C¨²cuta se levanta para exigir la presencia del Gobierno de Gustavo Petro ante una oleada de homicidios
La reapertura de la frontera con Venezuela no produce todav¨ªa un alivio palpable para la principal ciudad sobre la l¨ªnea lim¨ªtrofe
La inseguridad y la violencia no dejan de desbordar a C¨²cuta, la principal ciudad colombiana sobre la frontera con Venezuela, a pesar de las expectativas que hab¨ªa despertado la reapertura de los cruces entre los dos pa¨ªses y la normalizaci¨®n de relaciones. La capital del convulso departamento de Norte de Santander ha registrado una oleada de una veintena de homicidios en la ¨²ltima semana, en su mayor¨ªa por ajustes de cuentas en una disputa entre grupos criminales que mantiene en alerta a la sociedad civil y los defensores de derechos humanos. Las autoridades locales reclaman una mayor presencia del Gobierno nacional de Gustavo Petro.
En lo que va de este a?o se han registrado 165 asesinatos en el departamento, de los cuales 128 ocurrieron en su capital ¨C35 de ellos en 30 d¨ªas¨C. ¡°C¨²cuta es muy vulnerable por nuestra condici¨®n de frontera, tenemos presencia en nuestro territorio de una poblaci¨®n pendular de m¨¢s de 68.000 personas diarias que pasan por la frontera y no contamos con la colaboraci¨®n de Venezuela¡±, se lament¨® el alcalde Jairo Y¨¢?ez este jueves tras un consejo de seguridad. ¡°La zona de frontera requiere de una mayor atenci¨®n del Gobierno¡±, reclam¨®. Desde el Concejo han pedido al presidente que decrete la emergencia social ante la situaci¨®n de orden p¨²blico.
La ciudad est¨¢ conmocionada por una crisis que se debe a una suma de factores. ¡°No hay estrategias, ni operatividad ni ayuda tecnol¨®gica para enfrentar el delito en medio de una creciente disputa de mafias¡±, se lamenta Estefan¨ªa Colmenares, la directora del peri¨®dico local La Opini¨®n. En un a?o de elecciones regionales, a las disputas por el microtr¨¢fico en varias comunas y las extorsiones en distintas zonas de la ciudad, se le suma que los homicidios quedan grabados en c¨¢maras y eso despierta el fervor de seguridad de los candidatos que buscan posicionarse. Los cucute?os eligen en octubre al sucesor del alcalde Y¨¢?ez en una carrera en la que todav¨ªa no despunta ning¨²n favorito.
Ning¨²n otro lugar de Colombia vive con tanta intensidad las relaciones con la Rep¨²blica Bolivariana de Venezuela, ni ha sufrido tanto las sucesivas crisis. La ¡°normalizaci¨®n gradual¡± ha sido uno de los principales focos de la nueva diplomacia colombiana. El tr¨¢nsito de carga por los puentes binacionales Sim¨®n Bol¨ªvar y Francisco de Paula Santander se restableci¨® desde septiembre, mientras el simb¨®lico puente de Tienditas, una moderna infraestructura rebautizada como Atanasio Girardot, comenz¨® este 2023 despejado para el paso de veh¨ªculos, como no lo hab¨ªa estado en a?os. Las autoridades venezolanas retiraron los contenedores atravesados por militares leales al chavismo en el momento m¨¢s ¨¢lgido de la peque?a guerra fr¨ªa que los dos pa¨ªses se proponen dejar atr¨¢s desde que Petro lleg¨® al poder, hace casi un a?o.
El alivio en C¨²cuta, al menos en el frente de la seguridad, todav¨ªa no se siente. Los m¨¢s de 2.200 kil¨®metros de l¨ªnea lim¨ªtrofe son porosos, repletos de rutas informales por donde hist¨®ricamente ha fluido todo tipo de contrabando. A pesar de la reapertura de los puentes, a¨²n se impone la frontera clandestina y el flujo por las trochas. El crimen no ha cedido a la legalidad. ¡°Es una din¨¢mica que se est¨¢ dando ante la ausencia del Estado colombiano y de un acuerdo claro en materia de seguridad entre las autoridades colombianas y venezolanas. Falta coordinaci¨®n¡±, apunta Ronal Rodr¨ªguez, investigador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario.
C¨²cuta lleva un buen tiempo como epicentro de episodios de violencia que preceden la llegada de Petro al poder. A mediados de 2021, un carro bomba explot¨® en una brigada del ej¨¦rcito, con decenas de heridos pero sin v¨ªctimas mortales, y tambi¨¦n fue en esos d¨ªas cuando el helic¨®ptero en el que viajaba el entonces presidente Iv¨¢n Duque recibi¨® una r¨¢faga de fusil. En diciembre de ese mismo a?o, otros estallidos de madrugada en el aeropuerto Camilo Daza provocaron la muerte de tres personas, dos polic¨ªas y el hombre que transportaba los explosivos.
Adem¨¢s de las turbulencias binacionales, Norte de Santander es uno de los lugares m¨¢s golpeados por el conflicto armado de m¨¢s de medio siglo que Colombia busca dejar atr¨¢s desde que firm¨® un acuerdo de paz con la extinta guerrilla de las FARC, a finales de 2016. En el departamento est¨¢ la regi¨®n del Catatumbo, con una de las mayores concentraciones de cultivos de hoja de coca en el pa¨ªs. Las disidencias de las FARC, el Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n Nacional ¨Cla ¨²ltima guerrilla en armas¨C o la pandilla conocida como el Tren de Aragua forman parte del desordenado archipi¨¦lago de grupos criminales que operan en la zona, se pelean las rentas ilegales y han sembrado la zozobra.
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