Adi¨®s al petr¨®leo
Aunque desde hace m¨¢s de 30 a?os sabemos que la combusti¨®n de los derivados del petr¨®leo envenena al planeta, muy tarde han llegado las medidas para ponerle punto final a nuestro consumo suicida
El reduccionismo nos ha llevado a creer sin chistar en esta afirmaci¨®n: el petr¨®leo es enemigo de la humanidad porque de ¨¦l se derivan los combustibles que al quemarse producen los gases que nos llevaron a una cat¨¢strofe clim¨¢tica a todas luces imparable, por eso tenemos que cesar la producci¨®n de petr¨®leo y salvar al planeta.
?Qui¨¦n dice no a la salvaci¨®n de nuestro mundo? Para eso, los reduccionistas tambi¨¦n tienen una respuesta: las megaempresas petroleras y los multimillonarios due?os de esas empresas que solo quieren ganar m¨¢s y m¨¢s y m¨¢s dinero, as¨ª sea aupando la aniquilaci¨®n de miles de especies que habitan la Tierra, incluyendo a los humanos, por eso hay que suspender lo antes posible la producci¨®n de ese veneno para todos que es el petr¨®leo.
Todo es un asunto de perspectiva, pero tambi¨¦n de eficacia. No es lo mismo decir ¡°las drogas son malas¡±, afirmaci¨®n rotunda y contundente, pero carente de argumentos y cargada de prejuicios, en lugar de decir ¡°las drogas son un problema de salud p¨²blica y su producci¨®n y comercializaci¨®n son motor de una de las mafias m¨¢s poderosas del planeta¡±. La primera es una frase reduccionista, de f¨¢cil digesti¨®n, mientras que la segunda trata de contrastar las distintas propiedades de un elemento (las drogas) para emitir explicaciones en diversos niveles.
?El petr¨®leo es malo? Para los reduccionistas del primer p¨¢rrafo de este texto no cabe duda, por eso hay que parar la explotaci¨®n de esa sustancia. Sin embargo, para ser justos, lo que se deber¨ªa decir es que los usos que le hemos dado al petr¨®leo lo convirtieron en uno de los grandes contaminantes del mundo en el que vivimos y que, aunque desde hace m¨¢s de 30 a?os sabemos que la combusti¨®n de los derivados del petr¨®leo envenena al planeta, muy tarde han llegado las medidas para ponerle punto final a nuestro consumo suicida.
Cuando la ministra de Minas de Colombia dijo que no habr¨ªa nuevos contratos de exploraci¨®n y explotaci¨®n de petr¨®leo en el pa¨ªs hubo aplausos desde la orilla de la protecci¨®n ambiental y angustia en el mundo econ¨®mico. La ministra V¨¦lez argument¨® una y otra vez que ese paso se daba en el marco de una apuesta de transici¨®n energ¨¦tica, es decir, ponerle freno al uso de los combustibles derivados del petr¨®leo para generar alg¨²n tipo de energ¨ªa. ?Pero qu¨¦ pasa con el resto de los usos del petr¨®leo? ?En qu¨¦ van las otras transiciones?
Petr¨®leo no solo es gasolina y diesel. De ese aceite mineral tambi¨¦n sale el nylon con el que se fabrican muchas de nuestras prendas de vestir, las cuerdas de las guitarras o decenas de piezas de un autom¨®vil. Sin petr¨®leo no habr¨ªa condones. Sin petr¨®leo usted no estar¨ªa leyendo esto en la pantalla de su computador que tiene pl¨¢sticos por doquier y las paredes que lo rodean no tendr¨ªan pinturas tan resistentes. Muchos de los potenciadores de sabor y edulcorantes de los alimentos procesados son derivados del petr¨®leo. Pasa lo mismo con la glicerina que se usa en los supositorios, los aceites necesarios para el correcto funcionamiento de infinidad de m¨¢quinas y el asfalto con el que pavimentan nuestras calles.
Si el petr¨®leo es nuestro enemigo, nos tiene sitiados. Y si vamos a acabar con su producci¨®n de tajo, ?ya est¨¢n listos los reemplazos para tantos productos masivos distintos a la gasolina que provienen de ese mineral?
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