100 d¨ªas de relaciones con la Venezuela de Maduro, el vecino inc¨®modo
Petro ha puesto la diplomacia de Colombia al servicio de la paz y reclama al mundo nuevos enfoques frente a las drogas y el cambio clim¨¢tico
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Con Gustavo Petro y Francia M¨¢rquez en el poder, Colombia marca por primera vez el camino de la izquierda latinoamericana. En el frente de la pol¨ªtica exterior, tiene el viento a favor. El presidente llega a sus primeros 100 d¨ªas con el prop¨®sito de poner la diplomacia colombiana al servicio de la paz y el respaldo de un eje progresista consolidado por la victoria de Lula da Silva en Brasil, mientras la normalizaci¨®n de las siempre dif¨ªciles relaciones con la Venezuela de Nicol¨¢s Maduro, un vecino inc¨®modo, avanza a pesar de los obst¨¢culos.
Junto al chileno Gabriel Boric, Petro encabeza la nueva camada de l¨ªderes progresistas, pero debe relacionarse con la vieja izquierda. El presidente ha volcado la Canciller¨ªa a su idea de ¡°paz total¡±, con la que se propone implementar con mayor decisi¨®n el acuerdo con las FARC, dialogar con el ELN y adelantar una pol¨ªtica de sometimiento para grupos criminales. Esos renovados esfuerzos pasan tambi¨¦n por Cuba y Venezuela. Bogot¨¢ encarril¨® muy pronto el restablecimiento de relaciones con Caracas, completamente rotas desde 2019, y las recompuso con La Habana, muy maltrechas ante la hostilidad diplom¨¢tica que caracteriz¨® el periodo de Iv¨¢n Duque. El papel de ambos pa¨ªses es fundamental en la naciente negociaci¨®n con el ELN: La Habana ser¨¢ la sede de los di¨¢logos, como ya lo fue con las FARC, y Venezuela uno de los pa¨ªses garantes.
La ¡°normalizaci¨®n gradual¡± de relaciones con Venezuela, luego de a?os de diferencias irreconciliables, ha sido uno de los principales focos de la activa diplomacia colombiana, bajo la atenta mirada de Washington. Con sus respectivos embajadores posesionados, la reapertura de la extensa y porosa frontera de m¨¢s de 2.200 kil¨®metros est¨¢ en marcha, el tr¨¢nsito de carga por los puentes binacionales se ha restablecido a cuentagotas y hay una incipiente reconexi¨®n a¨¦rea entre Bogot¨¢ y Caracas. Petro y Maduro ya sostuvieron su esperado primer encuentro en la capital venezolana. El colombiano promueve que Venezuela regrese al sistema interamericano de derechos humanos y se ha sumado a la ofensiva diplom¨¢tica para convencer al heredero de Hugo Ch¨¢vez de sentarse de nuevo a negociar una salida con la oposici¨®n.
La reanudaci¨®n de relaciones con Caracas es la ¡°dimensi¨®n m¨¢s sobresaliente¡± de la pol¨ªtica exterior, valora la internacionalista Sandra Borda. ¡°Faltan muchas cosas, pero la decisi¨®n dif¨ªcil, que era abrir la frontera, reunirse con Maduro, poner la agenda, se ha logrado con ¨¦xito¡±, se?ala sobre lo que califica como ¡°un buen comienzo¡±. Advierte, sin embargo, que la diplomacia colombiana tambi¨¦n ha dado pasos en falso, como los acercamientos fallidos con el r¨¦gimen de Daniel Ortega en Nicaragua, un pa¨ªs con el que Colombia mantiene un dilatado litigio sobre aguas lim¨ªtrofes.
Petro y Francia M¨¢rquez se sumaron a un bloque progresista latinoamericano muy diverso y heterog¨¦neo, pero llegan con la novedad de incorporar una marcada agenda ambiental y postular un modelo econ¨®mico que da prioridad a las energ¨ªas limpias. ¡°Colombia aportar¨¢ al mundo todo su esfuerzo para superar la crisis clim¨¢tica y del mundo esperamos todo el esfuerzo para superar nuestra violencia end¨¦mica¡±, se?al¨® Petro cuando anunci¨® que ?lvaro Leyva, un veterano pol¨ªtico involucrado en m¨²ltiples esfuerzos de paz, ser¨ªa su canciller, antes incluso de posesionarse.
En sus dos discursos con m¨¢s eco internacional, ante la Asamblea General de Naciones Unidas y la cumbre clim¨¢tica de Egipto, Petro ha calificado de fracaso tanto la lucha contra el cambio clim¨¢tico como la guerra contra las drogas, dos temas de alcance global que le obsesionan. ¡°Yo les demando desde aqu¨ª, desde mi Latinoam¨¦rica herida, acabar con la irracional guerra contra las drogas¡±, dijo en septiembre desde el atril de la sede de la ONU en Nueva York. El l¨ªder de izquierdas propone un vuelco en los esfuerzos antinarc¨®ticos que esta semana obtuvo el respaldo tanto de la Comisi¨®n Global sobre Pol¨ªtica de Drogas como del Grupo de Puebla, que re¨²ne a dirigentes progresistas de Iberoam¨¦rica.
¡°Estos primeros pasos que ha dado el presidente Petro en pol¨ªtica internacional suponen el fin de la diplomacia ideol¨®gica que caracteriz¨® al Gobierno del presidente Duque, seg¨²n la cual no ten¨ªa relaciones sino con los pa¨ªses que pensaban igual¡±, se?ala el expresidente Ernesto Samper, uno de los coordinadores del Grupo de Puebla. ¡°Se abre una etapa de diplomacia regional, diplomacia de entendimiento, alrededor de unos temas comunes como pueden ser el de la propia integraci¨®n regional, el tema de la paz, de la transici¨®n ecol¨®gica, la defensa del Amazonas o la pol¨ªtica alternativa en materia de lucha contra las drogas¡±, valora Samper. ¡°Esos temas que ha puesto sobre la mesa el presidente Petro son una direcci¨®n clara de una pol¨ªtica exterior que est¨¢ dirigida a influir y a ser influidos por lo que podr¨ªamos llamar la agenda global y la agenda regional¡±.
Colombia es un aliado hist¨®rico de Estados Unidos. En ese nuevo mapa geopol¨ªtico de Am¨¦rica Latina, en el que la izquierda avanza posiciones, Bogot¨¢ es tambi¨¦n clave para Washington por el papel que pueda desempe?ar frente a Venezuela, el mayor foco de inestabilidad. En las l¨ªneas estrat¨¦gicas de la pol¨ªtica exterior colombiana est¨¢ una nueva inserci¨®n en la regi¨®n, con una evidente sinton¨ªa con otros l¨ªderes progresistas como Boric o el propio Lula, pero sin sacrificar por ello la relaci¨®n privilegiada con Washington. El Gobierno de Joe Biden, por lo pronto, se ha comprometido a respaldar la implementaci¨®n del cap¨ªtulo ¨¦tnico del acuerdo de paz, uno de los m¨¢s olvidados. A la espera de la nueva configuraci¨®n del Congreso estadounidense, donde se definen asuntos presupuestarios que pueden llegar a afectar la cooperaci¨®n con Colombia, la relaci¨®n se mantiene sin grandes sobresaltos.
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