Las nuevas alianzas populares del Gobierno de Petro se cocinan en ollas comunitarias
El presidente ha buscado financiar estas cocinas cooperativas para luchar contra el hambre, pero varias voces alertan que ese dinero es vulnerable de terminar entre corruptos
Una nuez importante del proyecto de cambio del presidente Gustavo Petro son las llamadas ¡°alianzas p¨²blico-populares¡±, un fuerte apret¨®n de manos entre el Ejecutivo y organizaciones sociales en casi todos los barrios y veredas del pa¨ªs. Un ¡°mano a mano, un trabajo comunal, cooperativo¡±, lo describe el presidente.
Las nuevas alianzas se har¨ªan mayoritariamente a trav¨¦s de las m¨¢s de 60.000 organizaciones barriales o veredales llamadas Juntas de Acci¨®n Comunal (JAC), para hacer todo tipo de proyectos: mejorar la oferta educativa, la conectividad a internet, o las v¨ªas. O, tambi¨¦n, para combatir el hambre. Esto ¨²ltimo se har¨ªa de la mano de las ollas comunitarias: cocinas itinerantes que se organizan, por voluntad ciudadana, para alimentar y compartir en peque?as comunidades. Y este apret¨®n de manos con las ollas comunitarias es tambi¨¦n un laboratorio peque?o para ver las fortalezas y debilidades que tiene el gran proyecto de las alianzas p¨²blico-populares de Petro.
Las ambiciosas alianzas que sue?a el presidente deben aprobarse en el Plan Nacional de Desarrollo (PND), pero unas 150 ollas comunitarias del pa¨ªs ya reciben un presupuesto de la mano del Gobierno, por una circunstancia excepcional. Cuando el mandatario declar¨® la emergencia invernal, en noviembre del a?o pasado, le entreg¨® las facultades a la Unidad Nacional de Gesti¨®n de Riesgos y de Desastres (UNGRD) para que dirigiera unos recursos a las ollas comunitarias. No a cualquiera, sino a las que estaban dispuestas a combatir el hambre ofreciendo comida caliente a quienes sufr¨ªan los estragos de las lluvias.
As¨ª se prepar¨® la cocina p¨²blico-popular. A finales de diciembre, el Gobierno prometi¨® 117.000 millones de pesos para financiar unas 600 ollas, con el fin de alimentar a 60.000 damnificados. De acuerdo con la UNGRD, en tres meses ha girado 24.000 millones (un 20% del total), para financiar 150 ollas comunitarias. 16.000 personas se han visto beneficiadas. De acuerdo con un cuadro que envi¨® la Unidad a EL PA?S, m¨¢s de dos tercios de las ollas est¨¢n en el Caribe, en los departamentos de Bol¨ªvar (52 ollas, m¨¢s de $8.000 millones de pesos), Sucre (31 ollas, m¨¢s de $4.900 millones), Atl¨¢ntico (14 ollas, m¨¢s de $2.000 millones), C¨®rdoba (12 ollas, m¨¢s de $1.700 millones) y Magdalena (nueve ollas, m¨¢s de $1.400 millones).
El miedo es que ese dinero no llegue al est¨®mago de quien lo necesita. ¡°El elemento de las alianzas p¨²blico-populares es muy v¨¢lido, pero debemos hacerlo m¨¢s transparente¡±, dice Adriana Romero, quien fue hasta esta semana directora del Instituto Anticorrupci¨®n, una oeneg¨¦ que ha intentado hacerle seguimiento a esos recursos.
Pero, cuenta Romero, se encontraron con que falta la informaci¨®n de las ollas beneficiadas, el n¨²mero de recursos que han recibido y el tipo de veedur¨ªa para garantizar que cada una de ellas est¨¢ cumpliendo con lo que se comprometi¨®. El Instituto tuvo que interponer ante un juez una acci¨®n de tutela, dice Romero, para acceder a la informaci¨®n de la UNGRD (esperan publicar pronto un informe con todos los datos).
¡°Las ollas comunitarias son solo el comienzo de las alianzas p¨²blico-populares. Por eso, si no logramos que el proceso sea m¨¢s transparente, esto se puede poner peor¡±, asegura Romero. En las resoluciones entregadas a ellos por la UNGRD, explica, ven que la mayor¨ªa de estos recursos han sido girados a las JAC, cuyos miembros muchas veces no son los cocineros de las ollas. En cambio, con frecuencia las juntas han sido utilizadas por los pol¨ªticos para movilizar votos. Como en octubre hay elecciones locales, cualquier dinero que llegue ahora y en los pr¨®ximos meses a ellas es muy apetecido.
¡°No tengo evidencia de que este mecanismo lo est¨¦n usando los pol¨ªticos para beneficiar sus maquinarias, no me atrever¨ªa a afirmar eso, pero debemos hacerlo m¨¢s transparente¡±, insiste Romero. El presidente Petro es consciente del uso politiquero que han hecho los pol¨ªticos de las JAC: en un discurso el domingo pasado, en la asamblea nacional de las juntas, habl¨® de la manipulaci¨®n de ellas por los partidos Liberal y Conservador en el siglo XX. Pero, ante lo burocr¨¢tica y lenta que puede ser la contrataci¨®n del Estado, quiere algo m¨¢s efectivo para aliarse con las organizaciones de base.
¡°No deber¨ªa tratarse de hacer una dicotom¨ªa de inclusi¨®n entre econom¨ªas locales y la transparencia. Tenemos que mover la frontera en ambos sentidos y no sacrificar la transparencia por la inclusi¨®n¡±, dice Romero.
Hay una persona m¨¢s alarmada que Romero. Rudolf Solano es el director de la Red nacional de ollas comunitarias, que ha coordinado esas cocinas en los 32 departamentos, y que en las protestas del 2021 reun¨ªa unas 157 ollas. ¡°Preocupa qu¨¦ est¨¢ ocurriendo con el dinero. En unos territorios hay unas ollitas que deber¨ªan alimentar dos veces al d¨ªa, durante seis d¨ªas, y uno ve que est¨¢n saliendo solo dos o tres veces a la semana. ?Qu¨¦ est¨¢ pasando con esos recursos?¡±, dice Solano.
El dirigente no se atreve a acusar a nadie, pero la semana pasada envi¨®, por medio de sus redes sociales, una advertencia al Gobierno. ¡°La UNGRD ha apoyado organizaciones mal llamadas ollas comunitarias, que realmente han sido montadas de af¨¢n por politiqueros. Tenemos indicios preocupantes de grupos que est¨¢n recibiendo dinero del Estado, cocinan cualquier cosa de baj¨ªsima calidad y est¨¢n engordando el caudal electoral de pol¨ªticos sinverg¨¹enzas y ¡®l¨ªderes sociales¡¯ que tienen aspiraci¨®n a cargos p¨²blicos¡±, dice su denuncia p¨²blica. Esos politiqueros estar¨ªan recibiendo el dinero en las JAC, dice.
Romero cuenta que le ha advertido de esto directamente al director de la UNGRD, pero no ha sido escuchado. La suya era una voz muy entusiasta de esta alianza p¨²blico-popular, pero ahora suena decepcionada. ¡°Yo creo que Petro s¨ª est¨¢ interesado en ayudar a las ollitas, pero su problema son los mandos medios¡±, a?ade.
Una vocera de prensa en la UNGRD ha dicho a EL PA?S que hay actualmente 82 auditor¨ªas a las 150 ollas financiadas y que en estas supervisiones no se ha confirmado ninguna malversaci¨®n de recursos. ¡°No hemos tenido ning¨²n problema¡±, ha dicho. ¡°Es cierto que unos d¨ªas pararon unas ollas de funcionar, pero esto fue porque hubo un retraso en un segundo desembolso que las ollas esperaban¡±, aclar¨®. La veedur¨ªa ciudadana, asegur¨®, s¨ª ha funcionado.
Danna D¨¢vila tambi¨¦n est¨¢ preocupada por el manejo de los recursos, pero por otra raz¨®n. Ella es fundadora de Olla Rodante, una iniciativa que surgi¨® en la ciudad de Cali durante la pandemia y que en el estallido social se ali¨® con muchas otras ollas de la ciudad. A ella le molesta la forma como se distribuyen los recursos. ¡°Lo de las JAC es una piedra en el zapato¡±, dice. ¡°Porque muchas nunca han intervenido en nuestro proceso de ollas, muchas veces no hay la confianza para acercarse a ellas, mucho menos aliarse con ellas¡±, a?ade. Precisamente la desconfianza se debe a que los pol¨ªticos las han utilizado como herramienta.
D¨¢vila no ha recibido dinero del Gobierno. Ninguna olla en su ciudad, porque Cali no fue una de las zonas priorizadas en la emergencia invernal. Tampoco sabe de corrupci¨®n en las que s¨ª han recibido. Ha o¨ªdo de las alianzas y sabe que llegar¨¢n a Cali, pero espera que lo hagan en una versi¨®n ¡°mejorada¡±, sin una JAC de por medio. Por ahora le afecta que los vecinos de su barrio crean que est¨¢ recibiendo millones por la olla comunitaria. ¡°Nos cuesta m¨¢s recibir donaciones voluntarias: desde que lleg¨® el Gobierno del cambio, la gente cree que el hambre se acab¨® y que las ollitas son millonarias¡±, dice.
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