarlos libres.
Contactado por tel¨¦fono con el pretexto de hacerle una consulta para sacar a un familiar de Colombia, Mu?oz se muestra dispuesto. ¡°Es un procedimiento muy sencillo. Apenas estemos seguros de que no lo van a deportar, ah¨ª hablamos de honorarios¡±, afirma.
Cuelga y al rato vuelve a llamar:
¡ª?Oye, es un detenido colombiano nada m¨¢s, no?
¡ª S¨ª.
¡ªTe lo dejamos en 800 d¨®lares. Estamos cobrando 1.200 d¨®lares por colombiano. Hasta por dos personas estamos cobrando 2.500, pero te hago una rebaja.
¡ª?C¨®mo podemos estar seguros de que lo sueltan?
¡ªM¨¢ndame la mitad ahora y la otra mitad cuando lo hagan. Es muy importante asegurar la suspensi¨®n de la deportaci¨®n.
Mu?oz cuelga y llama a su contacto en Migraci¨®n para mover la liberaci¨®n.
Ante esta situaci¨®n, la Canciller¨ªa de Colombia ha publicado una serie de recomendaciones para los colombianos que desean viajar a M¨¦xico. En la propia web se aclara que existe riesgo de que estos sean deportados aunque cumplan todos los requisitos para entrar en el pa¨ªs.
Las autoridades migratorias mexicanas se limitan a exponer, a trav¨¦s de un comunicado, que en el momento en el que llega una persona extranjera se le puede solicitar documentaci¨®n para comprobar el motivo de su viaje. Defiende que la instituci¨®n opera con una atenci¨®n ¡°de calidad¡± en sus operaciones para que, acorde a la ley, se permita el ingreso, la estancia, el tr¨¢nsito y la salida de extranjeros. Este diario tambi¨¦n pidi¨® informaci¨®n a la Secretar¨ªa de Relaciones Exteriores de M¨¦xico, pero no obtuvo respuesta.
Secuestrado por migraci¨®n
Santiago Angulo, de 25 a?os, fue en marzo de este a?o a la boda de su hermana. Cuando lleg¨® al aeropuerto de Mexicali (Baja California) con toda su familia, unos agentes de migraci¨®n los obligaron a hacer una fila diferente en cuanto vieron su pasaporte colombiano. A pesar de que ten¨ªa todos sus papeles en regla y que era la tercera vez que iba a ese pa¨ªs, su entrada fue denegada. Fue solo el comienzo de su pesadilla. Su situaci¨®n fue la misma que la de Campos apenas unos meses antes.
Los agentes lo subieron a ¨¦l y a su novia a unos autobuses y los llevaron al INM. Antes, le dijeron a su familia que no se les ocurriera seguirlos por carretera. ¡°Nunca nos dijeron por qu¨¦ nos deten¨ªan, d¨®nde nos llevaban o qu¨¦ estaba pasando¡±, recuerda Angulo.
De entre lo poco que vio, pudo leer un letrero que rezaba: ¡°V¨ªa a la Rumorosa¡±. Ah¨ª supo que se los llevaban a Tijuana, en el Estado de Baja California. Angulo pudo contar ocho autobuses y unas 15 personas por cada uno, y asegura que la mayor¨ªa de ellas eran colombianas y de otros pa¨ªses de Latinoam¨¦rica. Estos transportes, explica, van y vienen del aeropuerto al menos un par de veces al d¨ªa para trasladar a migrantes detenidos.
Nada m¨¢s llegar a su destino les informaron de que los iban a deportar. Nunca les permitieron tener una entrevista con un agente o un abogado. En el centro de detenci¨®n, Angulo y quienes llegaron con ¨¦l tuvieron que quitarse los cordones y entregar sus maletas y su pasaporte. Finalmente, quedaron incomunicados.
La celda, recuerda, era de unos 10 metros cuadrados, y en ella tuvo que compartir espacio con decenas de personas que quedaron hacinadas. En su mente, grabado para siempre, ha quedado el olor de aquel lugar, que carec¨ªa de las m¨ªnimas condiciones higi¨¦nicas, pues los retenidos se ven obligados a buscarse la vida para hacer sus necesidades durante las horas que dur¨® su cautiverio.
Entre 1.000 y 2.000 d¨®lares para liberarse
Tras pasar la peor noche de su vida y no poder comer apenas, el cansancio acumulado, el hambre y el asco agudizaron el ingenio de Angulo, que empez¨® a preguntar aqu¨ª y all¨¢ qu¨¦ hab¨ªa que hacer para salir. Sin darle demasiada importancia al hecho, como si se tratara de una rutinaria gesti¨®n administrativa m¨¢s, le explicaron que los detenidos suelen pagar 2.000 d¨®lares a los oficiales de migraci¨®n para que los dejen salir y no los deporten.
Finalmente, tras 29 horas retenido sin explicaci¨®n, pudo salir gracias a la ayuda de la asociaci¨®n de colombianos que trabaja denunciando estos casos de violaciones de los derechos humanos en Tijuana. ¡°Me sent¨ª como si hubiera sido secuestrado¡±, dice como balance de lo que vivi¨®.
En lo que va de a?o, M¨¦xico le ha negado el ingreso a 21.829 colombianos a pesar de que estos cumplen con todos los requisitos migratorios, seg¨²n la Canciller¨ªa de Colombia. Esta cifra es tres veces mayor que la registrada durante el mismo periodo de 2021, cuando 5.238 colombianos fueron inadmitidos por las autoridades migratorias mexicanas.
Por su parte, desde el INM mexicano defienden que el proceso de ingreso e inadmisi¨®n a M¨¦xico se da de conformidad a la ley y el reglamento en la materia, sin distinguir el pa¨ªs de origen y respetando los derechos humanos. La autoridad migratoria cifra en 1.101 el n¨²mero de personas devueltas a Colombia.
Este lunes, los gobiernos de Colombia y M¨¦xico se reunir¨¢n para abordar las continuas denuncias de maltrato a viajeros colombianos por parte de las autoridades migratorias mexicanas y el preocupante aumento de inadmisiones a viajeros que cuentan con toda la documentaci¨®n requerida. De manera oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores colombiano se?ala que la mesa de trabajo servir¨¢ para discutir ¡°asuntos sensibles de car¨¢cter migratorio¡±.
El cuarto del rechazo y del terror
El sitio m¨¢s temido por miles de viajeros sudamericanos en su ruta a M¨¦xico es el ¡°cuarto de rechazo¡±, una peque?a habitaci¨®n de la que se ha escuchado mucho y se ha visto poco. Al menos, hasta ahora. El conferencista y youtuber colombiano Pablo Rabelo logr¨® colar una c¨¢mara oculta para denunciar las condiciones en las que fue retenido.
El bogotano iba a dictar una conferencia en la Ciudad de M¨¦xico. Viaj¨® desde Lima, Per¨², pero para su sorpresa, cuando lleg¨® no lo admitieron. Lo llevaron a una sala en donde lo dejaron incomunicado y sin pasaporte. ¡°Nunca me dijeron qu¨¦ estaba pasando¡±, asegura.
Rabelo comenz¨® a grabar el lugar con una peque?a c¨¢mara escondida. En la grabaci¨®n se ve una habitaci¨®n con camarotes y unos orinales que deb¨ªan repartirse m¨¢s de una treintena de personas: ¡°Cuando a usted le abren esa puerta, le golpea un olor a sobaco y un calor muy grande. Hab¨ªa un ba?o, pero no hab¨ªa papel y algunas personas orinaban en los basureros¡±.
¡°Pasas de ser un turista que viaja en primera clase a un criminal en cuesti¨®n de minutos¡±, asegura. La mayor¨ªa de las personas que estaban retenidas eran colombianas. Adem¨¢s, cuenta que no le dieron ni un vaso de agua y lo tuvieron sin comer durante 10 horas con la excusa de que eso le correspond¨ªa a la aerol¨ªnea.
Un funcionario mexicano, que pide omitir su nombre, reconoci¨® a EL PA?S en marzo que la pol¨ªtica migratoria del pa¨ªs es una fuente de reclamo permanente de parte de sus socios comerciales en la Alianza del Pac¨ªfico: Colombia, Chile y Per¨². Aunque la integraci¨®n econ¨®mica trajo la eliminaci¨®n de los visados entre estos Estados en 2012, eso parad¨®jicamente dio un mayor margen de discrecionalidad a los agentes del INM, explica la fuente. ¡°Muchas veces, M¨¦xico se queja con Estados Unidos del trato que reciben sus migrantes mientras que con los pa¨ªses centroamericanos y sudamericanos los roles se invierten¡±, agrega.
Gabriel Ochoa, de 53 a?os, fue v¨ªctima de ello. Lleg¨® al Aeropuerto de Ciudad de M¨¦xico para hacer una conexi¨®n y seguir hacia a El Salvador: ¡°Cuando entregu¨¦ mis papeles en migraci¨®n, me trataron como a un preso¡±. Lo tuvieron retenido 24 horas hasta que logr¨® que lo devolvieran en un vuelo. Tal fue su miedo y su angustia que en un primer momento vivi¨® la deportaci¨®n como una victoria, como el fin de una experiencia que ni por asomo quer¨ªa repetir. Sin embargo, cuando se iba a subir al avi¨®n, unos agentes de seguridad lo acompa?aron hasta su asiento para advertir al resto de pasajeros que aquel hombre hab¨ªa estado toda la noche retenido en el cuarto de rechazo.
Tras un d¨ªa entero aterrorizado sin saber siquiera por qu¨¦, Ochoa sinti¨® todo aquel miedo de vuelta en forma de suspicaces miradas lanzadas de cuando en cuando por el resto de pasajeros. Fue la particular venganza de unos agentes que lo hab¨ªan declarado culpable de un delito que cada vez es m¨¢s grave en los aeropuertos mexicanos: ser colombiano.
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