Las baldosas ¡®escupidoras¡¯, una trampa suelta para los peatones en Bogot¨¢
El mal estado de andenes en algunas de las zonas m¨¢s exclusivas de la capital refleja el olvido al que est¨¢n condenados los reclamos ciudadanos
![Bogot¨¢, Colombia](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/GDW6FTTK65HWTNKOJZG63YGSWI.jpg?auth=27b6d5fd91adcdba68fb3f9ed9b787cc6e70fcfeb8f56cf37bcd8bfa17d0e65e&width=414)
Un paso en falso puede poner en riesgo a los transe¨²ntes en Bogot¨¢. La que se repite como una divertida escena en la pel¨ªcula Encanto, donde las baldosas de la casa Madrigal cobran vida propia, es parte de la cotidianidad en c¨¦ntricas calles de la capital. Pero lejos de generar sonrisas, como en la producci¨®n de Disney inspirada en Colombia, los adoquines que se levantan en plena v¨ªa p¨²blica se han convertido en motivo de prevenci¨®n y enojo.
Desde hace tres meses, Alix Rojas, de 73 a?os, camina menos tranquila por los andenes de su barrio. Y no es solo por temor a la inseguridad. ¡°Es por las placas de concreto del and¨¦n que despu¨¦s de llover quedan sueltas¡±, confiesa luego de haber sufrido una ca¨ªda que le caus¨® golpes y moretones en distintas partes del cuerpo. Le ocurri¨® una ma?ana en la que sali¨® de su casa a comprar alimentos y regres¨® cojeando.
¡°Es simple dar un paso creyendo que es firme, pero la otra placa se levanta e impide dar el siguiente paso. Y ah¨ª fue¡ ca¨ª al suelo con todo. Un tropiezo en un and¨¦n que salta de un momento a otro¡±, narra. Rojas recuerda que nada mitig¨® el golpe. ¡°Manos, cadera y piernas quedaron moreteadas. Afortunadamente la cara no se afect¨®. No hubo fracturas, pero el dolor y los morados duraron varios d¨ªas¡±, lamenta.
Caminar por algunos sectores de Bogot¨¢, especialmente en los d¨ªas lluviosos, exige poner a prueba la suerte. La imagen de ciudadanos esquivando las baldosas ¡°escupidoras¡± ¨C como fueron bautizadas popularmente - es habitual en zonas de viviendas y establecimientos comerciales. ¡°El menor de los problemas es que la gente se ensucie. Hay muchas personas que se hacen da?o serio caminando por esas baldosas. Es una desgracia cotidiana que se volvi¨® parte de la identidad de vivir en Bogot¨¢¡±, se?ala el concejal Diego Laserna, quien ha intentado llamar la atenci¨®n de las autoridades replicando en los andenes rotos el cl¨¢sico juego de buscaminas.
El problema completa m¨¢s de 20 a?os. La construcci¨®n de andenes con adoquines se concibi¨® bajo la primera administraci¨®n del exalcalde Enrique Pe?alosa, quien lider¨® la recuperaci¨®n del espacio p¨²blico y quiso adecuarlo a los peatones. Las caracter¨ªsticas t¨¦cnicas quedaron contempladas en una cartilla que se adopt¨® por decreto en el 2000, y que se ha venido actualizando. La paradoja, dos d¨¦cadas despu¨¦s, es que los andenes parecen estar m¨¢s dise?ados para esquivarlos que para caminar tranquilamente. Bajo la administraci¨®n de Pe?alosa tambi¨¦n se denunci¨® la instalaci¨®n de losas de baja calidad en las troncales de Transmilenio, el sistema de transporte masivo. El esc¨¢ndalo motiv¨® m¨²ltiples investigaciones y le cost¨® a la ciudad millonarias sumas en reparaciones.
En el caso de los andenes, tambi¨¦n se requieren inversiones. Seg¨²n un estudio del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), encargado de la construcci¨®n de obras viales y espacio p¨²blico en Bogot¨¢, m¨¢s de la mitad de los 27 millones de metros cuadrados de andenes se encontraba en regular o mal estado en 2018. Es el diagn¨®stico m¨¢s reciente. Este a?o, el Distrito tiene destinados m¨¢s de 373.000 millones de pesos para el arreglo de andenes, ciclorutas, y puentes peatonales y vehiculares, una cifra que seg¨²n la entidad se queda corta para atender las necesidades. ¡°A pesar de los esfuerzos por mantener lo construido, el deterioro es evidente y progresivo debido a varios factores entre los que se cuenta el vandalismo y el desgaste propio de los materiales¡±, reconoce el IDU.
El ingeniero civil de la universidad de Los Andes, Alberto Cu¨¦llar, explica que las deficiencias en la construcci¨®n de los andenes es un fen¨®meno similar al de las losas de Transmilenio. ¡°Lo llaman bombeo y sucede por mal sello entre juntas, permitiendo filtraci¨®n de agua que socava el material granulado sobre el que est¨¢n instaladas. Despu¨¦s de un tiempo, la loseta queda en voladizo y al pisarla ¡°escupe¡±, es decir, salpica el agua acumulada, o se parte¡±, se?ala. A su juicio, no se est¨¢n realizando la interventor¨ªa, ni el mantenimiento adecuados.
El sistema que se dise?¨® en la llamada cartilla de andenes funcionaba como piezas de lego que ofrec¨ªan practicidad en las construcciones. En su momento, se priorizaron ejes como la carrera 13, la carrera 15, la calle 90 y la calle 72, todas v¨ªas altamente transitadas del norte de Bogot¨¢. Tambi¨¦n se buscaba reglamentar intervenciones homog¨¦neas y que respondieran a condiciones de calidad. Lo que al principio parec¨ªa una buena idea, hoy es un dolor de cabeza.
El ge¨®grafo y especialista en planeaci¨®n urbana, Mario Hurtado, precisa que el sistema de adoquines tampoco se adapta a las condiciones clim¨¢ticas de Bogot¨¢, una ciudad donde llueve entre seis y siete meses al a?o. ¡°Una alternativa ser¨ªa pensar en otro tipo de andenes, que se adapten al clima y al suelo de Bogot¨¢, el cual se hunde permanentemente y es producto de sedimentos. Las condiciones de lluvia hacen que no sea ideal un sistema de andenes que se pegan como piezas de rompecabezas y que no est¨¢n completamente adheridas al suelo, sino que se despegan con el agua¡±, indica.
Los reclamos ciudadanos aparecen con frecuencia en conversaciones y redes, pero no han sido suficientes para que se eval¨²e el est¨¢ndar de las obras que se han replicado en otras partes de la ciudad. ¡°Es terrible. Eso lleva a?os y nada que lo arreglan. Estas baldosas son relativamente nuevas y ya est¨¢n todas desbaratadas¡±, dice Mauricio Caicedo, un hombre que trabaja sobre la calle 90 con carrera 15. ¡°Hay que estar esquivando, subiendo y bajando a la calle. Ni hablar de las mujeres cuando van en tacones¡±, agrega. Muchas prefieren ir en tenis para evitar accidentes, pero no saben qu¨¦ es m¨¢s peligroso, si seguir por los andenes fracturados o exponerse en carriles donde transitan veh¨ªculos. En promedio, ocho peatones sufren lesiones diariamente en accidentes en Bogot¨¢, seg¨²n cifras de la Polic¨ªa de Tr¨¢nsito. Hasta agosto pasado, 125 hab¨ªan perdido la vida durante este a?o.
¡°Caminar por los andenes de Bogot¨¢ genera un sentimiento de enojo y hacia la ciudad porque termina siendo poco amigable. Es una experiencia negativa frente al tr¨¢nsito peatonal que hace que las personas prefieran bajarse a la calle, exponi¨¦ndose a ser atropellados por el mal estado de los andenes¡±, agrega Hurtado.
Alix Rojas, la mujer de 73 a?os que super¨® la ca¨ªda en los andenes de su barrio, coincide. ¡°El efecto no es solo que uno se tenga que recuperar. Luego viene el miedo a caminar, a estar tranquilamente en un and¨¦n p¨²blico, a cualquier hora. Parece m¨ªnimo, pero desde entonces no quiero volver a caminar por ah¨ª. Produce m¨¢s miedo que la inseguridad. Lo peor es que parece que a nadie le importara¡±, reclama.
La poca atenci¨®n a lo que sucede en zonas como las del norte de Bogot¨¢, que est¨¢n cerca a la mirada de las autoridades, refleja la desgracia del olvido m¨¢s all¨¢ de la capital. ¡°Esto no es nada para la gente que tiene el agua hasta el cuello¡±, dice un transe¨²nte, recordando a los damnificados de la temporada invernal. ¡°Esto es un para¨ªso comparado con lo que pasa en las regiones¡±, concluye el hombre que frecuenta uno de los sectores donde abundan las baldosas rotas.
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