Colombia expresa su ¡°preocupaci¨®n¡± por el despojo de la nacionalidad de 94 opositores en Nicaragua

El Gobierno de Gustavo Petro en Colombia ha expresado este viernes su ¡°preocupaci¨®n¡± ante la m¨¢s reciente medida anunciada por el r¨¦gimen de Daniel Ortega en Nicaragua, que despoj¨® esta semana de su nacionalidad a 94 ciudadanos, entre ellos los escritores Sergio Ram¨ªrez y Gioconda Belli, despu¨¦s de que ya se la hab¨ªa retirado a otros 222 presos pol¨ªticos liberados y expulsados a Estados Unidos.

¡°Estas medidas vulneran el derecho a la nacionalidad, contemplado en un conjunto de instrumentos jur¨ªdicos internacionales, incluyendo, entre otros, la Declaraci¨®n Universal de Derechos Humanos y la Convenci¨®n Americana sobre Derechos Humanos, tratado del cual Nicaragua es Estado parte¡±, ha manifestado la Canciller¨ªa del pa¨ªs sudamericano.

¡°El Gobierno de Colombia hace un llamado generar medidas de confianza que contribuyan a la reconciliaci¨®n nacional, al respeto del Estado de derecho y al bienestar del pueblo nicarag¨¹ense¡±, concluye el comunicado en el que el Ministerio de Relaciones Exteriores, con un lenguaje muy contenido, se?ala que ¡°sigue con atenci¨®n las decisiones del Gobierno de la Rep¨²blica de Nicaragua con respecto a un importante grupo de personas detenidas en ese pa¨ªs¡±.

La diplomacia colombiana tambi¨¦n valora como ¡°un paso importante para el di¨¢logo nacional¡± la decisi¨®n del pasado 9 de febrero de excarcelar al grupo de 222 presos pol¨ªticos y trasladarlos a Estados Unidos. Las relaciones con Managua son un asunto delicado para Bogot¨¢, dado que ambos pa¨ªses sostienen un diferendo lim¨ªtrofe de larga data en el mar Caribe que involucra la soberan¨ªa de las aguas que rodean el archipi¨¦lago de San Andr¨¦s y Providencia. Actualmente avanza un tercer proceso entre ambas partes en la Corte Internacional de Justicia en La Haya, despu¨¦s de que el pa¨ªs centroamericano pidi¨® en 2013 la ampliaci¨®n de su plataforma continental.

EL PA?S hab¨ªa consultado este jueves a las canciller¨ªas de Colombia, Chile, M¨¦xico, Argentina y Brasil sobre ¨²ltima ofensiva de Daniel Ortega y Rosario Murillo, que en menos de una semana desterr¨® a Estados Unidos a 222 presos pol¨ªticos, declar¨¢ndoles ¡°ap¨¢tridas¡±, y despoj¨® de la nacionalidad a los otros 94 opositores. Hasta entonces, de las cinco principales potencias de Am¨¦rica Latina, todas gobernadas por la izquierda, el Ejecutivo de Gabriel Boric hab¨ªa sido el ¨²nico en manifestar abiertamente su repudio. La Administraci¨®n de Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador se limit¨® a emitir una declaraci¨®n difusa sobre la protecci¨®n de los derechos humanos, mientras que Alberto Fern¨¢ndez y Lula da Silva optaron por el silencio.

La decisi¨®n de Managua de despojar de la nacionalidad nicarag¨¹ense a las voces cr¨ªticas se ha convertido en una nueva forma de represi¨®n e intimidaci¨®n. Desde 2018, cuando estallaron masivas protestas contra el Gobierno en la capital y otras ciudades del pa¨ªs, el r¨¦gimen de Ortega y Murillo ha desatado una feroz represi¨®n.

Petro, que ya cumpli¨® su primer semestre en el poder, busca marcar el camino de la nueva izquierda latinoamericana, pero el liderazgo regional al que aspira tambi¨¦n se juega en sus posturas con respecto a la vieja izquierda. En campa?a se distanci¨® de los reg¨ªmenes autoritarios como los de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Sin embargo, tanto La Habana como Caracas son clave para la pol¨ªtica de paz total que persigue su Gobierno. En esos dos casos, Bogot¨¢ ha restablecido y normalizado las relaciones luego de a?os de tensiones diplom¨¢ticas en el periodo de Iv¨¢n Duque, y ambos pa¨ªses son garantes en la negociaci¨®n con la guerrilla del ELN.

Nicaragua, por otra parte, es un terreno pantanoso para la diplomacia colombiana. Las relaciones son tensas. La Canciller¨ªa incluso hab¨ªa tropezado en su apuesta frente a Managua al ausentarse en una sesi¨®n de la OEA sobre la condena al r¨¦gimen de Ortega y Murillo por perseguir a la prensa y encarcelar opositores, reci¨¦n posesionado Petro. Esa movida, nunca del todo aclarada, se debi¨® a razones estrat¨¦gicas y humanitarias, pero no ideol¨®gicas, defendi¨® en su momento el canciller ?lvaro Leyva.

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